El bufete de la víctima de Alves: “Nuestra prioridad hoy es estar con ella, recurriremos”

Lo que la Audiencia de Barcelona sí creyó y condenó como agresión sexual no ha pasado la prueba del algodón del Tribunal Superior. El siguiente paso será el Supremo

EL juicio social puede retraumatizar a las víctimas de violencia sexual KiloyCuarto

Todo ocurrió a puerta cerrada, con lo que siempre han sido dos versiones contrapuestas: la de la víctima, una joven de 23 años que ha mantenido su anonimato durante todo este tiempo, y la del presunto agresor, el futbolista de 41 años Dani Alves, que concedió una primera entrevista cuando se sabía denunciado pero no imputado, y una más estando en prisión, meses antes de que se celebrase el juicio en el que resultó condenado. En total dio cuatro versiones distintas, y pasó de aseverar que no conocía en absoluto a la joven a reconocer que estuvieron juntos en el baño -sin que pasara nada- y finalmente plantear que ella se le “abalanzó” para practicarle una felación.

Las contradicciones del futbolista no jugaron a su favor en el proceso judicial, aunque él lo atribuyó al intento de evitarle el mal trago a su mujer, la modelo Joana Sanz, que aún escuchó una última y más o menos definitiva versión. A saber, que hubo penetración vaginal, pero que siempre fue con consentimiento. Algo que la joven ha negado desde el minuto uno, cuando poco después de las 4 de la madrugada del 31 de diciembre de 2022 abrió la puerta del cuarto de baño de la discoteca Sutton, en la que se produjeron los hechos denunciados, y allí mismo fue atendida por una patrulla de los Mossos d’Esquadra.

El “yo sí te creo” de la Audiencia de Barcelona

La sentencia contra Dani Alves la firmaron dos hombres y una mujer que lo condenaron a cuatro años y seis meses por agresión sexual. Un “yo sí te creo” que avalaron con rotundidad y asumiendo que algunas de las manifestaciones de la víctima entraban en lid con las pruebas practicadas.

Pero el tribunal entendió que la denunciante no tenía móvil espurio y que un paso como el que estaba dando “a priori le traería más problemas que ventajas”. En este sentido, la declaración de ella fue a puerta cerrada para garantizar la protección de su identidad. En ningún momento se cruzó con el acusado, al que en sentencia -no firme- le fijaron una orden de alejamiento e incomunicación con la víctima durante nueve años y seis meses, además de una indemnización de 150.000 euros. Luego llegaría la concesión de la puesta en libertad provisional del futbolista. El tic tac para que pudiere reingresar en prisión era este recurso, para muchos inesperado.

“”Nuestra prioridad hoy es estar con la víctima. Pero recurriremos””, es la concisa respuesta del bufete que representa a la que hasta hace unas horas era la víctima probada de Alves. Por ahora, declinan comentar la resolución. Pero su paso a dar, obviamente, pasa por recurrir ante un Supremo que deberá revisar las claves de la absolución firmada por tres mujeres y un hombre, sin voto particular. Los cuatro firmantes son unánimes al rebajar la fuerza del testimonio de la mujer. Lo creíble no tiene por qué ser fiable, argumentan. Con lo que la partida ahora mismo está en tablas. ¿De qué lado caerá finalmente la justicia?