México vive conmocionado. La muerte de Alejandra Rivas, de 35 años, y su hija María José de apenas un año ha dejado una profunda herida en la sociedad mexicana, ya golpeada por los alarmantes índices de feminicidios. En un país donde cada día son asesinadas diez mujeres y cientos de ellas son víctimas de violencia de género, el caso de esta madre y su hija de un año ha sacudido a la comunidad y ha puesto de nuevo sobre la mesa la crisis de seguridad y justicia a la que se enfrentan las mujeres mexicanas.
Alejandra Rivas y la pequeña María José desaparecieron el pasado 1 de noviembre tras salir de su casa en Tlajomulco, Jalisco. Su destino era Colima, donde planeaban encontrarse con el padre de la niña. Sin embargo, nunca llegaron. La angustia de sus familiares creció rápidamente cuando Alejandra dejó de responder a los mensajes. Sus seres queridos, preocupados, interpusieron una denuncia que dio inicio a la búsqueda.
El templo de San Antonio de Padua es una de las construcciones más representativas de Tlajomulco de Zúñiga | Wikipedia
La incertidumbre terminó una semana después cuando la Fiscalía de Colima confirmó el hallazgo del cuerpo de Alejandra Rivas en un terreno baldío en El Trapiche, municipio de Cuauhtémoc. Poco después, las autoridades también encontraron el cadáver de la niña, sepultando así la esperanza de la familia de reencontrarlas con vida.
Los detalles sobre la investigación se han mantenido en secreto, pero la Fiscalía de Colima informó en un comunicado que ya se ha identificado al presunto responsable, cuya ubicación también ha sido confirmada. Según medios locales, el principal sospechoso es el padre de la menor, quien supuestamente habría asesinado a madre e hija para ocultar la existencia de la niña a su otra familia.
El año pasado fueron asesinadas 3.000 mujeres en México
En el pequeño pueblo natal de Alejandra Rivas, familiares y amigos se reunieron ayer para darle el último adiós. Su madre, Cristina, entre lágrimas, clamó justicia para su hija y su nieta. Exigió que las autoridades castiguen al culpable con todo el peso de la ley. En declaraciones a la prensa local, Cristina expresó su dolor y su deseo de que el caso no quede impune, como ocurre con tantos feminicidios en el país.
La Fiscalía General del Estado, junto con la Fiscalía Especializada en la Investigación en Materia de Desaparición de Personas, desplegó varios operativos tras la denuncia de la familia. Gracias al uso de tecnología y la colaboración de expertos en inteligencia, la investigación permitió ubicar al presunto responsable a través de geolocalización, análisis de vídeos y entrevistas a personas cercanas a la víctima.
Sin embargo, la familia y los activistas temen que el caso enfrente los mismos obstáculos que han dificultado la justicia en otros feminicidios en México. La ineficiencia y falta de perspectiva de género en las fiscalías y tribunales mexicanos han permitido que muchos crímenes de odio y violencia contra la mujer queden sin castigo. Esto ha alimentado una sensación de impunidad.
Este año, se han investigado formantemente 624 feminicidios. Sin embargo, organizaciones especializadas aseguran que la cifra real podría duplicarse debido a problemas en el sistema judicial y la falta de sensibilidad de las autoridades. Tan solo en 2023, en México fueron asesinadas más de 3.000 mujeres. Solo el 24% fue investigado como feminicidio. La mayoría de los casos ni siquiera llegan a juicio. Y, cuando lo hacen, los procesos se dilatan durante años. Las familias se quedan sin respuesta durante este tiempo. Un círculo de impunidad que debe llegar a su fin.