El 98% de las mujeres experimentan acoso callejero y el 80% de manera mensual en España, según un estudio del Departamento de Psicología de la Universidad de Córdoba (UCO) en el que participaron 245 mujeres y que concluye que el acoso callejero a mujeres “es frecuente” y “aumenta la ansiedad y baja la autoestima” de quienes lo padecen.
El estudio, según ha informado la UCO en una nota, ha tomado como base el hecho de que “el acoso callejero es una de las violencias contra las mujeres reconocidas por la ONU desde 2013“, y que “este tipo de violencia implica una serie de conductas dirigidas a mujeres por parte de uno o varios hombres desconocidos sin intención comunicativa”.
Son conductas “con cariz sexual y con la intención de degradar a la mujer” y, “a pesar del adjetivo ‘callejero’, va más allá de las calles”, pues “parques, centros comerciales, cines o pasillos de la Universidad pueden ser otras ubicaciones”.
Ante la escasez de estudios sobre el tema en España y con el objetivo de conocer la prevalencia y frecuencia de estas conductas y su impacto en el bienestar psicológico de las mujeres, las investigadoras del Departamento de Psicología de la UCO, Ana Contreras Merino, Naima Farhane Medina y Rosario Castillo Mayén han llevado a cabo una radiografía de la problemática en el país unificando distintos tipos de acoso callejero, en lugares públicos o semipúblicos.
El estudio, que ha contado con la participación de 245 mujeres de entre 18 y 61 años, ha arrojado altas tasas de acoso callejero en el país, pues, “el 98% de las mujeres encuestadas había recibido algún tipo de acoso callejero a lo largo de su vida, el 80% lo había experimentado de manera mensual y el 25,7% de forma diaria”, según ha explicado la investigadora Naima Farhane.
En relación con el impacto que estas conductas pueden producir en la vida de las mujeres, la investigadora Ana Contreras ha señalado que, “a mayor frecuencia de experiencias de acoso, se observaron mayores niveles de ansiedad y de miedo a la violación. Además, la autoestima también se vio disminuida en relación con estas experiencias”.
Por su parte, la investigadora Rosario Castillo ha precisado que “en el estudio se preguntaba por la ansiedad de manera específica, situándolas en una situación de acoso para que indicasen el malestar que sintieron en relación con esa experiencia”.
El cambio de vida y rutinas de las mujeres para evitar el acoso también se muestra en el estudio, ya que las participantes comunicaron que llevaban a cabo restricciones en su movilidad y evitación de lugares cuando estaban solas.
De esta manera, “el acoso callejero se revela como un mecanismo de control que refuerza la subordinación de las mujeres. El hecho de que las mujeres utilicen estas estrategias evitativas restringe los espacios públicos a quien puede ocuparlos con cierta seguridad”, según ha añadido Farhane.
Así, la limitación de la libertad de movimiento de las mujeres debido al acoso callejero que refleja el estudio pone en evidencia la importancia de esta problemática, a pesar del apoyo legislativo que hay en el país. Como indican las investigadoras, hay una dicotomía entre lo que ocurre en las calles y los avances normativos, creando una especie de “burbuja de la igualdad”.
Por último, otra de las cuestiones que revela el estudio es que el sexismo se relaciona con menos reportes de experiencias de acoso. Demuestra, como ha analizado Contreras, que “mantener una ideología sexista puede hacerte no detectar o no recordar estas experiencias de acoso, que se normalizan y se entienden como parte de la relación normal entre mujeres y hombres”, y en el reverso, las mujeres feministas han identificado más este tipo de conductas.
Las investigadoras han señalado a la formación y a la lucha contra el sexismo como los caminos posibles para hacer frente a estas situaciones que, como demuestran, tienen un alto impacto en la vida y bienestar de las mujeres. En su línea de investigación, continuarán profundizando en el tema para conocer las posibles diferencias por edades y conocer cómo actúan y cómo viven las mujeres ante el acoso callejero.