“Me quedan ocho meses para putearte, se me da bien… No sabes con quién estás hablando”

Se juzga a un comisario de la Policía Nacional destinado en la Embajada de la India por abusos y acoso a una subordinada, subinspectora del cuerpo

“Me quedan ocho meses para putearte, se me da bien. Pero que flipas. O sea, no sabes con quién estás hablando. (…) Ten cuidado, ¿eh?, ¿eh? Cuidado que… a putearte. Te voy a hacer… Vas a pasarlo mal de verdad. Yo soy muy torcido, ¿eh? Mucho, muy torcido. Mucho, mucho, muy torcido”.

Es solo una parte de decenas de mensajes que un comisario de la Policía Nacional envió a su subordinada, subinspectora del mismo cuerpo, en la embajada española en Delhi (India) a la que ambos estaban destinados. La denunciante, de 35 años, adquirió su plaza como subinspectora en la embajada india el pasado julio de 2024 y asegura en su denuncia, a la que Artículo14 ha tenido acceso, que su jefe -y único compañero del cuerpo en la embajada- ha estado más de medio año acosándola laboralmente y sexualmente. Si no fuese poco, también intentó agredirla sexualmente en el apartamento en el que ella vivía.

Hablamos de un comisario que el pasado 7 de febrero, después de meses de acoso laboral y sexual, advirtió a la víctima a través de un audio: “A mí no me han procesado en mi puta vida nadie. ¿Sabes? Y hemos tenido enfrentamientos armados. Hemos tenido que secuestrado a gente para que nos diera una información. Hemos hecho barbaridades”. El investigado dejaba claro así a su subordinada que él tenía el control de la situación.

El comisario machista “impune”, imputado

Una impunidad, de la que él mismo alardeaba, que esta vez no le ha librado de los tribunales. El “impune” imputado. El titular del Juzgado Central de Instrucción que lleva la causa ha concluido ya que los delitos por los que se le acusa son perseguibles tanto en la India como en España y como medida cautelar ha prohibido al comisario comunicarse mediante cualquier vía con su subordinada.

Tan poco procesable debía creerse el comisario Emilio de la Calle (investigado) que, a la vez que menospreciaba y amenazaba a su compañera, vertía números comentarios machistas sobre el físico de su subordinada: “Tienes un tipazo, eh”. “Tienes unas piernas muy bonitas tú, eh, te lo digo en serio”. Estos piropos no pedidos, que los hacía en un entorno laboral y sin mantener ningún tipo de relación más que laboral con la víctima, también están grabados y presentados como prueba en los juzgados.

Amenazas e insultos continuados: “Te reviento, retrasada mental”

En esos mismos días, de la Calle amenazaba e insultaba a la subinspectora por, aparentemente, no compartir la forma de trabajar en la embajada o considerar el investigado que su subordinada no respondía a sus órdenes como él quería. Un ejemplo más de las amenazas: Te dejo, o sea, como un trozo de carne. Te reviento”.
En esta misma conversación el comisario parece arrepentirse… “O sea, no quiero”, pero añade: “Te he cuidado, pero no me vuelvas a tocar más los cojones. Porque no creo que seas imbécil. Y a veces me da la impresión de que lo eres. Porque si haces estas cosas después de las veces que te lo digo, es que eres retrasada mental. Si no, no lo entiendo. O sea, si yo te lo digo y tú sigues haciéndolo, sufres un retraso mental”.

Presunta agresión sexual

Más allá del acoso laboral y sexual continuado que ha denunciado sufrir la subinspectora (los insultos eran constantes: “Que te doy una hostia que te vuelvo loquita”), tiene pruebas, grabadas por una cámara de seguridad que instaló en el salón de su apartamento en Delhi, de una presunta agresión sexual que habría sufrido en un momento en el que ella, asegura, estaba enferma y casi inconsciente al haber sufrido un desmayo por la situación de estrés (por el acoso y las amenazas) a la que se venía enfrentando desde hacía meses.

Se detalla en la querella que, a pesar de haber tratado de impedir que su jefe subiese a su domicilio, él lo hizo. Su excusa habría sido que tenía la intención de “asegurarse” que “la dejaba” bien en casa tras su desmayo, y después de que la víctima se tumbase en el sofá “con los ojos cerrados, D. Emilio, rebasando todo límite, se acercó a (…) y, mientras le acariciaba la mejilla, le dio un beso en la comisura de los labios que ella no consintió”. Una vez más, no se casen de leerlo, hay pruebas.

Un tipo inquebrantable suspendido de todas sus funciones

Un teléfono móvil y una cámara de seguridad. Estos son los dos elementos con los que una subinspectora de la Policía Nacional ha contado para poner contra las cuerdas a su presunto agresor. Su jefe, un comisario de la Policía Nacional. No había nadie más en la oficina que compartían en Nueva Delhi.

Sin testigos – más que en una ocasión en la que en una cena en la embajada de Hungría el comisario presuntamente agarró del brazo violentamente, empujó y arrastró en público a la subinspectora y de la que un compañero de la embajada a dado fe en la querella presentada- difícilmente la víctima podría haber demostrado ante sus superiores lo que llevaba ocurriendo meses en ese minúsculo territorio español a 7.235 kilómetros de Madrid.

Un territorio que podría haber seguido sirviendo al comisario como pequeña guarida personal para cometer presuntos delitos de naturaleza laboral y sexual contra sus compañeras en un cargo jerárquico inferior al suyo. Porque total…él era un tipo inquebrantable, decía. “En la puta vida nadie me ha procesado” decía.

A la espera de juicio, su guarida personal cierra las puertas ante sus ojos. Por el momento, el comisario Emilio de la Calle ha sido suspendido de todas sus funciones: se le acusa de delitos de acoso, acoso laboral, un delito continuado de lesiones, amenazas, agresión sexual, un delito contra la intimidad y un delito de acoso sexual.