El país entero celebraba ayer la victoria de España en la Eurocopa. Las conversaciones en los bares, en los puestos de trabajo, en las redes sociales giraban en torno a los flamantes campeones y nada interrumpió el subidón colectivo. Ni siquiera este dato escalofriante: en tres días, seis hombres asesinaron a seis mujeres por violencia de género. Por eso las víctimas se despertaron “tristes y desanimadas”. Tienen la sensación de que “no le importan a nadie“. No consiguen entender cómo estos números, más parecidos a partes de guerra que a la violencia machista, no sublevan a la sociedad, cómo no existe una conciencia social que se alarme cuando en 17 días doce maltratadores han matado a 12 mujeres y dos niños. ¿Estamos normalizando estos asesinatos?
Todo el Estado volcado en el fútbol
La euforia nacional por la victoria en Europa en contraposición a cómo se sienten las víctimas y cómo consideran que debería reaccionar la sociedad era un tema recurrente ayer en las asociaciones. No consiguen entender cómo se puede celebrar nada en estas circunstancias, máxime cuando los responsables institucionales repiten una y otra vez que la violencia de género es una cuestión de Estado para este Gobierno. “¡Qué horror de país! Está todo el mundo con el fútbol, no puedo dejar de pensar en esas seis mujeres”, “si hubieran asesinado a futbolistas sería una hecatombe, entonces sí los políticos acudirían a sus funerales y pondrían escoltas al resto, las mujeres no importamos“, “nadie se acuerda porque hemos ganado al fútbol y eso es más importante que cualquier otra cosa. Ya no estamos de luto, ahora España es roja”, repetían. La final de la Eurocopa lo ha tapado todo y se sienten abandonadas y desprotegidas.
“Deberíamos parar el país, pero casi nadie está por la labor”, se lamenta Chelo Álvarez, presidenta de la asociación Alanna. “O el presidente del Gobierno da un golpe en la mesa y toda la administración se vuelca o esto no va a parar“, insiste. Álvarez cree que estamos ante un terrorismo machista y que los Comités de Crisis (las reuniones para analizar los posibles errores del sistema cuando se dan más de cinco casos en un mes) deben estar activados continuamente. “El domingo todo el Estado estaba volcado en el fútbol y hoy -por ayer- pasan desapercibidas las mujeres asesinadas“.
Una sociedad que responda
Álvarez pide que el Gobierno ofrezca rápidamente pautas eficientes porque las mujeres víctimas están en riesgo constante. Además, solicitan a la Fiscalía que endurezca sus propuestas a los jueces y penas más severas en general. “Las mujeres no denuncian por miedo, las que tienen hijas e hijos más porque temen perderlos. El sistema de detección sanitario falla una y otra vez y es una pieza clave deben denunciar de parte. Hacen falta más efectivos vigilantes y desde luego una sociedad que responda”, apunta la presidenta de Alanna.
Rosalía González, de la asociación Mami, se pasó el día de ayer luchando contra el desánimo de las víctimas. “Tenemos las mejores leyes de Europa en materia de violencia de género, somos un referente, pero el problema son los jueces y los fiscales. ¿De qué sirve denunciar y que te pongan una orden de alejamiento si pueden quebrantarla sin que pase nada y ellos se la pueden saltar y después suicidarse? No te protege. Que controlen a los maltratadores, que le pongan sistemas de seguimiento y si se saltan la orden, a la cárcel. Si además, cada vez se establecen menos órdenes de alejamiento, es difícil que se las den a ellas y a sus hijos. Las víctimas tienen una completa sensación de indefensión”, denuncia.
Que el negacionismo sea considerado delito de odio
Los discursos negacionistas de la violencia están calando en la sociedad. González se da cuenta porque es común en conversaciones informales que salga el tema de las denuncias falsas, algo a lo que ha ayudado la postura sobre este tema de partidos como el de Alvise o Vox, repetido por famosos youtubers a los que siguen millones de personas. Por eso González propone que se castiguen estos discursos como delitos de odio. “Están dándoles argumentos a los maltratadores, está cuajando ese mensaje, es muy peligroso y está costando vidas“, advierte.
Natalia Morlas de la asociación Somos Más se confiesa “horrorizada ante la magnitud, el cariz y sobre todo, el alcance que está tomando el terrorismo machista. Somos sistemáticamente ignoradas, ninguneadas ante nuestras peticiones de seguridad, protección y ayuda. Pedimos el cumplimiento íntegro de las condenas, que se aplique la prisión permanente revisable, más dureza en las sentencias. Estamos hartas de ser las olvidadas cuando se pasa el boom de la noticia, siempre que no haya otra noticia más importante que opaque nuestras muertes. Estamos hartas y estamos pidiendo justicia, no venganza”, señala.
Sánchez pide renovar el Pacto de Estado
Por su parte, Olga Caldera, presidenta de la asociación AMAR, opina “que cada vez que hay un asesinato machista todo el sistema falla. No hay protección, no hay salidas, no hay seguridad y es porque no hay consecuencias efectivas. Si hay errores y no hay castigos, los asesinos campan a sus anchas, porque saben que no hay consecuencias, no se están haciendo bien las cosas”.
Por la tarde y tras la confirmación por parte del Ministerio de Igualdad de cinco de los seis asesinatos como crímenes machistas el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, pedía la renovación del Pacto de Estado a través de su cuenta de Twitter: “Cinco mujeres asesinadas a manos de sus parejas o exparejas en los últimos días. Un goteo insoportable al que tenemos que poner freno, todos y todas, como sociedad. Y tenemos que hacerlo ya. Hago, de nuevo, un llamamiento a todas las fuerzas políticas para renovar el Pacto de Estado contra la Violencia de Género“.