Sin protocolo anti-acoso

Cuando un hombre se masturba a tu lado en un avión y no pasa nada

A Claudia la acosaron en un vuelo de larga distancia y ni la aerolínea ni la Policía le dieron importancia o solución alguna porque no está tipificado como delito

Claudia (nombre ficticio) subió al avión tranquila. No era el primer viaje transatlántico que realizaba esta joven de 31 años y había reservado un asiento en ventana porque para ella “es más fácil dormir”. Despegó de San José (Costa Rica) el lunes 2 de septiembre en el vuelo de Iberia Ib6314 con destino Madrid. A su lado, en el pasillo, se sentó un hombre de unos sesenta años. No recuerda qué hablaron, pero sí se saludaron cuando él se acomodó en su plaza y ella bajó el reposabrazos que permite marcar cierta distancia con el viajero de al lado. En un momento dado, Claudia le preguntó algo sobres los cascos que estaban repartiendo y se dio cuenta de que no hablaba español, contestaba en francés.

Sirvieron la cena y todo transcurría con normalidad. Cuando la tripulación recogió las bandejas, se procedió a apagar las luces de la aeronave para facilitar el descanso de los viajeros y ella hizo lo propio. Mientras trasteaba y buscaba dormir un rato se percató de que el hombre se desabrochaba el pantalón debajo de la manta y pensó que era producto de la copiosa cena. Sin embargo, a los pocos segundos comenzó a realizar movimientos constantes, sospechó de qué se trataba, se asustó, pero tenía claro que debía confirmar lo que sentía y miró una vez más al hombre en cuestión: efectivamente, se estaba masturbando.

Claudia se quedó paralizada y en shock. Estaba atrapada en el asiento, él bloqueaba la salida y no se le ocurrió otra cosa que intentar salir de ahí. Pensó en gritar y montar un escándalo, pero no sabía cómo él iba a reaccionar, pasó miedo. Nerviosa y temerosa le pidió que le permitiese el paso con la excusa de ir al baño y él, con los pantalones bajados y la manta encima, se levantó dejando a la vista sus glúteos y la dejó salir.

Claudia agarró su cartera y salió escopetada hasta que se encontró con un tripulante de cabina a quien explicó lo que acababa de suceder. Para sus sorpresa, la historia no sobresaltó al empleado de Iberia, que le insinuó que tendría que volver a su asiento porque, “el avión estaba lleno”. Ella no contemplaba esa situación: “Le dije que iría el resto del viaje de pie si era necesario, no pensaba volver a sentarme a su lado”, cuenta. A partir de aquí, otro miembro de la tripulación se encargó de la situación y buscó la manera de que otro viajero, hombre, se sentase al lado del acosador. Claudia se sintió al principio muy agradecida por este gesto, pero a medida que pasaban los minutos y fue asumiendo lo que acababa de ocurrir, sintió que no fue suficiente la actitud de la tripulación porque no le dieron importancia al acoso que acababa de sufrir.

 

Se sintió cuestionada

Consiguió que la cambiasen de sitio, pero seguía sin tener todas sus pertenencias y la tripulación la invitó a acercarse a recogerlas o a esperar a que se desalojase el vuelo al llegar a destino para hacerse con ellas, no obstante, no quería cruzarse con su acosador y también rehusó esta solución, en un principio. Por eso, los responsables de la aerolínea optaron por recolectar sus cosas, pero Claudia tuvo que volver a acercarse a su acosador y al asiento para indicar qué maleta era la suya.

Claudia se sintió cuestionada. La tripulación le preguntó si lo había grabado o si alguien más lo había visto, recordemos que se habían apagado las luces del avión y que la mayor parte del pasaje dormía o veía películas en la pantalla. Se sintió sola e incomprendida. Eso sí, le explicaron que podía formular una queja, por los cauces normales, ya en tierra.

No es delito, sino una infracción leve de acoso

Tras apenas dormir en un vuelo de diez horas, llegó a Madrid donde puso una denuncia en la comisaría de Chamberí al día siguiente. La actitud de los policías le sorprendió aún más que la de la tripulación. Esperaba otro tipo de respuesta, pero los agentes le explicaron que que un hombre se masturbe en un lugar público, aunque sea a escasos centímetros, en un lugar cerrado, no era delito. Tan solo lo es si lo hacen delante de un menor de edad. Le aconsejaron que no denunciara porque lo iban a archivar, sin embargo algo en Claudia clamaba justicia y decidió formular la denuncia de todos modos, no podía creer que no estuviese tipificada la violencia que sufrió. “Me molestó muchísimo cuando me dijeron que si tenía más de 18 no podían hacer nada, muchísimo”, cuenta.

Masturbarse en lugares públicos no es delito. Rosa Gil López, presidenta de la Asociación de Mujeres Juristas Themis, explica que “es una conducta que no está penada, es un exhibicionismo”. Una infracción leve de acoso que hace unos años, en 2021, movilizó a casi 50.000 personas que firmaron en la plataforma change.org para que se tipificase. Con el lema “masturbarse en espacios públicos es acoso sexual, pero ¿por qué no es un delito?”, esta iniciativa, dirigida al Ministerio de Igualdad, a pesar de ser un éxito, no materializó ninguna reforma concreta.

Iberia no cuenta con un protocolo

Por su parte, fuentes de Iberia aseguran que les consta la queja y aparece lo sucedido en el informe del sobrecargo de ese vuelo, pero en ese registro la tripulación apuntó también que el hombre acusado de acoso parecía tener párkinson. Acerca de por qué entonces se bajó los pantalones, no tienen respuesta. Además, la aerolínea confirma que carece de protocolos anti acoso en sus vuelos y que proceden de la misma manera, cambiar de asiento a los afectados, tanto si se trata de un problema de embriaguez del viajero o la denuncia de una masturbación. Al fin y al cabo, aseguran, “no pueden demostrar quién dice la verdad”.

A Claudia la actitud de la compañía le ha dolido. Tanto la “excusa” del párkinson como la respuesta a su queja formal. No se ha sentido atendida, ni escuchada y le da la sensación de que no la han tomado en serio y se la han quitado de encima con unas líneas. No quiere que se conozca su identidad, pero confía en que contando su historia puede ayudar a la siguiente mujer que tenga que pasar por esa situación y  remover conciencias.