Un hombre espera a su expareja dentro de un coche en la puerta de su casa. Lleva consigo un cuchillo con una hoja de 14 centímetros, una catana y unos prismáticos. Tiene muy claro lo que va a hacer, matar a la mujer que le ha dejado. Se lo repetirá a un testigo minutos más tarde: “He venido a matarla”. Habla de Fátima (nombre ficticio) con quien ha tenido una relación de seis años y a la que quiere sorprender cuando salga de su portal para irse a trabajar. Lo hace, y le asesta once puñaladas, una de ellas dirigida al cuello, la víctima la consigue esquivar con la mano. Salva su vida por la rauda intervención de testigos y agentes de la Guardia Civil.
Sin embargo, la Sala Primera de la Audiencia Provincial de Valencia considera que no estamos ante una tentativa de asesinato, sino de homicidio. No observa alevosía ni enseñamiento. La razón: Fátima no huyó nada más verle, a pesar de que el ataque fue sorpresivo.
Así lo establece la sentencia que explica que “uno de los testigos afirma ver a agresor y agredida de pie, uno enfrente de otro, él con el arma en las manos y al instante se abalanza sobre ella y en el suelo empieza a acuchillarla. Sin duda la misma pudo al menos haber intentado escapar de su agresor al que vio perfectamente salir del coche con el arma en la mano… ella con la intención de hacerle una fotografía en las inmediaciones de su vivienda, baja y se coloca enfrente del coche del acusado, viendo a éste en su interior. Este la ve y se agacha dentro del coche, seguramente para coger el arma con la que posteriormente la agredió, sale del coche y se dirige colocándose frente a ella, la cual no huye, momento en el que se abalanza sobre ella el acusado, la sujeta a horcajadas contra el suelo, donde le asesta varias cuchilladas“.
“No le cortó los dedos y luego una pierna”
Tampoco cree la Sala que las once puñaladas reúnan los requisitos de enseñamiento ya que no estaban destinados a aumentar el dolor o sufrimiento de la víctima: “no estamos ante el supuesto de que empezara a cortarle dedos, posteriormente un brazo y siguiera con los pies y las piernas, …, para hacerla sufrir…. no quería ensañarse con su víctima, solamente conseguir el objetivo de matarla”.
La Audiencia Provincial absuelve también al acusado de un delito de amenazas, a pesar de que la cumplió y otro de acoso. Es más, señala a las acusaciones de querer enturbiar el procedimiento. “Porque si de algo se puede estar seguro tras la celebración del juicio oral es de la actitud de las partes acusadoras que tratan de generar una especie de neblina y de desconcierto en el tribunal que acercara la decisión de los mismos a sus pretensiones, circunstancia que afortunadamente no se ha producido, porque como vulgarmente se dice, “más sabe el diablo por viejo que por diablo” estando esta sala, especialista en violencia de género acostumbrada a este tipo de actuaciones procesales, que lo que tratan es de enturbiar la claridad de lo realmente sucedido. Y procede por supuesto la absolución, porque aparte de que no se reúnen los requisitos que establecen jurisprudencia y doctrina para la posibilidad del delito de acoso o Stalking, así como el delito de amenazas y el delito contra la integridad moral”.
El Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana declaró nula la primera sentencia sobre este hecho porque la Sala no tuvo en cuenta los informes de las profesionales que sí apreciaban que la conducta del maltratador y los efectos en Fátima podría encuadrarse dentro del acoso. La Audiencia considera que “puede ser todo lo compatible que quieran con el acoso, pero desde luego también puede ser compatible con cualquier otra circunstancia que haya podido ser vivida o imaginada por una determinada persona…. que estamos hablando de personas mayores de edad”.
“El miedo es libre” y ella “pudo empezar otra relación”
Para la Audiencia “esta situación de angustia, de temor, de limitación, en su libertad de obrar es legítima, pero inconsistente”. Además apunta que Fátima “pudo empezar otra relación sentimental” antes del ataque y asegura que “sabemos que el miedo es absolutamente libre y que cada uno coge la porción del mismo que su mente le sugiere, que quiere, pero eso no quiere decir que ese miedo sea acorde a lo que haya padecido en realidad”.
Los tiras y aflojas tras una ruptura son normales
Enmarca el supuesto acoso y las amenazas tras la ruptura como un “comportamiento inadecuado con exigencias impropias de pretender imponer siempre su voluntad por encima de aquella y de la exigencia de determinados plazos para la consecución o la realización de determinadas cosas y que evidentemente se quedan en eso, en unas meras manifestaciones que también vienen empañadas por la situación de crisis de pareja, que originó la ruptura de la relación y la convivencia de pareja, lo que ya es evidente que crea un clima muy extraño muy enrarecido en cualquier pareja cuando ambos ven que la situación está empeorando y que la ruptura se percibe en un futuro próximo y que se ve como muy personal con valoraciones normalmente distintas entre hombre y mujer, ambas partes de la pareja, hasta que se llegue a la misma, a la ruptura definitiva, pues es normal que se produzcan tiras y aflojas, discusiones, frases y expresiones que se salen de lo normal, con cierto carácter injurioso o vejatorio, pero que en este caso no pueden ser imputadas de una forma clara y determinada”.
“Lucharé por vosotros hasta las últimas consecuencias“
La sentencia también incluye la carta que el condenado envió una semana después de su ingreso en prisión tras la tentativa de homicidio en 2021 a los hijos de Fátima, que no suyos, y donde realiza una amenaza:
“Entiendo vuestro apoyo a mamá pero no entiendo que seáis partícipes en de …mentiras y engaños ¿Qué no recordáis los momentos que estábamos juntos?, ¿no recordáis lo bien que lo pasábamos? Sois
mayores y sabéis comprender que la relación entre mamá y yo puede ser mejor aunque mamá por inexplicables razones lo ha querido así, porque si no será el infierno en nuestras vidas. Pero la relación mía y vuestra es distinta y quiero saber si en algún momento queréis que siga o no. Si no queréis que siga mi vida está perdida, os quiero desde lo más profundo de su corazón y lucharé por vosotros hasta las últimas consecuencias“.