¿Cómo aprende un niño a ser hombre? ¿Qué factores influyen en la forma en que construye su identidad masculina? Jamie Miller, el protagonista de la serie Adolescencia, es un crío de trece años con cara angelical que ha asumido la mirada androcéntrica del mundo en el que ha crecido. Pero ¿cómo ha absorbido patrones y pensamientos tan tóxicos siendo tan joven? José Antonio García Serrano, es psicólogo sanitario y conoce a los adolescentes. Imparte cursos, pisa colegios e institutos y es experto en menores de edad, masculinidades y violencia. Con su ayuda vamos a intentar explicar cómo la sociedad educa a los niños para convertirlos en esa idea colectiva que existe de lo que significa ser hombre.
Fotograma de la serie ‘Adolescencia’
“Hay una frase que utilizo en mis formaciones de Simone Beauvoir, que dice ‘no se nace mujer, sino que se llega a serlo’ y yo siempre digo: ‘Y el hombre también’. Ser hombre o mujer no es algo biológico, tiene relación, indudablemente, pero es algo social y aprendido. De hecho, el mundo en el que nacemos, el contexto y la cultura van cambiando, no es lo mismo ser un hombre ahora que hace 50 años y no es lo mismo ser un hombre en España que en Tokio“, apunta.
“Aprendemos a ser hombres incluso antes de nacer”
García Serrano mantiene que “aprendemos a ser hombres y mujeres incluso desde antes de nacer. Tu padre, tu madre, tu familia tienen una expectativa sobre ti, sobre quién vas a ser tú en el mundo y después, aprendemos por imitación, por cómo la sociedad se relaciona con nosotros”.
Pone un ejemplo: “Incluso el tono de voz que utilizamos para relacionarnos con los niños y las niñas es distinto. A ellos nos dirigimos con una entonación, digamos, más normal y con las niñas, a veces, el tono tiene un enfoque tierno, las queremos tratar con ternura. Esa forma en la que hablamos a las chicas las encasilla en relaciones que tienen que estar basadas en el afecto, el cuidado, en el estar pendiente del otro y a los chicos, no. A ellos se les educa en el dinamismo, en la idea de que son fuertes, inteligentes y cuántas más novias mejor. En cambio, ellas tienen que tener un novio y cuidarlo, porque si tienen muchos novios… cuidado”.
Miguel Bosé, Jorge Javier Vázquez y Juan y Medio
El experto explica que aprendemos a vivir en sociedad a través de la socialización, que es el proceso que pasamos todas las personas y por el que aprendemos a vivir en sociedad de acuerdo a sus reglas. “Aquí podemos entender que un hombre gay puede ser un hombre y tener éxito. Miguel Bosé, Jorge Javier Vázquez también, pero entre comillas porque tiene pluma. En Marruecos eso es inconcebible, no se entiende”.
Juan y Medio, en el estreno de ‘Lo de Évole’. (Atresmedia)
“O Juan y Medio que en esta sociedad es un hombre, un referente en el imaginario colectivo, pero no es padre. En España el concepto de paternidad no está tan ligado a la hombría, pero en los países asiáticos donde la estirpe, la descendencia es crucial no sería un ejemplo masculino. Por tanto, aprendemos a ser hombre en base a la socialización”, señala.
Tipos de socialización, el TRIC
“Dónde aprendemos a relacionarnos con el mundo, en un primer momento, es con nuestra familia, es lo que llamamos la socialización primaria. Este agente socializador nos va a acompañar, o debiera acompañar, de por vida. El segundo agente socializador es la escuela, que es un grupo de iguales, y por último, se debe de hablar de una socialización terciaria, el TRIC, (tecnología de relación y información y comunicación), las redes sociales. En definitiva, aprendemos a ser hombres a través de la familia, la escuela y el TRIC. Todos ellos envían mensajes de cómo deben comportarse chicos y chicas en el mundo”.
El psicólogo asegura que socializamos y educamos a los menores de edad de manera diferente. A los niños los educamos en la masculinidad y a las niñas en la feminidad. Se sabe que en torno a los 6 ó 7 años aprendemos lo que es el género y entendemos qué cosas son de chico y qué cosas son de chica. “Ahí empezamos a encontrar a niños que rechazan todo lo femenino porque se identifican como chico: el color rosa, los cariños, los afectos”.
Para el experto es importante que se entienda que “esto ocurre aunque te digan ‘no, es que en mi casa educamos en la igualdad y se trabaja ese aspecto’. Vale, pero como esto es una suma de factores entre la primaria, la secundaria y la terciaria, que trabajes conceptos en casa protege, pero no es la única fuente. Por eso es muy importante cuando hablamos de educación de la masculinidad o de la feminidad o en valores, establecer unos cimientos fuertes para tener una mayor protección a la contaminación”.
Cómo educamos diferente
“Cuando hablamos de masculinidad, y en la serie lo vemos muy claro, los chicos tienen tres mandatos principales. En primer lugar, no puede ser un niño, tiene que ser un hombre. No puedes ser una mujer, una nenaza, tienes que ser un hombre y no puedes ser gay, tienes que ser un hombre. “‘¡Eh! Que yo no soy gay, que yo no’, le dice Jamie a la psicóloga ante unas preguntas un tanto ambiguas. Muchas veces los niños no quieren ser gay, pero no saben ni siquiera qué significa la palabra. Aprendemos que es un insulto antes de saber y entender qué es ser homosexual”, explica.
Los niños no se comportan igual con las mujeres que con los hombres
¿Qué vemos en Jamie? Que normaliza la violencia, le resta importancia. Cuando le dicen,’¿ tú has mandado esa foto? -de una compañera-. Él responde: ‘Lo hacen todos, es normal’. “No empatiza con la víctima, repite conductas de agresividad. En el encuentro con la psicóloga hay un momento en el que se pone a gritar, y la terapeuta, aún siendo adulta, está asustada porque está viendo reflejado en un niño todo ese sistema patriarcal, ve a un hombre”.
Fotograma de una escena de la miniserie británica ‘Adolescencia’
Se muestra no solo cómo se refleja en el protagonista esa idea de masculinidad, sino el impacto en la sociedad. “Cuando el padre va a un supermercado y un hombre le muestra su apoyo y le dice algo así como ‘yo defiendo a su hijo y creo que lo que ha hecho no es tan grave’. Claro, es que a nivel social pasan estas cosas y la gente tiende a posicionarse”, insiste.
García Serrano señala otro momento de la serie dónde se puede ver cómo Jamie se comporta distinto dependiendo de quién se dirige a él. “La psicóloga le dice: ‘Siéntate’, pero él no obedece hasta que un viene un hombre adulto y le pide que se siente. Se observa de modo muy concreto cómo la masculinidad se regula con otro hombre, porque no ve a la mujer como igual y, por lo tanto, no le va a hacer caso”.
Los colegios y las familias no tiene herramientas
Otro de los aspectos interesantes para el experto es cómo en la serie se expone que tanto las familias como el colegio y la sociedad en general no tienen herramientas para hacer frente a la situación que se ha creado. “Esa profesora que va guiando al policía, perdida, incluso diría que un poco disociada es un buen ejemplo. Si el colegio y la familia se limpian las manos, lo que nos encontramos son chavales y chavalas perdidos y desconectados de la sociedad. Hemos comentado que son sus agentes socializadores principales -familia y escuela- y se están desconectando de los niños y las niñas. Por tanto, ¿quién educa? El terciario, las redes sociales sin filtro, y ahí ¿qué tenemos? Porno, violencia, ideas misóginas como la de los incels, youtubers“, plantea.
“Los niños aprenden que las mujeres están subordinadas al hombre, que valen menos y que pueden hacer lo que quieran sin su consentimiento, como cuando Jamie habla que le tocó las tetas a una niña y la psicóloga le pregunta: ¿a ella le gustó? y él contesta: ‘No sé si le gustó´. El placer femenino no es importante para él, que su compañera disfrute, por ejemplo. Pueden enviar fotos sin consentimiento, la violencia sexual está permitida y además, si no hacen lo que yo quiero, ¿qué hago? Tengo el derecho a matarla, a asesinarla”.
Aprovecharse de las mujeres vulnerables
“O por qué invita a Katie a salir, aunque no le gustaba, porque estaba en una situación vulnerable, él mismo lo confiesa. Dibuja ese inicio de las relaciones con las chicas ‘porque la veo débil y aprovecho la oportunidad’, que podría derivar en la veo borracha, voy a aprovechar mi oportunidad, está dormida, voy a aprovechar”, alerta el experto.
Por eso García Serrano asegura que “Jamie no es un psicópata, no es sociópata, es un hijo sano del patriarcado que en la serie, eso sí que lo recoge muy bien, ha bebido, aprendido y reproducido perfectamente lo que la sociedad dice que debe de ser un chico. No llora, no duda, no expresa, solo explota y lanza una la silla”.
“Los padres no son conscientes de que no educan igual a sus hijas que a sus hijos”
Hay una frase al final que ilustra esas diferencias educativas, a juicio de García Serrano, y es cuando los padres se preguntan cómo educaron a la hermana de Jamie para que ella sea una chica maravillosa, atenta y cariñosa: ‘¿Cómo lo hicimos con ella?‘, se preguntan. Y responden: ‘Pues como lo hicimos con él’. Creen que ofrecer la misma educación no tiene los mismos resultados, porque lo cierto es que esos padres no tienen conciencia de haberlos educado de forma distinta, pero sí lo han hecho. Tratamos de forma diferente a los niños y a las niñas, es lo que hemos aprendido y tenemos que ser conscientes de que reproducimos esos patrones”, concluye.