“Yo no creo que vaya a terminar muerta. No le veo capaz de eso. Le veo capaz de manipular hasta que nosotras mismas nos podamos suicidar, pero de matarme, no“. Estas son las palabras que Irene le mandó a María Martín en un audio recogido por Artículo14. Desgraciadamente, la tarde del 18 de julio, Irene, una mujer de 46 años, fue asesinada en la caravana en la que residía en Motril. Un mes después, siguen las investigaciones y aun se desconoce quién fue el asesino. Sin embargo, muchas personas lo tienen claro. Irene sufría malos tratos por parte de su pareja, un hombre llamado Luis.
En el juicio, ya celebrado, el hombre aceptó una condena de 50 días de trabajo en beneficio de la comunidad por un delito de “maltrato habitual”. También ocho meses de orden de alejamiento y prohibición de comunicación con la víctima, ya fallecida.
Este maltrato habitual que Irene sufría pudo ser demostrado por la Asociación La Volaera, que adjuntó whatsapps y audios de Irene en los que le explicaba los episodios de violencia que vivía a la presidenta de la asociación, María Martín. Hoy, aun se le resquebraja la voz cuando habla de Irene. Antes de perder la vida, “le mandé un whatsapp y le dije que esperaba que su hija no tuviera que verla en los telediarios“.
María Martín, que es víctima, está formada en violencia de género y trabaja con muchas mujeres que han sufrido violencia machista en su día a día, tenía claro que Luis la acabaría matando. Pero Irene le decía que él no era capaz de eso. Apunto estuvieron de denunciarlo varias veces, pero Irene “siempre se echaba para atrás“. En el audio antes mencionado, Irene explicaba que “no entra en mi cabeza, ni en mi corazón, ni en mi alma denunciarle”.
“La justicia se ríe encima de su tumba”
“Ha sido un desastre brutal”, explica Martín. La pena impuesta a Luis, para la presidenta de La Volaera, es insuficiente. Cree que “la justicia se ha reído encima de la tumba” de Irene. Porque los audios y mensajes existen y María Martín los tiene y los ha aportado a la Policía Nacional cuando se enteró de lo que ocurrió.
El cuerpo de Irene tenía signos de violencia. Concretamente, presentaba “contusiones y signos de una muerte violenta“, según el delegado del Gobierno en Andalucía, Pedro Fernández. Pero Luis tenía coartada, motivo por el que solo se le juzgó por el delito de maltrato habitual. Sin embargo, Martín cree que alguien “le proporcionó” esa coartada por amigos y compañeros que tenía en ciertos terrenos en los que se movía. En principio, aunque el asesinato sigue en investigación y todas las líneas siguen “abiertas”, el Ministerio de Igualdad no lo investiga como un crimen por violencia de género dada la coartada de Luis.
Desde aquí, Martín denuncia que ya ha pasado un mes y que aun no conocen “el informe de la autopsia“. Irene, que llegó a Granada escapando de una relación de violencia en Madrid, dio con otra en Motril que le consiguió el alquiler de la caravana. A través de ella, Luis seguía imponiendo su violencia: “Había muchas noches que le cortaba la luz y ella tenía que llamar a la Policía para que se la volvieran a poner”.
Irene, ya figuraba en el Sistema Viogén por su antigua relación. Los policías de Motril conocían su situación y sabían que Luis le cortaba la luz asiduamente. También hablaba con personas de los servicios sociales que nunca se dieron cuenta de su condición como víctima de violencia de género. Para Martín, “todos fallaron”. “No hay profesionales con formación en violencia machista. Ni los jueces, ni la trabajadora social, ni los policías”, alerta la presidenta de la asociación.