Caso Baúl

Las víctimas de la red de prostitución de menores en Murcia piden la entrada en prisión de los acusados: “Que se pudran”

"Te pido perdón porque eres víctima del sistema", le contaba en la vista la jueza a una de las víctimas que aseguraba no estar conforme con la pena a los que fueron sus proxenetas y violadores cuando sólo era una niña

Almudena (nombre ficticio para preservar su identidad) ayer estaba “rayada”, decía, con su ropa. Eran las ocho y media de la mañana. Nos subimos al coche. “Sara, ¿estoy bien? ¿Seguro?”, me insiste. “¿Y si me juzgan por llevar este vestido?”, sigue. Estaba nerviosa. Como para no. Es una de las víctimas de la red de prostitución de menores de Murcia y apenas faltan unos minutos para sentarse frente a uno de los magistrados que lleva el caso. La Audiencia citaba a las 11 víctimas de esta red de prostitución para hacerlas conocer la sentencia contra los 13 acusados de haberlas prostituido cuando, algunas de ellas, cumplían 14 años.

Almudena ahora tiene 24 años, apunto de cumplir 25. Hace 10 años fue engañada, drogada y violada por hombres de entre 30 y 82 años. Estos pedían específicamente a las cabecillas de la trama, Ruth Karina D.T, Nelly Paola .P. y Yesenia Mercedes B.C, chicas menores de edad… y una de estas chicas, fue ella, Almudena.

Las víctimas y la magistrada

Las hoy ya jóvenes podían acudir presencialmente o, en su defecto, telemáticamente a la vista celebrada. Almudena ha sido la única en asistir a los juzgados físicamente. “Quiero poder explicar a los jueces lo que, en su momento, ya expliqué. Quizá ahora, que soy aún más consciente de todo lo que esos malnacidos me hicieron, les haga entrar en razón”. Subimos las escaleras. Hasta las puertas del juzgado también le acompañaba un colega abogado de su familia. “¿Has visto, Sara? ¡Qué viene a darme unos consejillos! Que yo es que estoy muy nerviosa”, Almudena no podía dejar de hablar. “Mi madre no ha podido venir, tiene que cuidar a mi peque”. Es madre de una niña de 2 años y medio.

“Con el permiso de su señoría, el dinero de nada me sirve. ¿Quién me devuelve a mi estos años?”

A las 9:30 horas arrancaba la sesión. Varias de las víctimas se conectaban por videollamada. Son vistas privadas, así que tan solo se conectaron para comprobar que tenían señal, y su llamada quedó en espera. Llegó el turno de Almudena.

La magistrada le informa de cada una de las penas contra sus abusadores, así como de la cuantía económica que deberá recibir por parte de los acusados. “Con el permiso de su señoría, el dinero de nada me sirve. ¿Quién me devuelve a mi estos años?”, pregunta a la magistrada. “Nadie, Almudena, y te pido perdón”, responde.

Víctimas del sistema

“Con el permiso de su señoría, que se pudran en la cárcel es lo que quiero”, explicaba Almudena. Le echó valor. “Que se pudran en la cárcel”. La magistrada le miró con cariño. “Entonces Almudena, ¿entiendo que no estás conforme con la pena? Qué preferirías, ¿qué cumpliesen condena en prisión o, en su defecto, en la calle pero realizando una serie de cursos en educación sexual?”. Almudena insistía: “Quiero que entren en prisión, por supuesto”.

“Te pido perdón también porque eres víctima del sistema”, la jueza presente se tomó su tiempo en explicarle a la joven el motivo de la demora en el no-juicio de la mayor trama de prostitución de menores en la Región murciana y Almudena, asintió. Vista cerrada. Es el turno de Carmen (nombre ficticio).

Almudena confesará más tarde que, como a otras víctimas y como a tantas otras personas en las calles de toda España, no le sirve la explicación con la que la magistrada cerraba su vista.

La periodista Sara Rincón acompaña a una de las víctimas a su salida del juzgado

Algunas de las víctimas buscan apoyo entre sí

Al salir de los juzgados, Almudena escribe a Carmen: “¿Cómo ha ido?”. Carmen responde: “A prisión, le he dicho”. Almudena sonríe aliviada. Espera que el resto de víctimas pidan lo mismo.

Almudena y Carmen siguen siendo amigas. Diez años más tarde se apoyan la una a la otra. Cuando tenían 14 y 15 años respectivamente vivían en el mismo pueblo. Son “amigas de toda la vida”. Y las dos fueron víctimas de la red de prostitución de Kharina y el resto de proxenetas. Una niña a la que las madames de la red captaron para ofrecer trabajo a otras niñas en las aulas de diferentes colegios, las engañó. Nos lo cuenta Almudena y así se detalla en el sumario de la ’Operación Baúl’ (nombre que se dio a esta investigación): “XXXX le comentó a Kharina que había dos niñas (la declarante y XXXX) que a lo mejor podían hacer algún servicio porque era dinero fácil y rápido, así que XXXX también le dio los teléfonos móviles de la declarante y de XXXX a Karina.”

Recreación de diferentes conversaciones que un cliente tenía con la ‘mami’ que gestionaba a las chicas menores con fines de explotación sexual

Acompañar como sinónimo de violar

Fue entonces cuando comenzó este infierno para ellas. Kharina ofreció a ambas niñas “acompañar a señores mayores” por 50 euros. Lo que Almudena y Carmen entendieron como “acompañar” es lo que usted, yo y cualquier persona, entiende como acompañar: estar o ir en compañía de otra u otras personas. “Una niña de 15 años no entiende que esa forma de decir compañía era lo mismo que decir que íbamos a ser forzadas por un hombre de avanzada edad, Sara”, denuncia Almudena. Más tarde, descubrirían que se trataba de uno de los mayores empresarios de Murcia: ‘El Petrolero’, Juan Castejón Ardid.

“Tengo ansiedad, no quiero salir de mi casa. Ni como, ni duermo. Todo esto lo hago por mi niña, Sara. Por ella y por las que vienen detrás”

“Carmen y yo no hemos dejado de ser amigas. Perdimos contacto en su momento, por vergüenza, imagino. Pero luego, conseguimos retomar la amistad. Hubo un tiempo en el que nos culpamos la una a la otra, pero eso ya quedó atrás”, sigue. “Carmen sigue en tratamiento psicológico. Yo también”. Un dato del que también han informado a la magistrada a cargo del caso en la vista celebrada este pasado 2 de octubre.

Almudena hoy cuenta abiertamente que fue agredida sexualmente y que, desde entonces, su vida no es la misma. Asegura que estuvieron “sometidas” y que sus agresores las amenazaron al asegurarlas que “matarían a sus familias”. “Tengo ansiedad, no quiero salir de mi casa. Ni como, ni duermo. Todo esto lo hago por mi niña, Sara. Por ella y por las que vienen detrás”, confiesa. “¿Crees que esto servirá de algo, Sara?” Nos despedimos.

A la espera del trámite de ejecución de condena que se celebrará la semana que viene (por el que puede que alguno de los 13 implicados ingrese finalmente en prisión), queda confiar en esa justicia que la propia misma magistrada presente en la vista con las víctimas ha criticado y por la que ha pedido perdón a la propia Almudena. La misma justicia que ya falló una vez a 11 niñas captadas y violadas por un puñado de hombres que hoy siguen en la calle.