No ha habido gritos, interrupciones ni estereotipos machistas. La declaración de Jenni Hermoso representa la otra cara de la moneda de la justicia. Si hace unas semanas la actitud del juez Adolfo Carretero soliviantó a buena parte de la sociedad, llegando incluso a colapsar la web del Consejo General del Poder Judicial tras recibir más de 14.000 quejas, la declaración de la campeona del mundo ha sido todo lo contrario. El magistrado José Manuel Clemente Fernández-Prieto ha realizado su labor con calma, educación y aceptando únicamente preguntas pertinentes.
“Le ha dejado su espacio”
Isaac Guijarro, abogado especialista en violencias machistas del despacho Olympe Abogados, considera que el juez “sabía que iba a ser un caso mediático, como lo está siendo el de Elisa Mouliaá, y en aras de evitar ese rechazo social unánime, creo que ha sido mucho más precavido de lo que suele ser habitual”. En su opinión, “la declaración ha estado muy bien porque el juez ha dejado a Jenni Hermoso declarar libremente. Cuando la ha tenido que cortar para preguntar sobre alguna cuestión relacionada con lo que estaba diciendo o para precisar cuándo había ocurrido un determinado suceso, lo ha hecho con total respeto, incluso pidiendo disculpas y luego diciéndole: ‘continúe, continúe’. Ha tenido una actitud muy calmada, utilizando expresiones aceptables y un tono relajado y educado. Le ha dejado su espacio, que es algo muy importante”.
No permitía preguntas irrelevantes a la causa
Fernández Prieto ha interrumpido a todas las partes cuando consideraba que las cuestiones planteadas no tenían interés. Guijarro explica que “es una prerrogativa y es algo que el juez debe hacer a la hora de dirigir la declaración. Cuando hay preguntas fundamentadas en estereotipos, que intentan criminalizar a la víctima o que no tienen nada que ver con la agresión y buscan deslegitimar su palabra, el juez tiene la obligación y el deber de cortarlas, porque lo único que pretenden esas preguntas es enfangar la narrativa. Ha garantizado la protección de Jenni Hermoso y que las preguntas se ciñeran a la agresión sexual y a las coacciones, ya que otro tipo de interrogatorios solo busca que la víctima se sienta violentada, se bloquee, se ponga a la defensiva y, en definitiva, desequilibrarla emocionalmente”.
El importante papel de la fiscal
Guijarro también alaba la actuación de la teniente fiscal, Marta Durántez: “No ha utilizado un enfoque generalizado, haciendo las mismas preguntas que se harían en cualquier proceso, sino que se nota que ha trabajado el procedimiento. Ninguna de las preguntas que ha hecho estaba basada en clichés. Ha tenido en cuenta la perspectiva de género y la conciencia de que las víctimas no responden igual ante un mismo suceso traumático. Además, ha señalado que Rubiales era su jefe y ejercía poder sobre ella”.
El abogado de Olympe pone un ejemplo: “Me ha parecido muy interesante que, cuando le mostró el meme en el que comparaban el beso no consentido con el de Sara Carbonero e Iker Casillas, la fiscal lo planteó con el conocimiento de que, aunque Jenni se hubiese reído, eso no eliminaba la agresión como tal”.
Preguntas adecuadas en el fondo y en la forma
Para Guijarro, “las preguntas fueron muy adecuadas para explicar que cómo ella actuó después de la agresión no tiene relación con el hecho de que esta se haya producido o no. Son cosas distintas. Cuando se preguntó sobre activar el protocolo desde la Federación, incluso si sabía de su existencia, o sobre cómo se sintió ella con la persecución social y mediática por parte de los medios, la Fiscalía hizo preguntas muy acertadas, tanto en el fondo como en la forma. En general, fueron extraordinarias”.