Entrar en el mundo del ‘sugardating’ es mucho más sencillo de lo que a simple vista uno podría esperar. Si alguien lo menciona en una conversación o lo ve escrito en la cabecera de un periódico, el receptor probablemente se imaginará escenas kafkianas de hombres mayores acompañados de atractivas jóvenes a las que agasajan con flores, bolsos, perfumes, tacones y vestidos. Pero entrar —lo que es entrar— en el mundo del ‘sugardating’ es mucho más fácil que todo eso: solo necesitas dinero y conexión a Internet.
En Artículo 14 hemos hecho la prueba. Hemos accedido a tres de las páginas web de ‘sugardating’ mejor posicionadas en Google y nos hemos registrado en ellas. Nos ha sorprendido la facilidad con la que en dos de las tres nos han permitido acceder solo poniendo una dirección de correo electrónico y una imagen. No han necesitado corroborar ningún dato y ya estábamos dentro. En otra de ellas, a priori, parece más complejo porque solicita datos extra: fotografías en vivo, revisiones de dichas fotografías, DNI, datos muy personales… Sin embargo, esa barrera se puede franquear con suma facilidad si cuentas con uno de los elementos esenciales del ‘sugardating’: el dinero.
El dinero es la base en las webs de ‘sugardating’
De hecho, durante el registro en una de las webs, hemos podido responder a un cuestionario y nos ha llamado poderosamente la atención que pregunten sobre los euros anuales que ganas. Las cifras son disparatadas, con un mínimo de «menos de 100.000 euros» a «más de 1.000.000 de euros». También te da la opción de responder «prefiero reservármelo» o «suficiente», pero están en último lugar y no ofrecen una información que resulta esencial en lo que a todas luces es una ventana de acceso a mujeres a la carta y un vehículo que pone a los hombres en contacto con ellas.
Captura de una encuesta en una de las webs de ‘sugardating’ que hemos consultado (Artículo 14)
Porque sí, las tres webs de ‘sugardating’ que hemos analizado tienen un elemento en común: son un catálogo de mujeres a la carta. En una de ellas, directamente hay un buscador que filtra por edad, color de ojos, etnia, cabello, si es fumadora o no y un amplio abanico de detalles que permite al hombre cercar a su presa, seleccionar a la ‘sugar baby’ que más se ajuste a sus intereses, sus deseos, sus inquietudes y sus necesidades. Es reducir a las mujeres a un conjunto de elementos arquetípicos que encajen dentro de un molde masculino y puedan satisfacerlo. Nada más.
Sistema de membresía y precios
Otro de los elementos en común de estas páginas web —y que ya hemos dejado caer de manera velada en los párrafos anteriores— es que sirven como enlace entre hombres que desean ser ‘sugar daddy’ de mujeres y mujeres que pretenden convertirse en ‘sugar baby’ de esos hombres. Sin embargo, esto tiene un coste. El modo de organizarlo se basa en un sistema de membresías. El usuario que desea ponerse en contacto con la mujer o las mujeres que le han llamado la atención dentro de la plataforma solo podrá hacerlo si es miembro, VIP o Premium. Es decir, previo paso por caja.
Así son las membresías en una web de sugardating (Artículo 14)
En una de las webs, encontramos pagos mensuales desde 49,95 euros hasta un único pago anual de 369,95 euros. Otra de ellas ofrece 34,99 euros al mes por doce meses o 69,99 euros al mes. También te da la opción de coger una membresía exclusiva por 499,00 euros al mes que te permite crear eventos dentro de la comunidad, destaca tu perfil y te otorga créditos ilimitados para poder interactuar con las mujeres que te interesan. Vamos, que cuanto más pagas, más recursos tienes y más aumentan tus posibilidades dentro de la plataforma. Es todo cuestión de dinero.
Estas páginas web quieren que el hombre se sienta “como en casa”
El último de los elementos en común entre las webs analizadas tiene que ver con su interfaz. Los diseños cambian: algunos son más exclusivos y elegantes, y otros más castizos y prácticos. Sin embargo, los tres modelos que hemos consultado muestran una extraña y sorprendente coctelera de influencias que van desde las páginas de pornografía más famosas y consumidas del mundo hasta Tinder, la aplicación más usada en la actualidad para obtener parejas. En resumidas cuentas, todo te suena. Tal vez el mundo del ‘sugardating’ te era ajeno, pero las empresas online harán todo lo posible para que te sientas de todo menos rechazado dentro de ellas.
Hablamos de filas infinitas de cuatro imágenes por cada una de ellas con nombre, edad y lugar de procedencia. Nos encontramos mujeres de dieciocho, veinte, veinticinco y treinta años, de Sevilla, Zaragoza, Valencia, Madrid, Barcelona y Bilbao. Rubias, morenas, pelirrojas. Altas, delgadas, bajitas, gruesas. Fotografías de caras, de cuerpos, en la playa, en un probador, en el baño de una discoteca. No hay un patrón para presentar el objeto que el hombre desea adquirir, pero el hombre sí puede ajustar esa aleatoriedad con los filtros del buscador que hemos mencionado antes. Está todo preparado para ellos, si han pagado el precio de la membresía.
Porque no, si quieres hablar con mujeres, si quieres notificarles tu existencia o mandarles un beso digital —sí, se puede hacer eso—, tienes que pagar. De hecho, durante el rato que nosotros hemos estado buceando en las tripas de estas páginas web, hemos recibido un mensaje privado de una mujer que, o estaba interesada en lo que nosotros podíamos ofrecerle, o simplemente quería darnos la bienvenida a la comunidad. Sea como sea, no hemos podido descifrar su mensaje: estaba pixelado y no se podía leer porque no éramos miembros VIP de la web, y solo se pueden leer los mensajes que te mandan si estás abonado a la plataforma.
Nadie dice nada sobre los peligros del ‘sugardating’
Si uno acude a Internet y busca qué es el ‘sugardating’ descubrirá que es un tipo de relación en la que una persona, conocida como ‘sugar baby’ (generalmente, más joven), recibe apoyo financiero o regalos de una persona más adinerada, conocida como ‘sugar daddy’. A cambio, el ‘sugar baby’ ofrece compañía y puede involucrar otros aspectos de la relación según los acuerdos establecidos entre ambas partes. Lo que no explica la definición del término son todos los riesgos que conllevan prácticas de esta índole, asociados en algunos casos a la prostitución, la esclavitud sexual de mujeres inocentes o a la violencia sexual de hombres contra mujeres.
Estas webs tampoco lo explican. En una de ellas hay un blog que llega a publicar un artículo con el titular «¡Aquí te explicamos por qué deberías estar saliendo con un hombre mayor!» y durante miles de palabras que solo pretenden acumular código para ganar posicionamiento SEO te hablan de madurez emocional, desarrollo personal, elegancia, sofisticación, estabilidad económica y romanticismo. Todo ello, vestido con el manto de que también se habla de los límites del ‘sugardating’ y de las red flags de este tipo de prácticas tan cuestionables en el mundo moderno que siguen fomentando las relaciones retrógradas entre los hombres y las mujeres.
