Así es el nuevo filtro viral de TikTok que puede provocar Trastornos de la Conducta Alimentaria en las adolescentes

Este último reto viral consiste en subir una foto y a través de un filtro generado con inteligencia artificial transforma el cuerpo de la joven

“Desde muy pequeña he tenido una relación difícil con la comida. Todo empezó cuando tenía 8 años. Al principio era un refugio de una situación que no supe gestionar. Sentía culpa por la separación de mis padres. Creía que no merecía cosas buenas. Lo que hacía era privarme de comer como castigo”. Es el relato de Miriam Mota. Hoy tiene 29 años y hace 5 que está recuperada de anorexia. También es voluntaria en la Fundación FITA.

Miriam se recuperó hace 5 años de anorexia

La adolescencia es una etapa crucial en el desarrollo de una persona. Está tremendamente marcada por los cambios sociales, físicos y emocionales. Si además le añadimos el impacto de las redes sociales desde hace aproximadamente 15 años… se convierte en un cóctel molotov.

@didemdev

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Cada día hay nuevos trends que se expanden a la velocidad de la luz y fomentan los estereotipos de género. Sobre todo, entre las chicas. Este último reto viral consiste en subir una foto y a través de un filtro generado con inteligencia artificial transforma el cuerpo de la joven. Más alta, más delgada, con una cintura estrecha, piernas más largas, más pecho, puede, incluso, cambiar el color del pelo o de los ojos. Pero, lo peor de todo es el mensaje que utilizan para esconder lo que es una auténtica barbaridad: “Quería probar como me vería flaca para motivarme”.

@rennyfernandez

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Desde luego que la motivación a ser una persona insegura, a no aceptar su cuerpo y a odiarse por cómo es físicamente o por no encajar en lo que esa inteligencia artificial ha calificado como belleza, está servida con filtros como este.

9 de cada 10 son mujeres

En España hay alrededor de 400.000 personas que padecen un TCA. 9 de cada 10 son mujeres. Así lo afirma el Dr. José María Fábregas, psiquiatra especialista en adicciones del centro CITA: “La presión social sobre el cuerpo de la mujer es mucho más alta. El ideal que se ha creado es muy difícil de conseguir y se quieren parecer a esos cánones impuestos de belleza”.

Esto es muy grave. Tan grave que hay cirujanos plásticos que han tenido que derivar pacientes a clínicas como esta. “Nos envían pacientes porque llegan con una foto en el teléfono y le dicen al cirujano: ‘Quiero ser esta’. Y ‘esta’ es ella misma modificada con filtros con los que ha estado sosteniendo su imagen. Cuando ya no pueden aguantarlo más, buscan una intervención que modifique su fisonomía para poder ser como ha enseñado que es”.

@fabihola_cc

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Las redes sociales se han convertido en la carta de presentación entre los jóvenes. En el escaparate perfecto para venderse. “La diferencia entre lo que eres y lo que enseñas se llama frustración”, añade el Dr. Fábregas. Es precisamente ahí, en esa frustración, donde se empieza a ver la punta del iceberg en un TCA.

Miriam ha reducido mucho el uso de las redes sociales. Admite que, como paciente recuperada, todavía es duro ver vídeos como estos. “He pensado en mi yo de hace 7 años, las redes sociales tienen un doble filo. Si lo está viendo una persona en recuperación de un trastorno de conducta alimentaria está favoreciendo que su recuperación no se pueda dar. O si lo está viendo una adolescente que está empezando a saber lo que es la aceptación corporal, quizás está en un momento inseguro de sí misma y esto puede hacer que no se acepte tal y como es”.

“Qué guapa estás”, “eres mi inspiración”

Si además hablamos de los comentarios sobre el cuerpo de las mujeres, no solo en estos vídeos, hay algo que se repite cuando adelgazan. “Qué guapa estás”, “vaya cambio”, “no pareces tú”, “eres mi inspiración”. Frases como estas animaron a Miriam a seguir perdiendo peso durante su adolescencia: “Eso hizo que dejara de sentir culpa por no comer. De hecho, no comer me daba fuerza para ser vista, para ser aceptada y tener un lugar en la sociedad que me hiciera sentir bien”.

Con el tiempo a Miriam le salió un quiste en el cuello que, sin saberlo, se convertiría en su salvación. Fue al médico y le hicieron una analítica, allí sus padres descubrieron que Miriam padecía un TCA y fue derivada a un centro especializado en trastornos de la conducta alimentaria en Tarragona. Permaneció allí desde 2016 hasta 2020.

La recuperación “es un proceso de aceptación dramático”. Los pacientes que ingresan en estos centros se enfrentan a situaciones muy duras para poder avanzar. “Hay gente que les obligan a comer y si después no estás lo suficiente con esa persona… puede que vomite o haga ejercicio físico desproporcionado para compensar esta ingesta. La intervención es muy intensa y alargada en el tiempo”, explica el Dr. Fábregas.

Acompañar y apoyar sin juzgar

La mayoría entran por la presión del entorno familiar o bien porque su salud está al límite. La buena noticia es que el índice de curación de los TCA es muy alto. Miriam es una esas pacientes recuperadas que, hoy, con su bebé en los brazos alza la voz y cuenta su historia para que otras jóvenes y sus familiares puedan ver la luz al final del túnel como hizo ella.

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