“Es muy sencillo echar por tierra el testimonio de una víctima”. Noemí Álvarez Boyero, psicóloga experta en trauma, tiene claro que es “muy difícil” que haya testigos de una agresión sexual y, al final, se termina poniendo el foco en la víctima. La contradicción entre lo que la joven que denunció a Alves -su amiga y su prima- sintieron en la pista de baile y las imágenes de la discoteca Sutton es una de las claves por las que se duda de su palabra. “Es lo mismo que vimos con el caso Errejón. ¿Dónde estamos poniendo la lupa? No conocemos con certeza qué pasó, pero cuando hablamos de credibilidad en qué nos fijamos, es un tema importante porque seguimos esperando que, por ejemplo, cuando una mujer se siente incómoda, se comporte como una víctima perfecta“.

EL juicio social puede retraumatizar a las víctimas de violencia sexual
“He participado en juicios en los que, efectivamente, los jueces cuestionaban a la víctima: ‘Pero estás sonriendo’. Ya. En primer lugar, hay muchas formas de sonreír y luego uno puede estar expresando una emoción y sintiendo otra, sabemos que las personas somos capaces de hacer eso. Se sabe que en un momento en el que me estoy sintiendo coaccionada puede que no quiera mostrar mi emoción a quien está ejerciendo esa presión porque no tengo esa libertad“, apunta.
El concepto del tiempo se suspende
Álvarez Boyero explica que considerar que no es fiable el testimonio por inconsistencias es algo que preocupa a los profesionales que se dedican al trauma. “Ante una situación dramática la mente no registra los datos con una fiabilidad perfecta. ¿Por qué? Pues porque la mente está bloqueada. En un momento de shock no te quedas con determinados detalles, ni con las secuencias temporales, el tiempo, por ejemplo, es un concepto que se suspende, sabemos que cuando existe una inundación importante de estrés es difícil que la mente pueda registrar todo bien”.
Para la experta lo más preocupante de la sentencia es “qué le vamos a decir a las víctimas que lean la noticia, porque pueden pensar ‘qué difícil es mi palabra contra la de otra persona’ y si además, es un hombre con cierta relevancia social y las posibilidades de un jugador de fútbol pueden pensar que no va a haber forma de que lo puedan demostrar. Seguimos viviendo en un mundo en el que este tipo de agresiones están infradenunciadas. Se te quitan las ganas, esta sentencia puede disuadir a las mujeres a la hora de denunciar porque ahora el relato tiene que ser perfecto y sin la más mínima fisura”.
“Me pueden pasar cosas malas y estoy indefensa frente a ellas”
En cuanto a las consecuencias para la víctima de Alves, Álvarez Boyero asegura que “se trata de una situación muy dura porque lo que se encuentra después de vivir un proceso muy desagradable es que no la creen, estaríamos ante una retraumatización terrible para ella. Cuando te agreden, si realmente se puede hacer justicia contigo, eso tiene un efecto sanador, te ayuda a procesar todo lo que ha ocurrido. Dentro de que nadie te va a quitar tu dolor o el proceso por el que vas a tener que pasar, pero por lo menos aparece esa sensación de protección. Me preocupa mucho que las víctimas consigan recuperar la confianza, es muy difícil”, insiste.

No existe un comportamiento determinado para las víctimas de violencia
“Vivimos en la falacia de que estamos en un mundo justo y seguro, e incluso aunque la realidad sea otra, necesitas creer que vives en un entorno seguro para poder salir a la calle, pero cuando vives una agresión, toda esta sensación de confianza se viene abajo, se tambalea. Después, las víctimas se tienen que volver a exponer a esas situaciones cotidianas. Si encima paso por un proceso como este, es como si se reforzara la idea de que no solo me pueden pasar cosas malas, sino que estoy indefensa frente a ellas. Ha ocurrido algo terrible y no va a tener consecuencias”, concluye.