Ana Karitia Suárez está aprendiendo a vivir el exilio. Asegura que no ha sido sencillo abandonar su país de un día para otro con una maleta y dejar atrás a su marido, familia, amistades, despacho, hogar, fundación. Toda una vida. Esta abogada defensora de los derechos humanos, lleva más de dos décadas especializada en violencia machista y defendiendo a víctimas y a sus hijos e hijas. A finales del año pasado, tuvo que salir a toda prisa de México, casi con lo puesto, por las, cada vez más serias, amenazas de muerte.

Denunció a su primo hermano por abusar de sus hijos
Todo comenzó cuando Suárez denunció a su primo hermano, Guillermo Sesma, por abusar sexualmente de sus hijos. No fue algo sencillo porque se criaron juntos como hermanos. Con él y con el hermano de Guillermo, Jesús Sesma. Cuando le contó a Jesús que había hablado con los hijos de su hermano y le hizo saber lo que lo niños narraban, él le contestó, según cuenta, “que todas las mujeres que denuncian están locas”.
Se da la circunstancia de que Jesús Sesma es diputado del Partido Verde Ecologista, formación que, hace unos meses, le dio la mayoría en el Congreso al partido político titular de la presidencia. Al poco tiempo, nombran a Jesús Sesma presidente de la Junta de Coordinación Política. Un puesto desde donde se eligen y renuevan diputados y se tejen alianzas dentro de la Cámara de Diputados. Un puesto desde el cual, cuenta Suárez, “él se ha dedicado a hacer favores”.
Campaña de descrédito
Ana Karitia narra cómo, en ese momento, se pone un marcha un plan para acabar con su reputación. Para ello reúnen a los abogados defensores de los exmaridos o exparejas de las mujeres que ha defendido Suárez para que firmaran una denuncia colectiva por una supuesta trama de extorsión.
“El afán era desacreditar mi nombre y crearme una carpeta con toda la fuerza política con Jesús Sesma, mejor amigo del actual Secretario de Seguridad pública federal, Omar García Harfuch, cuenta.

Los denunciantes se aliaron con el colectivo “No más presos inocentes”, una organización que, cuenta Suárez, tiene dentro de sus filas a hombres acusados por feminicidios, pedofilia, violencia física y violencia de género, con cierto peso en México.
Carteles con su cara y cada vez más amenazas
Organizaron manifestaciones muy violentas y empapelaron la Ciudad Judicial en Ciudad de México con la cara de Ana Karitia y algunas de sus defendidas en las que se podía leer, “extorsiona a hombres”. Aquí ubica Suárez la fabricación de carpetas en las que se le acusaba de fraudes procesales, falsedad en declaración, entre otros delitos.
La bola empezó a crecer. Se crearon bots y perfiles falsos desde donde se ejercía violencia digital contra Suárez, hasta que un día detuvieron a una clienta a la que estaba defendiendo y la metieron en la cárcel. Un cambio en la titularidad de la Fiscalía paró ese intento de amedrentar y pusieron a la mujer en libertad. Pero la campaña de desprestigio no cesó y comenzó a ocupar espacio en los medios de comunicación que también controlan sus enemigos.
Corrupción en el Ministerio Público
Suárez denuncia la corrupción de algunas instancias de la judicatura: “El tema de la violencia vicaria la vemos muy reflejada en estos sectores de alto posicionamiento económico porque tienen la posibilidad de manipular diligencias, operativos, titulares de diferentes instancias públicas protectoras de las infancias. Eso fue lo que hicieron y, evidentemente, pues la infección más grave del país se encuentra en los operadores de base de las fiscalías. Los Ministerios Públicos integran a los peritos forenses y todo está viciado desde el principio”, denuncia.
El 85 por ciento de su trabajo es gratuito
“En 23 años jamás alguien se había siquiera atrevido a señalarme porque es muy sabido que mi trabajo, el 85 por ciento lo hago pro bono, no cobro. Soy una ciudadana civil, no tengo ningún cargo, hago lo que puedo con la sociedad, desde mi trinchera”, señala.
Desde hace 8 años, Ana Karitia es beneficiaria del mecanismo de protección para los defensores de derechos humanos y periodistas en la Federación. El Estado mexicano le proporciona seguridad las 24 horas al día para que goce de la libertad necesaria para desarrollar su labor como defensora de derechos humanos.

Dos atentados hace más de una década
“Tuve dos atentados en un caso que representé hace 12 años. Evidentemente si no estuviera acreditado mi trabajo como defensora de mujeres hace tantos y tantos años, ninguna de estas instituciones me hubiera abrazado de esta manera. Eso es imposible de negar”, apunta.
Ahora, Ana Karitia se está intentando acostumbrar a España, sin perder de vista todo lo que ocurre en su país, y a la espera de que esta campaña de desprestigio cese y pueda retomar su vida y seguir luchando contra las violencias machistas.