A la espera del Comité de Crisis tras las revelaciones de los fallos en Buñol

El ministerio no ha convocado todavía el gabinete que analiza cada caso cuando hay más de cinco crímenes machistas en un mes. El asesino de Buñol escribió mensajes vejatorios en el cuerpo de la víctima

El Ayuntamiento de Buñol (Valencia) convocó un minuto de silencio para condenar el asesinato de Juliana efe

Lo repiten sin cesar. La violencia de género es un problema que nos atañe a todos como sociedad y hay que implicarse. El ministerio de Igualdad hizo, incluso, hace unas semanas una campaña publicitaria de concienciación para que el entorno de las víctimas se involucre y denuncie. Sin embargo, de poco le sirvió a Juliana que su madre y su psicóloga acudieran a la comisaría de Alzira a poner en conocimiento de los agentes que creían que su vida corría peligro, que su pareja, Raúl, era violento y la maltrataba. También lo había hecho ella. Juliana explicó a los policías que su pareja era muy celoso, que le había puesto un cuchillo en el cuello, que consumía cocaína, y que la golpeaba con frecuencia hasta hacerle calvas en la cabeza de los tirones de pelo.

Su asesino era un maltratador reincidente

La periodista Teresa Domínguez contó en exclusiva en el diario Levante MV que Juliana abandonó la comisaría como víctima de riesgo alto de especial relevancia en el sistema VioGén, no obstante, los agentes no consideraron necesario enviarla al médico forense para que quedase constancia de sus lesiones. No era la primera mujer que denunciaba a Raúl por violencia de género. Su expareja también lo hizo y llegó a tener una orden de alejamiento. Era reincidente, era peligroso.

Dos agentes trabajan en el domicilio de Juliana, la víctima de Buñol que había denunciado a su pareja.

A pesar de todo esto e incomprensiblemente, cuando la denuncia llegó al juzgado de instrucción número 6 de Alzira, sin competencias en violencia de género, tanto el fiscal como el juez, no creyeron necesario dictar ninguna orden de protección sobre Juliana.  El Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana salió al paso de esta decisión alegando las razones que llevaron a tomar esa decisión: no había parte de lesiones (nunca la enviaron al médico forense), no constaba la detención policial de Raúl, (pero sí era un maltratador reincidente), y Juliana había declarado que se iría a vivir con su madre. Una víctima de riesgo alto de especial relevancia abandonó el juzgado sin orden de protección alguna. No consta si la pidió o no, pero es irrelevante porque la Fiscalía puede actuar de oficio.

Llamó a su expareja y le dijo que había matado a Juliana

Como suele ser habitual en estas relaciones de violencia, Juliana volvió con él y, al poco tiempo, ya estaban conviviendo. Cada cierto tiempo, un agente se ponía en contacto con ella para saber cómo iba todo y ella, al parecer, no verbalizó que las cosas fueran mal.

El pasado 12 de julio, Raúl asesinó a golpes y a puñaladas a Juliana en Buñol (Valencia). No se quedó saciado con esa aberración, decidió agarrar un rotulador fluorescente y escribir comentarios vejatorios y nombres masculinos por todo su cuerpo. Eran las once de la noche. A la una de la mañana abandonó el domicilio y, seis horas después, llamó a su expareja, la que le había denunciado por malos tratos, y le comunicó que había matado a Juliana. Ella llamó a Emergencias. Los agentes se dirigieron al lugar mientras a él todavía le dio tiempo a protagonizar una huida durante 40 kilómetros hasta que se estampó y mandó al hospital a un agente que le perseguía, con un latigazo cervical.

 

El Ayuntamiento de Buñol (Valencia) convocó un minuto de silencio tras el asesinato de Juliana Denise, el pasado 12 de julio.

Salou, Madrid y Las Pedroñeras

Los errores evidentes en este caso se suman al de Gertruida, a la que llamaban Trudy, una mujer de 76 años que fue asesinada este fin de semana en Salou (Tarragona) y que también había pedido ayuda. Denunció a su marido, de 86 años, por una agresión, pero se echó atrás porque estaba enfermo. De nuevo, el sistema puede actuar de oficio y se puede aplicar el Protocolo Cero. Un procedimiento con el cual es indiferente que la víctima denuncie o retire la acusación, los agentes realizan todas las gestiones como si tuviesen su testimonio. Además, otro de los asesinos de este sábado, el que acabó con la vida de Sara Abigail en Madrid, también era reincidente y figuraba en el sistema VioGén como maltratador por una denuncia de una pareja anterior.

Sin fecha para el Comité de Crisis

Todavía con los errores de Las Pedroñeras en la retina, el pasado 28 de junio, el marido de Amal al que había denunciado por malos tratos y por numerosos quebrantamientos de condena, la asesinó a ella y a sus dos hijos en su domicilio de esta localidad, todavía no hay fecha para el Comité de Crisis que organiza el Ministerio de Igualdad cuando hay más de cinco asesinatos en un mes. El pasado fin de semana hubo cinco en 48 horas. A pesar de ello, no existe día y hora para este gabinete y fuentes del Ministerio aseguran que se facilitará la fecha cuando se fije en agenda.

En esta reunión, a la que acuden representantes de distintos ministerios como Interior, Sanidad y Justicia, además de representantes del Poder Judicial, Fiscalía, y de las Comunidades Autónomas donde se han cometido los asesinatos, se analiza caso por caso qué ha fallado. En el último gabinete, adelantado tras el fin de semana de terror, que dejó seis mujeres asesinadas y dos niños pequeños, los hijos de Amal, ni el titular de Interior, Fernando Grande-Marlaska, ni la propia ministra de Igualdad, Ana Redondo, hicieron apenas autocrítica. Repitieron que el “sistema funciona” y que “Viogén no es infalible” y apuntaron a una fallos en coordinación.

Se da la circunstancia de que la mayoría de las víctimas no habían denunciado nunca, ni estaban en el sistema, lo que dificulta que se las pueda proteger, sin embargo, las que sí lo hacen, y especialmente con indicadores de riesgo tan evidentes, tampoco corren mejor suerte.

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