“Lanzamos amor propio para poder querer mejor a otras personas“. Con estas palabras, Vanessa García explica qué es para ella la sologamia y derriba tabús sobre esta práctica en la sociedad. El pasado sábado 6 de julio, esta asturiana se casó consigo misma en una ceremonia íntima en el Hotel Villa de Gijón. Allí se dio el “sí, me quiero” y prometió amarse, respetarse y cuidarse para toda la vida.
Después de ponerse su vestido rojo, en un acto de empoderamiento, recorrió el camino hacia el altar sola, orgullosa y segura del paso que iba a dar. Allí, después de ponerse el anillo y casarse consigo misma, la protagonista también quiso leer unos votos para prometerse amor y cuidado para siempre. “Hoy, 6 de julio, voy a casarme. Es una fecha que marcará un antes y un después ya que hoy decido comprometerme más que nunca conmigo misma. Porque para que te traten con amor y respeto, primero te tienes que amar y respetar tu la primera. Y esto es lo que quiero prometer aquí hoy delante de todos vosotros. Prometo amarme, respetarme, cuidarme. Prometo valorarme y escucharme. Prometo perdonarme y hacer lo que me resulte agradable y beneficioso para mí. Prometo seguir mis sueños, pasiones y propósito de vida. Prometo quererme con todo mi corazón, todos los días de mi vida y poner mi felicidad por encima de todo. Prometo ser feliz, estar en paz y sintonía con lo que piense, diga y haga”. Con un “que viva el amor”, la asturiana terminó sus promesas y disfrutó de la celebración en un día que nunca olvidará.
No fue la única que dio este gran paso. Otras dos mujeres también se comprometieron consigo mismas en el mismo enlace oficiado por Teresa Estay, quien pasó por este proceso en una boda hace cinco años. Ahora, Estay acompaña a las mujeres que lo deseen a dar este paso tan importante en sus vidas. “Siempre vuelve a ti. A tu niña interior. Lo que la vida te ha hecho ser, lo que eres hoy, que no lo separe nadie jamás y que siga fortaleciéndose con el tiempo”. Estas bonitas palabras se las pronunció Estay como maestra de ceremonias a la novia justo antes de colocarse el anillo.
Una semana después, la asturiana recuerda el enlace como una celebración que “repetiría mil veces“. Para ella fue “un acto psicomágico” que le hizo sentirse “todavía más empoderada”. Así lo explica ella: “En mi escalón de desarrollo personal, descubrí otro escalón más”.
“Me casé conmigo misma para el resto de mi vida“, cuenta Vanessa García segura de su decisión. Sin embargo, no todo su entorno entendió este paso. Entre risas, García recuerda cuando su padre le preguntó qué ocurría si después encontraba el amor con otra persona. Pues no sabía si se tendría que divorciar de ella misma. La asturiana le explicó que era un acto de amor propio que no está regulado por ley. Por lo que, si mañana quisiera casarse con otra persona, lo podría hacer de la misma manera. De hecho, ella asegura que ahora está “más abierta al amor que nunca”.
No obstante, García no quiere perder la oportunidad de reivindicar sus derechos. Para ella, la sologamia debería “estar regulada igual que los matrimonios”. Por este motivo, aunque ya comenzó una corta pero intensa luna de miel por Cantabria y Asturias, sí echó de menos “los quince días de permiso que dan en el trabajo con los matrimonios después de sufrir el estrés de organizar tu propia boda”.
Un enlace que se organizó solo en dos meses y que comenzó con una proposición meditada. “Me puse a investigar más sobre la sologamia y contacté con Teresa Estay para que me contara cómo había sido su boda”. Después de escuchar las palabras de su amiga, Vanessa García pensó que ahora se encontraba en una de sus “mejores versiones” y creyó que sería “muy bonito celebrarlo“. Ese mismo día se dijo a sí misma que se casaría: “Me emocioné mucho, lloré y dije me voy a comprometer conmigo misma”. Una decisión que se la comunicó orgullosa y emocionada a sus amigos mientras hacían una ruta de senderismo: “Voy a casarme”, gritó a los cuatro vientos.
Ahora, la protagonista de esta historia anima a otras personas que se sientan como ella a que den el paso: “Ayudamos a otras personas que quieren y no se atreven. Estoy feliz de propagarlo al mundo“. Para Vanessa García, esta decisión deberán tomarla todos aquellos que “sientan realmente que tienen este amor y que quieran compartirlo”.