El pequeño pueblo de Mocejón, en Toledo, ha sido sacudido por un crimen que ha conmocionado a toda España. Un joven de 20 años, conocido como Juan Pérez y con una discapacidad mental del 70%, ha sido señalado como el autor del brutal asesinato de un niño de 11 años. Las circunstancias que rodean este crimen, así como el perfil del agresor, han abierto un debate sobre la responsabilidad de las instituciones en el manejo de personas con problemas mentales graves.
Mocejón es un pequeño municipio de la provincia de Toledo, conocido por su tranquilidad y por ser un lugar donde todos los vecinos se conocen. Sin embargo, la paz de este pueblo fue rota por el terrible asesinato de un niño. Un crimen que no solo ha causado un profundo dolor entre los habitantes, sino que también está generando ahora una ola de indignación y cuestionamientos sobre el papel de las autoridades en la prevención de este tipo de tragedias.
¿Quién es el asesino de Mocejón?
El autor confeso del crimen es un joven de 20 años, residente de Mocejón, que padecía una discapacidad mental del 70%. Según las declaraciones de sus vecinos y conocidos, el joven había mostrado signos de un comportamiento errático y peligroso desde hace tiempo. “Estaba para ir al psiquiátrico”, es una frase que se ha repetido entre los testimonios de quienes lo conocían. La pregunta que muchos se hacen ahora es cómo una persona con semejante perfil no fue internada en un centro especializado antes de que ocurriera esta tragedia.
Los vecinos de Mocejón aseguran que habían advertido en repetidas ocasiones sobre la peligrosidad del joven. Según relatan, era conocido en el pueblo por su comportamiento conflictivo, que se había intensificado en los últimos meses. “Hace dos años ya avisamos de que ese chico era conflictivo, lo veíamos en las calles caminando solo y venía a intentar pelearse con nosotros. La Guardia Civil y la alcaldesa lo saben desde entonces”, comenta un vecino de la localidad a El Español. A pesar de estas señales, no se tomaron medidas para evaluar su estado mental o para internarlo en un centro psiquiátrico.
La Guardia Civil resolvió el caso en menos de 30 horas, gracias a la colaboración de los vecinos y al seguimiento de pistas que los llevaron directamente al joven. Sin embargo, el motivo detrás del crimen sigue siendo un misterio. El autor no ha proporcionado una explicación clara de por qué decidió atacar al niño. Lo que ha incrementado el dolor y la confusión entre los habitantes de Mocejón.
¿Podría haberse evitado el crimen de Mocejón?
Este caso está empezado a desatar una ola de críticas hacia las instituciones encargadas de velar por la seguridad pública y la salud mental. Muchos se preguntan por qué, a pesar de las advertencias, no se tomó ninguna medida para evaluar o tratar al joven de manera adecuada. “Este chico tendría que haber estado en un psiquiátrico, ¿por qué no lo ingresaron? Estaba enfermo”, comentó con resignación otro vecino del pueblo. Las críticas también se dirigen hacia la familia del joven, quienes, a pesar de conocer su historial, no lograron gestionar la situación de manera que evitara el trágico desenlace. “Es una familia muy conflictiva. Pero hasta ahora sólo habían discutido entre ellos. Antes de que los padres se divorciaran, las peleas eran diarias”.
El caso de Mocejón pone en evidencia las lagunas que existen en el sistema de salud mental en España. Especialmente, en lo que respecta a la prevención y tratamiento de personas con discapacidades mentales graves. La pregunta de quién es responsable de no haber actuado a tiempo es una que suena con fuerza entre los habitantes de Mocejón y en todo el país. Las instituciones están bajo el escrutinio público. Y la tragedia de Mateo ha reavivado el debate sobre la necesidad de reformar el sistema para evitar que algo así vuelva a suceder.