El caso que ha conmocionado a la diócesis de Kalmthout, en el norte de Bélgica, revela un lado oscuro de la vida privada de dos sacerdotes que ha dejado a la comunidad en estado de shock. Bernard D., un sacerdote belga de 63 años, está siendo procesado por la muerte de su amigo y colega, el británico Andrew W., de 69 años. Los hechos ocurrieron la semana pasada, justo cuando el Papa Francisco visitaba Bélgica, en un incidente que ha sacudido a la Iglesia y la opinión pública.
El sacerdote británico Andrew W. había viajado a Bélgica para visitar a Bernard D., con quien mantenía una larga amistad. Ambos se reunieron en la casa de Bernard en Kalmthout, una localidad cercana a Amberes. Lo que comenzó como una velada entre amigos, pronto se tornó en un trágico suceso. Tras consumir drogas juntos y mantener relaciones sexuales, Andrew W. comenzó a sentirse mal. Bernard, al ver que su compañero perdía el conocimiento, llamó inmediatamente a los servicios de emergencia. A pesar de los esfuerzos del personal médico, Andrew falleció antes de llegar al hospital.
El sexo y las drogas: las claves del caso de los sacerdotes
La autopsia realizada al cuerpo de Andrew W. reveló la presencia de estupefacientes; en concreto, éxtasis. Eso desató una investigación judicial para esclarecer si estas sustancias fueron la causa directa de su muerte. Bernard D. fue detenido el pasado fin de semana y está siendo procesado por tráfico de drogas con resultado de fallecimiento. La Fiscalía de Amberes, encargada del caso, continúa investigando si el éxtasis que ambos consumieron fue el desencadenante del trágico desenlace.
El caso ha desatado una ola de especulaciones sobre la doble vida que llevaba Bernard D. Si bien era conocido y apreciado por su comunidad, nadie sospechaba de sus inclinaciones sexuales ni de su consumo de drogas. Según testigos, el sacerdote mantuvo su orientación sexual en secreto durante toda su vida. Tal vez eso pudo haberle llevado a vivir una existencia paralela, al margen del día a día.
La doble vida de Bernard D.
En declaraciones al diario belga 7sur7, varios parroquianos de Kalmthout expresaron su sorpresa y consternación al enterarse de los detalles de la vida privada de Bernard. “Es increíble. Vi a Bernard el jueves, pocas horas antes de los acontecimientos. No noté nada. Nadie era consciente de su orientación, de su doble vida. En cualquier caso, es un terremoto para la diócesis”, afirmó otro de los sacerdotes, que prefirió mantener el anonimato.
Soirée chemsex mortelle au presbytère: “Personne n’était au courant de la double vie du père Bernard” https://t.co/novuIEM2AY
— 7sur7 (@7sur7) October 1, 2024
La iglesia local se ha mostrado desconcertada ante la revelación de esta doble vida, al tiempo que se enfrenta a una crisis interna. El escándalo ha generado una oleada de comentarios entre la comunidad, que lamenta también la represión que pudo haber experimentado Bernard durante toda su vida y le obligó a ocultar su verdadera naturaleza.