Pese a la cantidad de información que ofrecemos cada año desde las secciones de belleza de periódicos y revistas, empezamos a acostumbrarnos a que el kit cosmético de protección solar mayoritario consista básicamente en una crema. Dos, si nos gusta usar una para el cuerpo y otra para el rostro. Apurando mucho, un tercer producto para proteger la melena y solo los más informados y apasionados por el cuidado de la piel tienen en cuenta los labios. Ahora bien, ¿qué pasa con el contorno de ojos? Esa zona sensible donde casi todas las cremas pican. ¿Qué hay del cuero cabelludo, si este empieza a clarear? Muchos no lo protegen porque la crema pringa cuando no se preguntan, ¿qué voy a proteger con un producto capilar si no tengo pelo? En fin, no es falta de información pero lo parece.
Y es que a todas estas preguntas tiene respuesta el mercado de la cosmética, que cada año se afana en dar con productos cada vez más ligeros, con protecciones más amplias y seguras, sin daños ni molestias colaterales, fáciles de aplicar y transportar para su re-aplicación… Incluso con efectos especiales sobre la piel para que, en lugar de brillar como bombillas de luz fría, parezcamos sirenas y sirenos de piel satinada y a tope de glow. Bien saben ellos que solo con esas características es fácil adherirse a unas rutinas de protección que cuesta seguir, pero que son innegociables, teniendo en cuenta la alta incidencia actual de cáncer de piel por una exposición excesiva y descontrolada al sol. No en vano, cuentan desde el VIII Observatorio Heliocare que el criterio que más se valora al elegir un foto-protector es su textura y la fácil aplicación. Así al menos lo ha confirmado el 36% de los encuestados.
Las zonas vulnerables al cáncer de piel
Desde la Clínica Mayo advierten que el cáncer de piel se manifiesta principalmente en las zonas de la piel más expuestas al sol: “el cuero cabelludo, el rostro, los labios, las orejas, el cuello, el pecho, los brazos y las manos y, en el caso de las mujeres, las piernas”. Hay que fijarse bien en algunas concretas: los labios, las orejas, la raya del pelo o la calva… Muchas veces nos afanamos en aplicar bien de crema con protección solar por la cara y por el cuerpo sin darnos cuenta que los labios se han quedado desprotegidos o que una zona despoblada de la cabeza también permanece expuesta. En ninguno de los dos casos está indicado un filtro solar en textura crema y, por eso, conviene conocer otros formatos de protección que abarquen esas áreas olvidadas en las que, como decimos, tiene más incidencia el cáncer de piel.
Para empezar, hay que decir que el sol que menos daño hace no es el de primera o última hora de la tarde, sino que el que no se toma. Pieles claras, personas con antecedentes de cáncer de piel y/o que tomen medicamentos fotosensibilizantes, cuantas más horas bajo la sombrilla, mejor. No hay que olvidar que, más allá de las cremas de sol, existe la protección física. Por ejemplo, todas las cabezas calvas se han de acostumbrar a llevar gorra y, por supuesto, los bebes siempre en el porche. Además, es importante caer en la cuenta de que el sol recibido no es solo el que te llega una vez estás en la tumbona o bañándote. También es el de ir y venir a la playa o piscina.
Por todo esto, se impone aplicar filtro solar antes de salir y acostumbrarse a elementos de protección física como el sombrero, las gafas de sol, una sombrilla portátil o, por supuesto, la propia ropa. En un trayecto de diez minutos sin protección te puedes quemar perfectamente, dependiendo de tu fototipo, así que, mucho ojo.
La protección física y el UPF
Si hablamos de la ropa, no hay que desdeñar la utilidad de pareos y camisetas con protección UPF, el índice que mide la cantidad de radiación UVA y UVB que puede penetrar la tela y llegar a la piel. Como pasa con la crema, cuanto más alto sea su factor de protección, mejor, tal y como explican desde la Skin Cancer Foundation: “El factor de protección ultravioleta (UPF) de un tejido indica cuánta radiación permite que llegue a tu piel a través de ese tejido. Por ejemplo, una tela UPF 50 bloquea el 98% de los rayos del sol y permite que penetre solo el dos por ciento, lo que reduce significativamente el riesgo para la piel durante esa exposición”. El UPF suele estar presente en bañadores pediátricos, en gorras, en pareos especiales para cubrir a alérgicos al sol y en sombrillas.
¿Qué pasa con las orejas?
Leemos en las reflexiones sobre cáncer de piel de la MD Anderson Cancer Center en Madrid que en nuestro país los casos de cáncer de piel están creciendo a un ritmo acelerado: “Estimamos que se diagnostican 78.000 casos al año, superando en 2023 los 8.000 diagnósticos de melanoma maligno cutáneo” y añaden que el sol no hace excepciones en cuanto a zonas. Concretamente, se fijan en el problema de las orejas. El Dr. Alberto Conde Taboada, jefe del Servicio de Dermatología de MD Anderson Cancer Center Madrid, así lo expone: “Es bastante habitual olvidarse de las orejas a la hora de aplicar protección solar y precisamente son una zona donde vemos tumores de piel con frecuencia”.
La instrucción es sencilla: al aplicar protección facial, es importante retirarse bien el pelo y aplicar el mismo filtro por toda la oreja, con cuidado de no introducir producto en el canal auditivo, pero sin dejar ni un milímetro de piel al aire. En las idas y venidas a la piscina y la playa, también cubrir las orejas con el pelo o con pañuelos, sombreros o gorras de ala ancha que garanticen una sombra sobre la zona.
Filtros de protección para zonas SOS
Si entramos en materia cosmética, podemos hablar de muchas novedades este verano. Ya se pueden comprar productos que ayudan a proteger la piel frente a la radiación con acabados y formas de aplicar especiales para contorno de ojos, labios, un lunar, una cicatriz, la zona que clarea en la raya del pelo… Las zonas vulnerables al sol (y normalmente olvidadas) serán este año las protagonistas de nuestras compras.
En este terreno, podemos decir y decimos que los sticks de protección solar, es decir, los filtros solares en barra, son los reyes indiscutibles de 2024. Pueden usarse en el contorno de ojos, en los labios, sobre una cicatriz o por todo el rostro. Eso sí, teniendo en cuenta que no sirve cualquier cantidad y que también hay que re-aplicarlo cada dos horas o después de mojarse o sudar. Si bien la cantidad de crema que ha de usarse en la cara (mínima dos dedos completos a lo largo) y en el cuerpo (la cantidad que cabe en un chupito de tequila) parece que está clara, cuando se trata de un formato sólido o en barra hay confusión. Para aclarar, la medida es: cuatro pasadas por zona ¡de ida y vuelta! Solo así te aseguras de que la cantidad de producto aplicada asegurará la protección que asegura el factor que pone en el envase.
HELIOCARE 360 Sport Transparent Stick Protector Facial SPF 50+. Ideal para deportistas, es apto para todo tipo de pieles, incluso pieles sensibles, resistente al agua y al sudor (25€).
CLARINS Stick Protector Solar Suncare Zonas Sensibles SPF 50. Fórmula adaptada a pieles sensibles y respetuosa con los corales (33€).
CAUDALIE Stick Invisible de Alta Protección SPF50 Vinosun Protect. Probado en pieles sensibles, vegano, sin oxibenzona ni octinoxato (16,90€).
PAYOT Stick Très Haute Protection SPF 50+. Hidrata y ofrece protección solar 3 en 1 para el rostro, el contorno de ojos y los labios (25€).
LIERAC Stick protector FPS50+. Protección contra UVA/UVB, infrarrojos y luz azul, además de acción antiedad. No deja película grasa ni blanco (20€).
LANCASTER Sun Perfect Clear & Tinted Stick SPF50. Perfecto para el rostro, ya que tiene dos lados: uno protege con algo de color y el otro con efecto matificante (51€).
ISDIN Invisible Stick SPF50. Formulado con ingredientes naturales, es resistente al agua y al sudor (19,95€).
BONUS TRACK: SANTAMARINA COSMETICS Juicy 50. Bálsamo hidratante para labios de efecto glossy. Con SFP 50 e ingredientes antiedad (22,90€).