Con más de dos mil entrevistas a sus espaldas, Rosa Montero ha dejado una huella indeleble en el periodismo contemporáneo. Ha lidiado con actores, políticos, músicos e incluso dictadores, planteando preguntas difíciles y comprometidas. Su trayectoria profesional, que abarca cinco décadas, es un ejemplo de valentía y compromiso tanto en el ámbito periodístico como en el literario.
El pasado jueves 13 de junio de 2024, Rosa Montero se sentó junto a Lara Siscar en el programa En Primicia para repasar algunos de los momentos más representativos de su extensa carrera. Se conocen de toda la vida y son colegas de profesión. De su conversación salieron muchas curiosidades, pero una de las más destacadas tuvo que ver con la entrevista más curiosa y extravagante en la carrera de Montero. Ella lo tiene muy claro.
La entrevista de Rosa Montero al Ayatolá Jomeini
Unas de las entrevistas más surrealistas a las que se ha tenido que enfrentar la cronista fue al Ayatolá Jomeini. La entrevista tuvo lugar poco antes de que triunfase la Revolución en Irán, y tuvo lugar en un pueblo a unos pocos cientos de kilómetros de París. Ya habían echado al Sha, por cierto. “Me obligaron a taparme la cabeza con un velo” explicó la periodista, rememorando la experiencia vivida. “Pero no solo la cabeza, eh. Las cejas también”.
Por lo visto, durante toda la entrevista tuvo que mantener la cabeza agachada frente al Ayatolá Jomeini. Era un requisito obligatorio, pues se trataba de una mujer entrevistando a un líder religioso del islamismo más fanático. “Fue verdaderamente complicado, porque Jomeini era un viejo, muy pequeño, y además estaba sentado en el suelo”, detalló Rosa Montero sin poder aguantar la risa. “Es la entrevista más ridícula que he hecho en mi vida. La tuve que hacer tirada en la alfombra”.
El precio a pagar por aquella extraña entrevista
La valentía y profesionalismo de Rosa Montero en esta entrevista no pasaron desapercibidos. La entrevista al Ayatolá Jomeini le costó críticas por algunos sectores de la izquierda. A fin cuentas, la periodista no tuvo ningún reparo a la hora de cuestionar al líder iraní. “El Ayatolá Jomeini era un personaje que creaba expectativas, que pensábamos que iba a ser un liberador”, aseguró Nativel Preciado, amiga de la periodista.
“Sin embargo, Rosa Montero fue capaz de retratarlo tal como era”, siguió explicando Nativel Preciado. Poco después de la entrevista, el Ayatolá Jomeini regresó a Irán. Fue entonces cuando comenzaron las primeras ejecuciones públicas en los estadios. El verdadero rostro del régimen islamista salió a la luz. “Rosa es bastante visionaria”, sentenció Preciado acerca de su amiga.