El nombre de Noelia de Mingo resonó con fuerza en la sociedad española en 2003, cuando su vida dio un giro radical al convertirse en la protagonista de uno de los casos más estremecedores de la historia reciente del país. Médica de profesión, su vida quedó marcada por un episodio de violencia extrema que dejó un saldo trágico y abrió un debate nacional sobre la esquizofrenia paranoide y las consecuencias de su tratamiento inadecuado. Con la aparición de nuevos detalles en 2024, este caso ha vuelto a acaparar la atención pública. Ahora suscita preguntas sobre la naturaleza de la enfermedad mental, el sistema de justicia y los fallos en la prevención de tragedias.
El brote psicótico de Noelia de Mingo en la Fundación Jiménez Díaz
El 3 de abril de 2003, el Hospital Fundación Jiménez Díaz de Madrid se convirtió en el escenario de un ataque que pervive en la memoria de los que siguen allí. Noelia de Mingo, entonces una joven médica residente de 31 años, experimentó un brote psicótico que la llevó a apuñalar a ocho personas, tres de las cuales fallecieron a causa de las heridas. La noticia conmocionó al país entero, pero pronto se hizo evidente que este terrible acto era el resultado de una enfermedad mental que la mujer había estado sufriendo en silencio: esquizofrenia paranoide.
El juicio que siguió fue complejo y polémico. Los expertos testificaron que Noelia de Mingo sufría de una enfermedad mental grave que la había llevado a actuar bajo un estado de delirio. El tribunal determinó que era inimputable por sus actos debido a su condición mental. Así pues, en lugar de una condena tradicional, la internaron en un hospital psiquiátrico bajo una medida de seguridad de 25 años.
¿Por qué le permitieron salir del hospital psiquiátrico antes de tiempo?
Durante su internamiento, Noelia de Mingo fue sometida a tratamiento con antipsicóticos. Durante los años siguientes, su condición pareció mejorar. En 2017, los informes médicos indicaron que su esquizofrenia había entrado en remisión. Lo que llevó a su liberación bajo un régimen de tratamiento ambulatorio, supervisado por su madre. La decisión de permitirle volver a la comunidad fue muy polémica. Muchos se preguntaban si el riesgo de recaída se estaba subestimando.
La libertad de Noelia de Mingo fue, en teoría, condicional. Debía continuar con su tratamiento y mantenerse bajo la vigilancia de los servicios de salud mental. Sin embargo, en octubre de 2021, ocurrió lo impensable: la mujer, en otro aparente brote psicótico, atacó a dos empleadas de un supermercado en El Molar, Madrid, volviendo a encender el debate sobre el riesgo de dejar en libertad a personas con enfermedades mentales graves.
Los compañeros de Noelia lo advirtieron… y no pocas veces
Una de las revelaciones más impactantes que han salido a la luz en 2024 es la cantidad de advertencias que los compañeros de Noelia de Mingo habían emitido antes del ataque en 2003. Según los testimonios, su comportamiento había mostrado señales de alarma que fueron ignoradas. Los compañeros notaron conductas extrañas. Por ejemplo, el hecho de que la mujer escribía en un ordenador apagado o permanecía inmóvil, mirando fijamente la pared o puntos muertos durante largos periodos. Sin embargo, estas señales fueron desestimadas. El desenlace, tristemente, lo conocemos todos.
Se consideró que la patología de Noelia de Mingo estaba controlada, por lo que volvió a la calle. Y volvió a apuñalar a dos personas en 2021.
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— Código 10 (@Codigo10tv) August 13, 2024
El reciente reportaje emitido por ‘Código 10’ ha evidenciado que estas advertencias no se tomaron en serio. Estamos hablando de un factor que podría haber evitado la tragedia si se hubiera actuado a tiempo. Esta falta de acción no solo afectó a las víctimas, sino también a las familias que quedaron devastadas por la pérdida de sus seres queridos. Ahora ya es tarde para arrepentirse, pero aún hay tiempo de mejorar.