El fallecimiento de Silvia Rojo, una destacada filántropa mexicana, ha dejado un profundo vacío en el ámbito de la beneficencia y en la sociedad mexicana en general. Conocida por su incansable labor en apoyo a diversas causas sociales y de salud, Rojo dedicó su vida a mejorar las condiciones de vida de quienes más lo necesitaban. Su legado perdura en las instituciones que ayudó a fortalecer y en las vidas que tocó con su generosidad y compasión.
Silvia Rojo García de Alba nació en diciembre de 1972 en una familia de gran abolengo político en México. Su padre, Jorge Rojo Lugo, fue un reconocido político y exgobernador del estado de Hidalgo, y su madre, Silvia García de Alba, también destacó como filántropa. Desde su infancia, Silvia estuvo rodeada de valores como el servicio a los demás y el amor por su país, enseñanzas que marcaron su vida y que posteriormente impulsaron su trabajo en diversas iniciativas sociales.
La trayectoria filantrópica de Silvia Rojo en México
La carrera filantrópica de Silvia Rojo comenzó a temprana edad, inspirada por el trabajo de sus padres. Durante su juventud, participó activamente en la Cruz Roja, donde pudo presenciar de primera mano la importancia del apoyo a los más vulnerables. Con el tiempo, Silvia decidió dedicar su vida a ayudar a los demás. Un camino que la llevó a ocupar el cargo de vicepresidenta de la Fundación Duerme Tranquilo, A.C., una organización que se enfoca en mejorar el acceso a servicios de salud de alta especialidad para personas de escasos recursos.
Una fotografía de la filántropa mexicana Silvia Rojo sonriendo a cámara | Redes sociales
Uno de los logros más destacados de Silvia Rojo fue su contribución a la construcción de la sala de trasplantes del Hospital Juárez de México. Un proyecto que realizó en conjunto con el Patronato del hospital y la familia Berger. Esta sala ha sido crucial para mejorar las oportunidades de vida de miles de pacientes, consolidando el compromiso de la filántropa mexicana con la salud pública. Además, su labor en la adecuación de la Primera Clínica de Prevención y Detección Oportuna del Cáncer en el Instituto Nacional de Cancerología, así como la construcción de un auditorio en el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía Dr. Manuel Velasco Suárez, son testamentos de su dedicación a causas de alto impacto social.
Silvia Rojo dejó una marca imborrable en todos aquellos que la conocieron y en las instituciones con las que colaboró. Su espíritu altruista y su compromiso con el bienestar de los demás le ganaron el respeto y el cariño de innumerables amigos, colegas y beneficiarios de sus iniciativas. Tras su fallecimiento el pasado 7 de agosto de 2024, varias figuras públicas y organizaciones expresaron su pesar. Todos recuerdan a Silvia como una mujer de gran corazón que dedicó su vida a hacer de México un lugar mejor.