El brutal asesinato de Mateo, el niño de 11 años de Mocejón, ha dejado a la pequeña localidad toledana en estado de shock. El presunto autor del crimen, Juan Pérez, un joven de 20 años con una discapacidad intelectual del 75%, protagonizó una serie de hechos que, según los investigadores, evidencian la premeditación y frialdad con la que actuó. Se ha revelado lo sucedido desde el momento del crimen hasta su arresto. Y pone de manifiesto un macabro itinerario que ha desconcertado a la comunidad.
El asesinato de Mocejón fue premeditado y violento
El domingo, a primera hora de la mañana, Juan salió de la casa de su padre con un cuchillo escondido entre sus ropas. Recorrió un kilómetro y medio hasta el polideportivo municipal, donde se celebraba un partido de fútbol entre adolescentes. Sin mediar palabra, se acercó a un grupo de niños más pequeños, entre ellos Mateo, y le asestó once puñaladas mortales. Según los testigos, el asesino de Mocejón portaba un objeto metálico en la mano y tapaba su rostro. Probablemente, para evitar ser reconocido. Eso sugiere una clara intención de ocultar su identidad. Y también el conocimiento de que estaba cometiendo un acto inmoral.
La escena fue caótica. Los otros niños y adolescentes presentes no pudieron hacer nada para evitar la tragedia. Tras el ataque, Juan huyó rápidamente a pie hacia la casa de sus abuelos, donde se cambiaría de ropa y se lavaría la que llevaba puesta, intentando así borrar cualquier rastro del crimen.
¿Qué hizo después del crimen? Un intento de normalidad
A las 10:00 de la mañana, Juan llegó a la casa de sus abuelos. Con una frialdad estremecedora, se duchó y colocó su ropa en la lavadora, deshaciéndose de posibles pruebas incriminatorias. Posteriormente, acompañado de su padre, acudió a la misa dominical en la Parroquia San Esteban Protomártir, participando en el servicio como si nada hubiera sucedido. Según fuentes cercanas, durante la comida familiar de ese día, Juan se comportó con total normalidad. No mostró ningún indicio del horror que había perpetrado apenas unas horas antes.
Mientras tanto, la Guardia Civil ya comenzaba a centrar su investigación en alguien del pueblo. Descartó con rapidez la teoría de que el asesino hubiera escapado en un vehículo. El análisis de las cámaras de seguridad y las declaraciones de los vecinos orientaron las sospechas hacia Juan, que se convirtió en el principal sospechoso ese mismo domingo por la tarde, un día antes de que fuera detenido.
¿Cómo fue la detención de Juan, el asesino de Mocejón?
La detención de Juan se produjo al día siguiente. A pesar de su confesión, en la que llegó a decir que se sintió “como en un videojuego”, su declaración estuvo plagada de inconsistencias, hablando en tercera persona y mostrando un discurso incoherente. Eso complicó aún más la evaluación de su responsabilidad penal. Su padre, Francisco, salió en su defensa, alegando la grave discapacidad intelectual de su hijo y argumentando que debería haber estado bajo tratamiento psiquiátrico, lo cual no era el caso en el momento del crimen.
Los expertos legales consultados destacan que la inimputabilidad de Juan dependerá de los resultados de las evaluaciones psiquiátricas, que deberán determinar si su condición mental le impedía comprender la ilicitud de sus actos o actuar de acuerdo con ese entendimiento.