Preppers, el movimiento que gana fuerza: prepararse para una gran catástrofe ya no es cosa de locos

Cada vez son más las personas que tienen claro que el final se acerca y es muy posible que no podamos escapar de una guerra mundial o catástrofe similar, por lo que ha crecido sobremanera el movimiento 'prepper'

El kit de urgencia que recomienda el Gobierno de Francia

Lo que antes parecía una excentricidad de ‘locos’ o paranoicos ahora es visto como una actitud sensata. Estamos hablando del ‘prepping’, cuyos seguidores, los ‘preppers’, tienen la idea de estar preparados para una gran catástrofe, la misma que ya no es exclusiva de quienes temen el apocalipsis, sino que ha empezado a calar en gobiernos y ciudadanos de todo el mundo. Con la inestabilidad global, los desastres naturales cada vez más frecuentes y la incertidumbre política, el movimiento prepper ha pasado de ser un nicho a convertirse en una tendencia en auge.

El auge del prepping: de afición marginal a estrategia oficial

El prepping, o la preparación ante emergencias y crisis, ha dejado de ser un simple pasatiempo para unos pocos. Países como Suecia, Finlandia y Noruega han comenzado a promover entre su población la importancia de contar con provisiones y planes de contingencia. Algunos gobiernos incluso están revisando y reabriendo antiguos refugios antibombas para estar listos en caso de conflicto.

Pero no solo los estados están interesados en esta mentalidad. La pandemia, el cambio climático y la creciente polarización política han impulsado a muchas personas a replantearse su nivel de autosuficiencia. Tener alimentos, agua y recursos esenciales para varias semanas o meses ya no es visto como una precaución exagerada, sino como una medida razonable ante posibles cortes de suministros o colapsos del sistema.

Kit de supervivencia - Internacional

Una imagen de archivo de un kit de supervivencia

Tres niveles de preparación para lo peor: según el nivel de psicosis

No todos los preppers buscan sobrevivir indefinidamente fuera del sistema, por lo que existen distintos grados de preparación, dependiendo del nivel de autosuficiencia que se quiera alcanzar, hay algunos mucho más cabales que otros, quienes se preparan para lo peor:

  • Preparación básica (15-30 días): su máximas se basan en almacenamiento de comida no perecedera, agua, medicamentos, linternas, velas y otros recursos esenciales. También se recomienda contar con un plan de evacuación en caso de emergencia.
  • Preparación intermedia (hasta 3 meses): implica conocimientos básicos de supervivencia, como filtración de agua, primeros auxilios o autoabastecimiento de alimentos. También se empieza a considerar la seguridad del hogar y la formación de redes de apoyo con personas de confianza.
  • Preparación avanzada (más de un año): es el plan más extremo, pues incluye la creación de refugios seguros, generación de energía propia y producción de alimentos a largo plazo. Algunos preppers optan incluso por construir búnkeres completamente equipados para afrontar crisis prolongadas.

De la supervivencia individual a una estrategia colectiva fomentada por las autoridades

Lo que hace unos años se asociaba a teóricos de la conspiración o a fanáticos del fin del mundo, hoy es un enfoque que incluso la Unión Europea empieza a considerar seriamente. Las autoridades recomiendan que cada hogar tenga suministros esenciales suficientes para al menos 72 horas sin ayuda externa, ante la posibilidad de crisis energéticas, desabastecimiento o desastres naturales.

En este nuevo contexto, el prepping ya no es visto como una conducta extremista, sino como un reflejo de la incertidumbre de los tiempos actuales. No se trata solo de sobrevivir en solitario, sino de recuperar habilidades que, hasta hace pocas generaciones, eran básicas para la vida cotidiana. La pregunta ya no es si prepararse o no, sino cuánto y para qué escenarios. Porque cada vez empieza a ser más real que estar listo para lo inesperado nunca está de más.