Cada año, el sorteo de la Lotería de Navidad se convierte en un evento cultural que moviliza a millones de personas en España. Con su tradición centenaria y su capacidad para generar ilusión colectiva, es uno de los momentos más esperados del calendario. Sin embargo, en medio del entusiasmo por encontrar el número “perfecto” o ese décimo que podría cambiar la vida, hay siempre números que parecen condenados al olvido. Este año, un número en particular se ha ganado una peculiar reputación, siendo evitado tanto por supersticiosos como por los más pragmáticos. Pero, ¿por qué nadie quiere este número?
El peso de la superstición en la Lotería de Navidad
La Lotería de Navidad no es solo una cuestión de azar. Es también un reflejo de las creencias y rituales que moldean la sociedad. Desde la búsqueda de terminaciones “afortunadas” hasta el rechazo de ciertos números asociados con desgracias, las elecciones de los compradores a menudo están influenciadas por motivos más emocionales que racionales.
Este año, el número que nadie quiere está vinculado a una fecha particularmente desafortunada en el imaginario colectivo. Ya sea un evento histórico trágico, un desastre natural reciente o incluso un año marcado por pandemias y crisis, este tipo de asociaciones negativas pueden hacer que un número quede relegado al fondo de las administraciones de lotería.
Por ejemplo, en años anteriores, se ha visto cómo números relacionados con fechas como el 11 de septiembre o el inicio de la Guerra Civil Española han sido evitados de forma masiva. Esta tendencia se repite, reforzada por un fenómeno psicológico conocido como heurística de disponibilidad, que lleva a las personas a tomar decisiones basadas en los recuerdos más recientes y vívidos, aunque estos no tengan una relación lógica con las probabilidades de ganar.
El número maldito de 2024
En 2024, el número “rechazado” parece estar relacionado con una tragedia climática reciente: la DANA que arrasó varias regiones del país, dejando tras de sí un rastro de destrucción y pérdidas humanas. Las terminaciones que coinciden con la fecha exacta de este desastre —por ejemplo, el “2910” o el “29” de octubre— han visto una caída drástica en su demanda. Este rechazo no se basa en ninguna lógica matemática. A fin de cuentas, todos los números tienen las mismas probabilidades de resultar ganadores. Sin embargo, el simbolismo detrás de estos números parece ser suficiente para desalentarlos.
Desde una perspectiva práctica, los números menos populares ofrecen una ventaja logística para aquellos que buscan adquirir varios décimos del mismo número. En ocasiones, las administraciones los ofrecen con descuentos o como parte de paquetes promocionales. Así, lo que para algunos es una desventaja supersticiosa, para otros puede ser una oportunidad de participar en el sorteo con menos competencia.