Pilar Soto, conocida por su papel como azafata en el popular programa El Grand Prix del verano, se convirtió en una figura muy querida en los hogares españoles durante los años 90. Su sonrisa y su presencia en la pantalla la hicieron destacar junto al presentador Ramón García, llevando alegría y diversión a millones de espectadores. Sin embargo, detrás de las cámaras, la vida de Soto estaba lejos de esa perfección que mostraba ante los españoles.
Antes de alcanzar la fama con Grand Prix, Pilar Soto ya había trabajado en otros programas de televisión como ‘Hablando se entiende la Basca’ y ‘Telepasión Española’. Su carrera parecía ir en ascenso en aquel momento. Sin embargo, la presión y las exigencias del mundo del espectáculo empezaron a pasarle factura. Soto cayó en las garras de la bulimia y la anorexia, dos enfermedades que la condujeron hacia un oscuro camino de adicción a medicamentos, alcohol y drogas.
La travesía de Pilar Soto por la oscuridad de las drogas
La vida de Pilar Soto comenzó a desmoronarse. Su peso llegó a descender hasta los 37 kilos y su salud se deterioró con rapidez. La azafata del Grand Prix fue ingresada en hospitales más de ochenta veces, y su vida se convirtió en una lucha constante por la supervivencia. “El tipo de vida que llevaba me llevó a vivir hasta en siete países distintos.”, confesó hace años Soto durante una entrevista. “La falta de raíces, a causa de tantos viajes, el hecho de que nunca nadie estuviera esperándome al volver, me resultaba durísimo. Siempre estaba sola, siempre estaba vacía. No tenía amigos, no tenía a nadie”.
Su participación en el reality show de ‘La selva de los famosos’ en 2004 marcó un punto de inflexión para la expresentadora del Grand Prix. Tras el programa, Pilar Soto tuvo que ser ingresada en un hospital donde los médicos le dijeron que había poco que hacer para salvar su vida. Fue en ese momento, en su lecho de muerte, cuando Soto experimentó un despertar espiritual.
El renacimiento católico de la azafata del ‘Grand Prix’
Pilar Soto explicó que, en ese momento crítico, en el hospital, debatiéndose entre la vida y la muerte, llamó a Cristo. “Con los ojos de mi alma vi su rostro”, afirmó la exazafata del Grand Prix. “Estaba todavía en la cruz. Lloraba”. Este encuentro con la fe católica la impulsó a cambiar su vida de manera radical. Soto comenzó a practicar su fe con devoción. Asistía a misa diariamente, oraba, participaba activamente en su parroquia. Su transformación fue tan profunda que emprendió peregrinaciones a lugares sagrados como Tierra Santa, Lourdes, Fátima, Medjugorje y Asís.
Además de su renovación espiritual, Pilar Soto retomó su carrera en los medios de comunicación, trabajando para Popular TV e Intereconomía, y escribiendo artículos para “Alfa y Omega”, del diario ABC. En 2014, la antigua colaboradora de ‘Grand Prix’ publicó su libro, titulado De chica Grand Prix a chica Dios. En ese libro, narró su testimonio y su viaje de la adicción a la fe.
¿Qué es de Pilar Soto, la antigua azafata del ‘Grand Prix’, en la actualidad?
Hoy, Pilar Soto vive una vida completamente diferente. Se ha convertido en un ejemplo de superación y redención. Su historia es un testimonio de cómo la fe y la determinación pueden transformar incluso las situaciones más desesperadas. Aunque los recuerdos de su tiempo en el Grand Prix siguen vivos en la memoria de muchos, Soto se dedica ahora a ayudar a otros a encontrar su camino y a compartir su mensaje de esperanza y fe.