Con la llegada de septiembre, muchos asocian el cambio de estación con el otoño astronómico, que comienza alrededor del 21 de septiembre. Sin embargo, en meteorología, el otoño comienza el 1 de septiembre y se extiende hasta el 30 de noviembre. Este es el conocido como “otoño meteorológico“. Un término que, aunque menos popular, tiene una importancia crucial para la predicción del clima y el monitoreo del medio ambiente.
¿Qué es el otoño meteorológico?
El otoño meteorológico es una convención utilizada por meteorólogos para dividir el año en cuatro estaciones de tres meses cada una, basadas en el ciclo anual de temperaturas. De este modo, el otoño meteorológico abarca los meses de septiembre, octubre y noviembre, caracterizándose por la disminución progresiva de las temperaturas y el aumento de la precipitación en muchas regiones.
Esta diferenciación no es meramente teórica. Para la meteorología, es vital poder comparar datos entre años. Y hacerlo con base a calendario fijo facilita la observación de tendencias climáticas y la emisión de pronósticos a largo plazo. Además, permite a los expertos estudiar los efectos del cambio climático con mayor precisión.
¿Cómo nos afecta el otoño meteorológico?
El impacto del otoño meteorológico es diverso y varía según la región. En España, este período se caracteriza por un cambio significativo en las condiciones climáticas que afectan desde la agricultura hasta el día a día de las personas.
- Agricultura y Medio Ambiente: El inicio del otoño meteorológico suele marcar el comienzo de la temporada de lluvias en muchas zonas de España, algo crucial para el sector agrícola. Las lluvias otoñales ayudan a recargar los acuíferos y son vitales para los cultivos de otoño e invierno. Sin embargo, también pueden traer problemas como inundaciones, especialmente en regiones más propensas a estas situaciones, como la costa mediterránea.
- Salud y Bienestar: La transición hacia temperaturas más frías puede afectar la salud, especialmente de las personas mayores y aquellas con problemas respiratorios. El aumento de la humedad también puede contribuir a la proliferación de enfermedades respiratorias y alergias, lo que hace que esta época del año sea complicada para algunas personas.
- Impacto Económico: Sectores como el turismo o la hostelería también notan el cambio estacional. Con el fin del verano, disminuye la afluencia de turistas, especialmente en las zonas costeras. Esto, a su vez, afecta a la economía local que depende del turismo estacional. Por otro lado, el sector energético ve un aumento en la demanda de electricidad y gas, debido al uso de calefacción en los hogares y empresas.
- Transporte: El cambio en las condiciones climáticas también impacta el transporte. Las lluvias más frecuentes y las posibles tormentas pueden causar retrasos en los vuelos y complicar el tráfico en carreteras, aumentando el riesgo de accidentes.
- Cambio Climático: El otoño meteorológico también es un indicador clave para observar los efectos del cambio climático. En los últimos años, hemos visto cómo las estaciones se han vuelto menos predecibles, con veranos más largos y otoños más cortos o inusualmente cálidos, lo que plantea desafíos adicionales tanto para la planificación agrícola como para la gestión de recursos hídricos.
El pronóstico para el otoño meteorológico de 2024
El otoño meteorológico de 2024 ha comenzado con un descenso de temperaturas más pronunciado de lo habitual, acompañado por lluvias intensas en varias comunidades autónomas. Las previsiones apuntan a un período de lluvias más abundantes en el noroeste peninsular y la cornisa cantábrica, mientras que en el resto del país se esperan precipitaciones normales o menores de lo habitual. Este patrón podría continuar durante todo el otoño, con episodios puntuales de tormentas y temperaturas más bajas, especialmente en el norte y noreste de España.
La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) ha advertido de un aumento en la frecuencia de fenómenos meteorológicos extremos, como las tormentas con granizo, que ya han dejado importantes cantidades de precipitación en algunas zonas. Estos fenómenos no solo afectan la infraestructura y la agricultura, sino que también suponen un desafío para los servicios de emergencia.