En los últimos meses, OpenAI ha estado en el centro de un torbellino de cambios corporativos y salidas de alto perfil. La partida de Mira Murati, exdirectora de tecnología, encendió alarmas dentro y fuera de la organización. Especialmente, después de que se anunciaran los planes de una importante reestructuración. Aunque la compañía insiste en que las recientes salidas no están relacionadas con esta transición, muchos observadores se preguntan si la reorganización afectará la misión original de la empresa detrás de ChatGPT. Una empresa que se fundó con el objetivo de garantizar que la inteligencia artificial beneficie a toda la humanidad.
La renuncia de Mira Murati ha sido particularmente significativa debido a su liderazgo en el desarrollo de GPT-4, uno de los avances más importantes de OpenAI. Su partida coincide con la salida de otros dos altos ejecutivos: Barret Zoph, vicepresidente de investigación, y Bob McGrew, director de investigación. Esta ola de dimisiones plantea preguntas acerca de la estabilidad interna de la empresa de ChatGPT y su capacidad para retener a talento clave en el momento crítico de su expansión.
Sam Altman, CEO de OpenAI, ha tratado de calmar las especulaciones. Afirma que las salidas fueron decisiones individuales y no están vinculadas a la reestructuración. Sin embargo, algunos antiguos empleados de la compañía, como William Saunders, han expresado su preocupación sobre la dirección que está tomando la empresa de ChatGTP. Especialmente, en relación con la creación de inteligencia artificial general (AGI) y los riesgos éticos asociados.
De la misión sin fines de lucro de OpenAI a la corporación con fines de lucro de ChatGPT
En el fondo de esta controversia se encuentra la decisión de OpenAI de convertirse en una corporación con fines de lucro, aunque con un compromiso hacia el bien público. Esta transición, que lleva en marcha desde hace meses, refleja los desafíos financieros y operativos a los que se enfrenta la compañía mientras busca 6.500 millones de dólares en nuevos fondos. Bajo este nuevo modelo, la empresa funcionará como una “corporación de beneficio público”. Eso le permitirá maximizar sus ingresos sin estar limitada por las restricciones de una estructura sin fines de lucro.
OpenAI es la empresa que está detrás del éxito de ChatGPT | Licencia Unsplash
El cambio de estructura ha suscitado críticas y preocupaciones. Algunos expertos en derecho, como Brian Quinn, profesor de la Escuela de Derecho de Boston College, creen que esta transición podría simplificar el funcionamiento interno de OpenAI y facilitar la obtención de capital. Así lo ha afirmado en The Guardian. Sin embargo, también se teme que la empresa pierda su enfoque en la seguridad de la IA y se desvíe hacia la creación de productos rentables a expensas de su misión original.
Microsoft y los nuevos inversores
Microsoft, el mayor inversor en OpenAI, ha apoyado públicamente la transición hacia un modelo de beneficio público. La participación de Microsoft, junto con la posible inversión de gigantes tecnológicos como Apple y Nvidia, podría valorizar a OpenAI en alrededor de 150 mil millones de dólares, poniéndola al nivel de empresas como Uber.
Este respaldo financiero es crucial para los planes futuros de OpenAI, que incluyen no solo la mejora de ChatGPT, sino también el desarrollo de inteligencia artificial general (AGI). La compañía ha afirmado que la AGI tendrá el potencial de superar a los humanos en inteligencia. Eso, obviamente, genera inquietudes tanto dentro como fuera de la empresa. Se desconocen los riesgos inherentes a este tipo de tecnología. Su potencial, a día de hoy, pertenece casi a la ciencia ficción.
Apple Intelligence, la expansión en inteligencia artificial del ‘gigante de la manzana’ | Shutterstock
Como decimos, una de las críticas más consistentes hacia OpenAI proviene de antiguos empleados que creen que la empresa está priorizando el desarrollo de productos “brillantes” a expensas de la seguridad y la responsabilidad. Jan Leike, quien fue uno de los principales investigadores de seguridad en OpenAI, afirmó en mayo que la empresa estaba dejando de lado aspectos esenciales de la seguridad en su búsqueda por desarrollar AGI.
Altman ha reconocido que aún hay mucho trabajo por hacer en términos de seguridad, pero ha reafirmado el compromiso de OpenAI de desarrollar una IA que beneficie a todos. Sin embargo, las recientes salidas de ChatGPT alimentan la narrativa de que la empresa está atravesando una crisis interna. Una crisis que llega en el peor momento. Ahora es cuando necesitan mantener la cohesión para enfrentarse a los desafíos de un mercado competitivo. Y de un futuro que pasa por la regulación de la IA.