Se llevó documentación, maquinaria, ordenadores, reventó el cristal blindado y la persiana… y bañó todo, echando a perder muchos décimos de Navidad. Tras las inundaciones, Loterías y Apuestas del Estado ya explicó que si el boleto presentaba daños menores, como humedad, manchas o pequeñas roturas, pero la información esencial (números, código de barras y serie) seguía siendo visible, se podría iniciar un procedimiento de validación. Si el deterioro es peor, se debería recurrir a un análisis más exhaustivo.
Aunque la administración de lotería número uno de Paiporta no abre hasta las nueve de la mañana, ya antes de las ocho tiene gente haciendo cola. Son muchos los que llevan días peregrinando a La Millonaria, situada a pocos metros del barranco del Poyo desbordado y donde el agua llegó a entrar hasta los dos metros de altura. Aquí murieron 46 de las 223 víctimas mortales de la riada, pero dos meses después del desastre la cola que busca suerte sigue discurriendo paralela a las colas del hambre.
Allí, la lotera Cristina Piles tuvo que limpiar los décimos uno a uno, eliminando con cuidado el barro, en algo que muchos consideraron una señal: un décimo que ha vivido bajo las aguas estancadas de la dana tiene que traer buena suerte a la fuerza. Y es que las lluvias que azotaron la provincia de Valencia el pasado 29 de octubre han dejado tras de sí no solo daños materiales y pérdidas humanas, sino también un notable cambio en el comportamiento de los ciudadanos. En medio de la adversidad, muchos valencianos han encontrado en la Lotería de Navidad una esperanza para revertir su suerte, lo que ha llevado a un incremento significativo en la venta de décimos en la región.
El auge del número 29
Las inundaciones afectaron gravemente a diversas localidades valencianas, incluyendo Catarroja, Benetússer y Paiporta, donde las aguas anegaron calles y viviendas, dejando a su paso destrucción y desolación. En respuesta a esta tragedia, las administraciones de lotería de estas zonas han experimentado un aumento sin precedentes en la demanda de décimos, especialmente aquellos que contienen el número 29, en referencia al día de la catástrofe.
Marcos Bernabéu, propietario de una administración en Aldaia, una de las localidades más afectadas, comenta: “Cada año hacemos menos envíos debido a la compra online, pero este año ha sido una locura”. Según Bernabéu, los compradores preguntan “cuánto barro” les ha entrado en el local, buscando adquirir décimos que consideran impregnados de una suerte especial.
Este fenómeno no es aislado. En Lotería Bello, ubicada en la plaza del Ayuntamiento de Valencia, se han observado colas desde días anteriores al año pasado. Los clientes, muchos provenientes de los pueblos afectados, buscan la suerte en los décimos de esta administración. “La gente quiere lotería de Valencia. La piden particulares y también desde otras administraciones”, señala Borja Muñiz, presidente de la Agrupación Nacional de Asociaciones Provinciales de Administradores de Lotería (Anapal).
La superstición y la esperanza juegan un papel fundamental en este incremento de ventas. La creencia de que tras una desgracia puede venir la buena suerte ha impulsado a muchos a adquirir décimos. “Después de esta desgracia, nos merecemos algo de buena suerte. Yo he perdido a mi madre y a mi perro, y mi casa está destrozada. El dinero no da la felicidad pero podría ayudar a pasar estos próximos meses”, revela Carmen, vecina de Paiporta, antes de echarse a llorar.
Ella, como tantos vecinos, han sufrido, además de pérdidas personales, de familiares y amigos y también de memoria y construcción de toda una vida, pérdidas materiales. “Nosotros vivimos en la huerta y no podemos movernos. Hemos perdido el coche y la furgoneta, y a día de hoy seguimos sin agua caliente”, explica un matrimonio a Artículo14 mientras se llevan seis décimos de lotería.
Además, la solidaridad entre los ciudadanos ha sido palpable. Familias que lo han perdido todo en las inundaciones ven en la Lotería de Navidad una oportunidad para reconstruir sus vidas. María y José, una pareja de Catarroja que perdió su coche en la riada, expresan: “Nos merecemos algo de buena suerte. Si ganamos, podremos comprar un coche nuevo y arreglar nuestra casa, y ayudar a los vecinos que lo necesiten. La clave de la recuperación está siendo la solidaridad: estar juntos, concebirnos juntos”.
Una campaña solidaria para los afectados
Las administraciones de lotería también han mostrado su apoyo a las zonas afectadas. Anapal ha creado una campaña solidaria para ayudar económicamente a las administraciones perjudicadas por la riada. Hasta la fecha, la recaudación de esta campaña asciende a casi 87.000 euros gracias a la colaboración de administraciones de lotería de toda España, así como a la aportación de la propia Agrupación, con un importe de 30.000 euros. El dinero recaudado se repartirá entre los loteros valencianos afectados, ya sean asociados o no de Anapal.
Sin embargo, no todo ha sido positivo. La catástrofe ha hecho que decaigan las compras de clientes habituales, como empresas o asociaciones de la zona afectada, que este año han reducido o cancelado sus pedidos debido a las pérdidas sufridas. A pesar de ello, la demanda externa ha compensado esta disminución, manteniendo e incluso superando las cifras de ventas de años anteriores.
La tradición y las supersticiones siguen influyendo en los compradores a la hora de elegir números específicos para el sorteo. La terminación “29”, asociada al día de la DANA, ha visto un notable incremento en ventas. “Este año la DANA va a subir la media de las ventas, quizá a cinco o seis décimos de media en Valencia. Es paradójico, pero es real, la gente quiere lotería de Valencia”, explica Muñiz.
En Letur, una localidad de Castilla-La Mancha también afectada por la dana, la venta de lotería de Navidad se ha disparado. Gracias a este aumento del interés por el pueblo, desde la administración de lotería local calculan haber vendido hasta un 60 por ciento más de lotería de Navidad respecto al año 2023, mientras que en términos absolutos, su cifra de venta de lotería en todo el año ha crecido un 12 por ciento.
Este comportamiento refleja una tendencia observada en otras tragedias. Tras la erupción del volcán en La Palma en 2021, las ventas de lotería también aumentaron significativamente en la isla, impulsadas por la esperanza de los habitantes de cambiar su suerte. La búsqueda de fortuna en tiempos de adversidad parece ser una constante en la sociedad española, donde la Lotería de Navidad se convierte en un símbolo de esperanza y reconstrucción.
A medida que se acerca el sorteo del 22 de diciembre, las expectativas crecen entre los valencianos. Muchos sueñan con que El Gordo caiga en su localidad, brindándoles la oportunidad de reconstruir sus vidas y dejar atrás las secuelas de la DANA. Mientras tanto, las administraciones de lotería continúan trabajando incansablemente para satisfacer la creciente demanda, conscientes de que, más allá del juego, están vendiendo esperanza a una comunidad que anhela un futuro mejor.