Con blusa blanca y lazo negro al cuello, como si saliera de una novela de Charlotte Brontë, maquillada y enfundada en un abrigo de pelo blanco con el que se ha cubierto para esquivar las cámaras, así ha salido Noelia del juzgado 12 de lo contencioso de Barcelona en el que, a puerta cerrada, se ha ratificado en la petición que inició hace un año para someterse a una eutanasia. Logró que se la concedieran pero sus padres la paralizaron in extremis, hasta ahora que la causa se dirime en sede judicial con una joven inamovible. “Quiero que me la den”, ha repetido sotto voce a preguntas de los periodistas que estábamos en los pasillos del juzgado, durante el receso de una vista que se ha alargado más de lo previsto.
“Lo cierto es que ella ha sido la que menos tiempo ha declarado, unos quince minutos”, matiza José María Fernández, de Abogados Cristianos, que asesora a los padres en su lucha contra la Generalitat: “Sus médicos se han extendido como esperábamos para seguir justificando por qué le concedieron la eutanasia. Ellos certifican que Noelia sabe lo que quiere. No tienen en cuenta que su testimonio está viciado por su trastorno mental”, apunta el letrado echando mano del argumento con el que están dispuestos a llegar al Supremo si en unas semanas la sentencia es favorable para la joven. Para ellos no hay un dolor o un sufrimiento intolerable detrás del reclamo de la joven, sino un condicionante psicológico que le afecta a su toma de decisiones y que podría frenarse si se trata.
A sus 24 años, Noelia quiere quitarse la vida a toda costa. Es su obsesión. Diagnosticada con un trastorno obsesivo compulsivo y un trastorno límite de la personalidad, la única vía que ella contempla desde hace más de diez años es la de matarse. Probó sin éxito con la ingesta de medicamentos y con diversos intentos autolíticos hasta que el 4 de octubre de 2022 casi lo logra cuando saltó al vacío desde el quinto piso en el que vivía con su padre, mientras tenía a su madre conectada por videollamada. Ambos vivieron en directo el espanto de darla por muerta y sienten ahora como un regalo el que no logrará su objetivo, a pesar de que la joven quedó parapléjica de cintura para abajo.
Separados desde hace años, los padres de la joven se han unido en este tiempo para cuidarla. No sólo la acompañan en las rehabilitaciones y la visitan semanalmente en la residencia hospitalaria donde está desde que se paralizó la eutanasia, sino que paradójicamente también la han acompañado al juzgado, empujando su silla de ruedas hasta el interior de la sala. A puerta cerrada, son partes enfrentadas. “Para nosotros, en el caso de Noelia se trata sin duda de un suicidio asistido”, recalca el letrado de Abogados Cristianos: “Tenemos claro que demandantes y demandados queremos lo mismo. El problema es que Noelia no sabe lo que es mejor para ella”.
“Siempre he sido una incomprendida”. Lejos del juzgado y de los focos la joven se lamenta. Tampoco entiende la expectación de su caso, como confiesa para Artículo 14: “Yo no soy la historia de una superación, así que no creo que a nadie le vaya a gustar escucharme”. La dureza de sus palabras contrasta con la fragilidad de su cuerpo y la mirada vidriosa de grandes ojos marrones. Parece frágil, aunque sus padres la miran atemorizados porque en su empeño a día de hoy cuenta con el respaldo médico. “Por eso, si el juez le concede la eutanasia yo sólo tengo una pregunta que hacerle a todos los médicos que la evaluaron”, adelanta a este medio la madre de Noelia: “¿Se la concederían si fuera su propia hija?”
A Noelia la han evaluado una veintena de personas, entre médicos, psicólogos, psiquiatras y juristas cuya decisión fue unánime: era apta para acogerse a la Ley de eutanasia, siendo de los poquísimos casos que se han concedido a menores de 30 años a nivel nacional. Según el último informe de Sanidad sobre la prestación de ayuda para morir, sólo siete de los 766 solicitantes que hubo en 2023 estaban en ese rango de edad. La edad media es de 68 años, más hombres que mujeres y en una cuarta parte catalanes. “¿Por qué? Es algo que no sabemos, pero llama la atención”, deslizan desde Abogados Cristianos. Aunque en realidad, el citado informe también refleje que en el porcentaje de eutanasias concedidas a Cataluña la superan comunidades como Andalucía o País Vasco. “Lo complicado es que aún no hay jurisprudencia -asumen-. Con lo que el caso de Noelia sentará un precedente”. Está por ver si será como lo desea ella o sus padres.