“Soy ‘mid size’ y así me queda este vestido”. “Por fin he encontrado los pantalones perfectos para las chicas de talla mediana”. “Ni ‘plus size’, ni flaca, complexión media”. Estos comentarios, acompañados de vídeos en los que chicas jóvenes muestran su cuerpo, inundan las redes sociales. ‘Mid size’ (talla mediana) es un término que se ha hecho viral para, en teoría, catalogar los ‘cuerpos reales’ bajo una etiqueta que, según los expertos, no es clara y genera controversia entre quienes sí se definen a través de ella y los que anhelan alcanzarla. Y esto, entre el público más joven, trae consecuencias psicológicas.
“Sois ridículas haciendo estos vídeos diciendo que sois complexión media siendo delgadas”. Alaia Sanz, usuaria de Tiktok, critica a las jóvenes de talla S que se definen como ‘mid size’. “¿Por qué entre mujeres alimentamos inseguridades que imponemos nosotras mismas?”. Esta misma pregunta se hace la influencer y creadora de contenido Carla Filla, que reinvindica que no es necesario crear más estándares de belleza “irreales”. “Habrá niñas que vean un cuerpo etiquetado como complexión media y al no verse así se sentirán mal por no ser lo suficientemente delgadas”. El movimiento ‘mid size’ ha dividido la opinión en redes entre las que se sienten parte de él y las que lo rechazan. Chicas jóvenes, muchas de ellas menores, y de distintas tallas, muestran su cuerpo bajo la nueva etiqueta de moda y aquí empieza la polémica: “Tu cuerpo no es M”, “estás muy delgada para ser complexión media” y, como estos, infinidad de comentarios inundan la publicación. Según la psicóloga Isabel Albert, experta en TCA (trastorno de la conducta alimentaria), “esta moda emerge de la necesidad de reivindicar los cuerpos que se salen de la “plus size” y que tampoco son “small” o “delgados” y se vuelve a convertir en una etiqueta más con la que clasificar el cuerpo, sobre todo en las adolescentes”. Y toda etiqueta, en términos físicos, trae consecuencias. “Esta comparación constante con “esa realidad paralela” les hace sentirse terriblemente insatisfechas y pensar que es su culpa no estar tan ‘bien’ como lo que ven en las redes”.
Sin embargo, a Nerea el término ‘mid size’ le ha dado refugio. “Me ha ayudado a encontrar mi lugar y no sentir que mi cuerpo es raro o extraño, también a entender que no hay nada malo en mí”. En conversación con Artículo 14, cuenta que nunca se ha llegado a sentir cien por cien identificada con los cuerpos normativos ni con la ‘plus size’ (talla grande). Por ello, decidió empezar a promover contenido centrado en este tipo de cuerpo. “Mi objetivo es dar visibilidad y representar a todas las chicas que se sentían como yo, porque considero que este término ha ayudado a muchas mujeres a sentirse más cómodas con su cuerpo y ver que hay más personas como ellas ahí fuera”.
Pero esto, según los expertos, esconde una trampa. “Cualquier forma de etiquetar los cuerpos o las cualidades de las personas puede ser perjudicial, hablamos de población “influenciable” o vulnerable, debemos tener en cuenta que esta etiqueta puede servir de referencia para conductas poco saludables”. Albert, experta en trastornos alimenticios alerta de que “un porcentaje elevado de jóvenes no se sienten representados por la publicidad y la moda de nuestro país”. Y eso genera una obsesión, la de sentirse parte del grupo, “en la adolescencia siempre es necesario tener referentes, el problema viene cuando la persona no se siente incluida”.
“¿Por qué chicas tan delgadas están subiendo vídeos diciendo que son ‘mid size’?
Solo hay que poner en el buscador ‘mid size’ para servirse de infinidad de vídeos y, sobre todo, opiniones de todo tipo, como ésta: “¿Por qué chicas tan delgadas están subiendo vídeos diciendo que son ‘mid size’?”. Naomi Parra, influencer ‘body positive’, se muestra crítica al respecto a través de un vídeo en el que expone su propio cuerpo, identificándose como ‘mid size’, con este mensaje: “chicas delgadas que están subiendo estos vídeos pueden crear un montón de complejos, sobre todo, por el hecho de que “gorda” se utiliza como insulto, hay que ser consecuente y realista”. Un movimiento, el de la complexión media que, según Isabel Albert, “es una manera de comprobar que mi mundo social me valida a través del cuerpo y esto puede llevarnos a desarrollar alteraciones de la imagen corporal, incluso modificación de planes sociales”. Y, la peor parte: un trastorno de la alimentación como anorexia o bulimia.
En definitiva, lo que ha nacido como supuesta forma de inclusión, puede traer un efecto rebote: fomento de la comparación infinita, miedo, inseguridades y autoestima mermada.