Prohibir o no prohibir: el debate del móvil en los coles

Primera semana del curso superada con éxito… pero sin móvil en algunas comunidades autónomas. ¿Es prohibir la solución? ¿O hay que cambiar cómo educamos?

Una agenda, un calendario, un bloc de notas, un reloj, una calculadora… son cosas que podrían ir en la mochila de cualquier alumna de este país. A nadie se le ocurriría decirle que está prohibido que lleve todas esas herramientas a la escuela salvo que lo haga en una sola: el móvil. El smartphone se ha convertido en algo así como la navaja suiza digital de los jóvenes. Un todo en uno que además les sirve para comunicarse. Y sí. También les distrae y les entretiene. Arranca el curso y con él entra en vigor en Cataluña la prohibición de usar el móvil en las escuelas de primaria aprobada en enero. El debate se reabre pero no en toda España se parte de la misma situación.

Prohibir o no prohibir. Cuestión de origen

Si de móviles hablamos, cada comunidad autónoma decide si regula o no y en qué medida el uso de los teléfonos en los centros educativos. Hay cuatro que delegan esta decisión en los propios centros: Asturias, País Vasco, Navarra y La Rioja. Por su parte, Castilla y León, Cantabria, Canarias y Aragón limitan el uso. Sin embargo el resto (la mayoría), un total de 9, lo prohíbe de alguna manera*. La primera en hacerlo fue Castilla la Mancha. La última, Cataluña.

Preguntamos sobre estas diferencias normativas a César de la Hoz, psicopedagogo experto en mediación escolar y familiar. “Socialmente es un tema complicado porque la gente tiene la necesidad de posicionarse a favor o en contra, como en muchos temas políticos. Y desde el punto de vista político, si te va a dar más votos prohibir los móviles los prohíbes y si no, no”, asevera.

Una comunidad educativa sin consenso

En esto, como en todo en la vida, hay opiniones enfrentadas. El propio de la Hoz nos cuenta: “Se le está dando a la infancia una especie de halo místico y parece que hay que protegerla de cosas. Continuamente estamos haciendo eso y no tiene sentido. El debate está siempre condicionado por cómo vemos la infancia y la necesidad de protección. Por ejemplo en nuestra época querían prohibir la PlayStation porque si jugabas a un juego violento luego te ibas a convertir en alguien violento. Se ha visto que no hay correlación”.

Este psicopedagogo acostumbrado a tratar a diario con adolescentes señala que quizá nos estemos equivocando a la hora de poner el foco solo en los aspectos negativos de las nuevas tecnologías. “Hay estudios que dicen que las redes sociales en la adolescencia ayudan a regular porque te permiten comunicar el malestar en un momento dado con alguien. Entonces, si tú no puedes tener el móvil en un instituto, tampoco te puedes comunicar con ese alguien. Estamos continuamente mirando la parte negativa. Parece que lo hacen mal, parece que no se relacionan y lo que queremos que se relacionen como nos relacionábamos nosotros antes. Pero claro, a lo mejor ellos ahora lo hacen de otra manera.”

Las aulas, lugares de trabajo

Pedro es profesor de educación física en un instituto de Madrid. Su opinión no tiene nada que ver con la de César. Él está totalmente en contra del móvil en las clases y nos lo explica: “Es muy sencilla la razón. Las aulas tienen que ser lugares de trabajo, no pueden ser lugares de divertimento o distracción para los niños. Estoy en contra del uso del móvil en cualquier nivel. Y, además, que no existan los móviles da seguridad a los niños y no se hacen grabaciones que luego se puedan volcar en las redes (tanto de niños como de profesores).”

Juan Taberna, también profesor de educación física de un instituto de Madrid, va un poco más allá. “Estoy en contra de la utilización del móvil en el instituto, incluso de traer el móvil al instituto. No hace más que crear problemas, sobre todo en las horas de recreo o incluso en clase, cuando suenan los móviles. Es una distracción total. De hecho, en mi centro hemos decidido que ni siquiera lo vamos a utilizar como herramienta de trabajo o herramienta pedagógica. Preferimos no utilizarlo en ciertos temas para salvaguardar el bienestar social y de convivencia del centro”.

Ponerle puertas al campo

En este punto, le preguntamos a Esteban Serrano, Secretario de Organización del Sindicato AMPE Madrid. “Con carácter general consideramos que no es adecuado el uso de los móviles dentro del aula por las dificultades que genera en el ámbito docente, las distracciones que provoca en el alumnado…”. Pero matiza. “Somos conscientes de que la digitalización tiene sus ventajas, como por ejemplo la motivación de los alumnos por lo atractivo que les resulta. No podemos dejar pasar esto. No podemos ponerle puertas al campo. Pero tenemos que tener cuidado porque una excesiva digitalización puede afectar a la comprensión lectora , la psicomotricidad…Sin embargo, hay actividades que están ya incluídas en las programaciones de los centros en las que el móvil se puede utilizar como una herramienta más de aprendizaje, eso sí, siempre guiada por el profesor”.

En ese sentido, el pedagogo César de la Hoz nos pone ante un espejo: “No es necesario buscar algo pedagógico en todo. Un móvil es un elemento de ocio, por tanto es normal que si está en el aula el alumno (pequeño o grande) lo quiera utilizar, igual que cualquiera de nosotros miramos el Whatsapp currando o entramos en Instagram de vez en cuando. El adolescente no hace nada distinto de lo que hacemos nosotros. No hay que prohibir. Yo creo que no hay que prohibir, pero a lo mejor no hace falta usarlo y ya está”, concluye.

El uso responsable

En esa misma línea está María Fernández Vázquez. Ella es profesora en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid y trabaja con esos adolescentes una vez han cambiado su etapa escolar por la universitaria. Se encuentra cara a cara y a diario, por decirlo de alguna manera, con las decisiones que se toman en etapas educativas anteriores. “Un lápiz es tecnología, una silla es tecnología… Las que están ahora sobre la mesa son las digitales pero todo es tecnología. ¿Cómo lo vamos desechar? Forma parte de la vida” comienza analizando.

Y añade: “El móvil es una herramienta y un dispositivo que nos acompaña 24 horas. Contiene toda nuestra información. Es prácticamente nuestra identidad: lo que somos, lo que queremos, lo que deseamos, lo que nos da miedo, el trabajo, el ocio, la intimidad…Creo que es fundamental aprender a hacer uso responsable de él. Si no lo consideramos, si lo excluimos, no podemos ser responsables de él”.

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