Eran las 18:00 horas del 7 de diciembre de 2017. Iván Castro, de 31 años, entra como cada día a su garaje. Será la última vez que lo haga. Horas después su cuerpo era descubierto por un vecino, con tres impactos de bala. Aún tenía el móvil en la mano, con la luz de la linterna alumbrando su rostro. Años atrás Iván trabajaba en un taller y fue campeón de España de kick-boxing. Pero su brillante carrera como deportista finalizó cuando tenía 18 años. Se le inflamaron los ganglios y le hicieron una biopsia. Tenía cáncer: un linfoma de Hodgkins. Por aquel entonces llevaba solo dos meses saliendo con Marta Rama, de 16 años. Él la quería mucho, y Marta estaba dispuesta a seguir con él en la salud y la enfermedad. Pronto se fueron a vivir juntos. Iván, debido a su enfermedad, llevaba una vida muy tranquila. No salía con los amigos y prefería quedarse en casa.
Aquel maldito 7 de diciembre salió de su casa para ir a la de su amigo Raúl, al que de vez en cuando le compraba marihuana. A las 17:45 horas se despide de él, llegando 20 minutos después al garaje donde encontraría la muerte. Cuando a Marta Rama le comunican la noticia se desmorona. En el tanatorio le dejó escrita una nota: “Cariño, se acabó mi vida sin ti. Espero haberte hecho feliz. Te amo. Siempre juntos. Marta”. En el entierro quiso meterse con él en el nicho y varios familiares intentaron impedirlo. Pobre Marta.

Iván Castro
La verdadera Marta Rama
El mismo día del funeral Marta Rama le dijo a la madre de Iván que está embarazada. La madre no salía de su asombro, pues sabía que la quimioterapia le había dejado estéril. Días después, Mariano, el mejor amigo de Iván, queda con Marta. Y ella le cuenta que años atrás había denunciado a Iván por maltrato y el juzgado le había impuesto una orden de alejamiento. ¿Por qué contar eso ahora? A Mariano le sonó extraño y fue a comisaría a contarlo.
“Teatro”
El jefe de la Policía Judicial de Langreo acudió el día del asesinato al lugar de los hechos. Cuando avisan a Marta, “[ella] entró en el garaje. Yo tapaba el lugar donde había estado el cuerpo de Iván y aunque nadie le había dicho nada, ella miraba hacia el lugar exacto”. Además “cuando le comuniqué que estaba muerto, comenzó a temblar de forma exagerada, pero no le caía ni una lágrima”. El agente, con 21 años de experiencia anotó en su libreta: “22.30 horas: teatro”.
La policía comienza a seguir a Marta. Regenta una panadería. Y le ve con un tal Nelson dos Anjos, un hombre 15 años mayor, con el que se fue a vivir la misma noche en la que murió Iván. A nadie de su entorno contó que había “rehecho su vida”, como tampoco a los investigadores en los diferentes interrogatorios. La policía cada vez está más convencida de que Marta tiene algo que ver en el crimen.
Más novios
Las pesquisas logran recopilar más información. Marta tenía relaciones con dos hombres más, aparte de Nelson. Los investigadores comprueban su destreza para mantener conversaciones de whatsapp paralelas, sin cometer error alguno. A José le decía “estoy loca por ti”. A Iván “hoy he tenido mucho trabajo”. Y a Nelson, “te echo de menos”. Tiempo después se supo que no eran tres los amantes de Marta, sino unos cuantos más. “Yo fui uno de los tantos amantes. Que yo sepa, estaba con siete hombres” fue la afirmación de uno de ellos.
La policía llama a Nelson a declarar. De profesión taxista, niega ser pareja de Marta y mucho menos tener algo que ver con la muerte de Iván. Pero al cabo de unos meses Nelson cambia su declaración. Lo hace entonces como investigado y con un abogado. Declara que “el día del crimen había estado en Langreo, sí. Pero para llevar a una señora en el servicio de taxi”. Muestra la agenda donde ese día se refleja Manuela, a La Felguera. Se trata de una señora octogenaria. Cuando la policía corrobora la cortada, Manuela les dice que ese día no había ido en taxi. Y que Nelson le había pedido, que si la policía le preguntara, dijera que sí.
Diez meses después de la muerte de Iván, Marta y Nelson son detenidos. Cuando lleva varios meses en prisión Nelson pide declarar de nuevo. Al juez le cuenta: “Marta me contaba que Iván le maltrataba. Llega un momento en que me dice que está embarazada, que el hijo es mío y que cuando se le notase la barriguita, él la mataría. Comienzo a ponerme muy nervioso. Unos días después me enseña una bala; dice que se la dio Iván diciendo que era para ella. Estaba trastornado, hice lo que Marta quería”. Nelson se creyó el héroe. El protector. Marta le llenaba la cabeza de historias de abuso, miedo, peligro. Hasta que un día, sin darse cuenta, ya estaba atrapado.
Lo que ocurrió ese día
Por fin Nelson confiesa toda la verdad. “Ese día aparqué cerca del garaje de Iván. Cuando entró con su vehículo, hice lo propio. Me acerqué a él diciéndole que mi novia había rayado su coche al aparcar y quería ver si tenía desperfectos. Iván encendió la linterna del móvil y cuando se agachó a ver el capó, le disparé. Después cogí mi coche y fui a la panadería a ver a Marta”.
Nelson se da cuenta de que ha sido utilizado y engañado por Marta. Ni estaba embarazada, ni quería casarse con él como le había hecho creer, y además estaba con unos cuantos hombres más.
Abducido
La exmujer de Nelson declaró que “era un hombre tranquilo y muy trabajador, amable con todo el mundo. Hasta la llegada de Marta. Empezó a cambiar, a despreocuparse de su hija. Poco a poco fue perdiendo patrimonio, me llamaban los bancos para advertirme de que no se pagaban las letras. Dos meses antes de los hechos empezamos el proceso de divorcio. Nelson se volvió loco”.
Marta ha sido condenada a 22 años de prisión. Nelson, a 15 años, ya que contaba con dos atenuantes. El primero, “un enamoramiento enfermizo que le llevó a un trastorno mental transitorio”. El segundo atenuante fue la disminución de los efectos del daño: antes del juicio Nelson puso sus bienes a disposición de la madre y hermano del fallecido.
Marionetas
¿Te arrepientes? “A todas horas. No se me va de la cabeza pensar lo que hice y que no puedo volver atrás” ¿Te sientes defraudado por ella? “Me siento arruinado moralmente”. En el juicio las acusaciones mantuvieron que Marta trataba a las personas “como marionetas”. Intentó desviar la atención policial sobre el móvil del crimen hacia un ajuste de cuentas sobre tráfico de drogas. “No intenten entender a Marta, porque es difícil ponerse en su cabeza” afirmó el fiscal.
Hay personas sin escrúpulos, y una de ellas fue el padre de Iván. Su esposa e hijos no sabían nada de él desde hacía 25 años. Pero en cuanto se enteró del fallecimiento de su hijo, reclamó la herencia. Además se presentó en el juicio como acusación particular para reclamar 150.000 euros de indemnización. Por suerte el jurado popular se la negó.
Él realizó los tres disparos, pero fue ella quien lo mató. “Por qué Marta mató a mi hermano es lo único que quiero saber antes de morirme” es la petición de Jonathan, el hermano mellizo de Iván. Pero Marta sigue en silencio. Quizás la verdad se pierda con ella en la cárcel. O quizás, algún día, decida hablar.