'Sols el poble salva al poble'

Los valencianos se vuelcan para recuperar su tierra: “He repartido más abrazos que pan”

Cientos de iniciativas particulares se organizan para salvar lo poco que ha dejado de su vida, de su memoria, la DANA. Muchos de ellos huyen de heroicidades: "No romanticemos la situación: nos salvamos nosotros porque nadie viene a salvarnos"

Vecino y personas de diversas comunidades autónomas trabajan como voluntarios para restablecer la normalidad en Alfafar (Valencia), este viernes. EFE/ Kai Försterling

Todos nuestros pensamientos están hoy en todos esos lugares que han sido arrasados por la DANA, principalmente en la provincia de Valencia, donde la destrucción de pueblos enteros ha dejado un escenario desolado cubierto de lodo, infraestructuras derruidas y decenas de coches amontonados en medio de las calles todavía anegadas. La descomunal tragedia nos deja una de las mayores catástrofes del siglo de consecuencias que, por el momento, todavía resultan incalculables: oficialmente, la cifra de víctimas mortales supera ya las 200, aunque hay indicios de que esta cifra pueda quedarse corta a tenor de los cientos de desaparecidos (1.200, según una información filtrada) y de todos los lugares en los que todavía los servicios de emergencia no han conseguido acceder.

La muerte y la destrucción son corrosivas, se meten en los huesos como una noche fría y húmeda de invierno. Pero el mal no vence. Una ola de solidaridad sin límites (pero sí con precedentes) ha puesto en movimiento a miles de personas, que llevan tres días movilizándose para hacer llegar comida, agua y enseres de primera necesidad a todos los lugares afectados. Muchos caminan horas y horas desde Valencia cargados con mochilas y palas para ayudar allá donde sean necesarios, otros se movilizan para proporcionar esa ayuda a través de recogidas solidarias desde otras ciudades más distantes en un contexto de empatía generalizada que conmueve a cualquiera que lo contemple.

Vecinos de Valencia ciudad desplazándose a pie hacia los pueblos de l'Horta Sud, afectados pro la DANA

Vecinos de Valencia ciudad desplazándose a pie hacia los pueblos de l’Horta Sud, afectados pro la DANA

“Estamos cruzando el puente de San Marcelino a La Torre. Esto es increíble, son hordas y hordas de gente llevando de todo: escobas, palos, cubos… y mucha comida y agua. Vamos a pasar allí el día entero”, explica a Artículo14 Irene Herreras, una de las voluntarias valencianas que ha organizado grupos de ayuda. Sin embargo, mucha de la ayuda, organizada de forma particular, ha establecido puntos de encuentro en el mencionado puente y se han echado a andar a pie, con un problema: no han llegado a las localidades más alejadas. “Como La Torre es la primera pedanía nada más cruzar el puente, la ayuda no llega a todos. Hoy se está haciendo un llamamiento: que vayan más allá, porque allí no ha llegado absolutamente nada de ayuda. Nuestra idea es avanzar todo lo que podamos”.

Irene Herreras se refiere a las siguientes pedanías en orden desde Valencia ciudad: “Aquí no se ha saturado ninguna vía porque aquí no ha llegado nada. Mucha gente cruza el puente y se queda en La Torre, Alfafar o Benetússer, pero hay que llegar a Paiporta, Picanya, Masanasa…”. “La Torre es la pedanía de Valencia más afectada por la DANA. Hemos estado toda la noche trabajando y se ha conseguido liberar el acceso principal, que a su vez permitirá el acceso a Alfafar, Benetússer o Sedaví. Hemos establecido un punto de atención sanitaria en coordinación con la Cruz Roja y Sanidad y un punto de coordinación de voluntarios, a muchos de los cuales se les desvía más al sur”, ha apuntado la alcaldesa, María José Catalá.

Los voluntarios se han organizado como han podido. A la redacción de Artículo14 llegan decenas de peticiones, mensajes, incorporaciones a grupos de whatsapp: en el de las parroquias, liderado por la Hermana Fons, hay más de 650 miembros; en el de la Universidad Católica de Valencia, más de mil. A estos grupos llega, de forma muy organizada, petición de cosas necesarias (agua, pan, fruta, compresas, tampones, pañales, mantas y, sobre todo, escobas y cepillos), pero también formularios de inscripción para organizar el trabajo. “Sols el poble salva al poble”, se oye repetidamente, también se lee en los mensajes de redes sociales.

Organización de la ayuda en la parroquia de San Juan de la Ribera, en Valencia

Organización de la ayuda en la parroquia de San Juan de la Ribera, en Valencia

Desde el sábado 2 de noviembre, el Museo Príncipe Felipe de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, en la capital del Turia, se convertirá a partir de las siete de la mañana en el punto de encuentro en el que profesionales de la Plataforma del Voluntario se encargarán de coordinar esas muestras de solidaridad. De igual forma, el Valencia CF ha emitido un comunicado a través de su página web en el que informa que el club se ha unido con el Banco de Alimentos de la ciudad para convertir Mestalla en un «punto de depósito de alimentos y enseres de primera necesidad».

“Vuelves con el corazón roto”

“He repartido más abrazos todavía que barras de pan. La gente te pedía pan y agua desde la calle (íbamos con el camión de reparto), ha habido momentos en que hemos tenido que parar y empezar a repartir allí mismo porque la gente no puede ni ir de sus casas a los puntos de avituallamiento”, explica María Ayuso, otra de las voluntarias, a quien se le quiebra la voz. “Gente mayor con vergüenza de pedir pañales de adulto, padres con recién nacidos que se quebraban al pedir una manta para el bebé. La gente se dividía entre los que intentaban abusar y nos han robado y los que decían que solo se llevaban un brick de leche y dos yogures porque con eso pasaban y así dejaban a los que vinieran detrás”, continúa. “Nos abrazábamos entre desconocidos y llorábamos. Vuelves con el corazón roto. Te juro que al abrir la nevera y ponerme leche se me saltaban otra vez las lágrimas. Hoy toda la gente a la que hemos ayudado vuelve a dormir sin luz y agua un día más…”.

El relato es enmudecedor: la situación es más horrible de lo que podamos llegar a imaginar. “Tenemos una sensación de desgobierno absoluta. Yo no soy partidaria de exigir responsabilidades políticas en mitad de una crisis porque creo que no es el momento, pero esto es una vergüenza. Decimos que ‘sólo el pueblo salva al pueblo’ porque es así: estamos abandonados. Está la Policía, la Guardia Civil, la UME… pero casi como voluntarios. No hay organización, no hay coordinación, no hay un mando. Yo iba con la Guardia Civil coordinada con tres camiones y hemos visto robos y ocupaciones en lugares que aparentemente están ‘tomados’ por las fuerzas de seguridad del Estado. ¿Cómo es posible?”, se pregunta Ayuso en conversación con Artículo14.

Equipo de voluntarios en Picaña, Valencia

Equipo de voluntarios en Picanya, Valencia

“Huele a muerte, hay cadáveres, hay personas muertas atrapadas en los garajes. Mazón dice que no hace falta que vayamos, y es verdad que ha sido un poco caos, pero ¿qué vamos a hacer si no? Si nosotros no vamos, ¿qué hacen las víctimas? Sólo hemos ido los civiles a llevar agua, comida y mantas. Llevan sin agua y sin luz desde el martes. No tienen nada. Nos piden toallitas húmedas porque llevan cuatro días sin ducharse y cubiertos de barro. Ni siquiera han llegado las organizaciones… Es una situación horrible, porque se sienten abandonados y a la vez muy arropados, pero los políticos van detrás de la población civil”, sentencia Ayuso.

“Nos han abandonado”

“Ibas con el camión y la gente pidiendo pan. ¡Pan, en Valencia! La población no está avisada de dónde están los puntos de reparto, hay mucha gente mayor que no ha podido moverse, hemos hecho ‘incursiones’ para descubrir qué necesita cada uno y les hemos llevado comida, calzado, medicinas… No tengo palabras para explicar lo que hemos visto. Todo es improvisado e insuficiente, y a la vez no dejaban de abrazarnos, agradecidos. A una madre se le había cortado la leche y estaba desesperada porque no sabía cómo iba a alimentar a su bebé, y le hemos conseguido unos biberones y hemos podido enseñarle. Pero ¿dónde está la ayuda del Gobierno?”, sentencia.

En este punto coincide con la influencer y artista Lucía Be, que se encuentra en su casa de Valencia y que relata su descontento a través de su perfil de Instagram: “Es impresionante ver que el pueblo salva al pueblo y a la vez muy frustrante sentir que se nos deja a nosotros la responsabilidad por cómo se está gestionando una catástrofe como esta”, explica. “Estamos en shock, en pleno trauma colectivo, y la sensación de abandono es total”. Y continúa: “Escribo esto desde el absoluto privilegio de estar en mi casa, con mis hijos, a sabiendas de que mi “ayuda” está ahora aquí con ellos porque no puedo hacer otra cosa que organizarme con mis vecinos porque además han cerrado las carreteras, pero a sabiendas de que se necesitan manos porque hay pueblos totalmente devastados. Y orgullosa de la gente de esta tierra porque la corriente de solidaridad es inmensa”.

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