A Jorge, Rubén, Amadeo, Iván y David los tenían trabajando en una ratonera. Así describen sus familiares las condiciones en las que trabajaban los cinco fallecidos. “¿Por qué ayer no me dijiste que era la última vez?”, lamentaba, desconsolada, una mujer mientras era atendida por un equipo de la Cruz Roja en las inmediaciones de la mina de Cerredo. “Hay que intentar respirar, grita si hace falta”, le aconsejaban. “¿Por qué te lo llevaste? Te pedí que lo cuidaras, Dios mío”, gritaba otra mujer, rota de dolor.
Familiares y amigos de los fallecidos llegaban a la entrada de la galería, donde los bomberos y los servicios de emergencia socorrían a las víctimas. La indignación crecía entre ellos por la falta de información de la empresa. Muchos aseguraban haberse enterado de la tragedia por la prensa.

Miembros de la Cruz Roja con familiares de los heridos y fallecidos por la explosión de la mina de Cerredo este lunes, en el concejo asturiano de Degaña.
Los cinco mineros eran vecinos de Villablino y Torre del Bierzo, en León. Su alcalde, Mario Rivas, trasladó su apoyo a las familias: “Es muy difícil afrontar que, cuando la minería está prácticamente desaparecida, lo único que nos queda es lamentar estas tristes noticias”.
Una mina que prometía seguridad y modernidad
La mina de Cerredo se inauguró en 2009. La presentaron como una de las más modernas del país. Su actividad se centró en la extracción de antracita, “un tipo de carbón con una pureza muy alta”, explica Jorge Fernández, jefe de la unidad territorial del Instituto Geológico y Minero de España en Asturias. Pero en 2018, a pesar de ser una de las explotaciones más importantes de carbón en Asturias, cesó su actividad.
Desde entonces, la mina permaneció cerrada hasta el pasado verano, cuando la empresa Blue Solving consiguió un permiso de investigación para extraer antracita con la intención de producir grafito. “El grafito está muy demandado por la crisis que atravesamos”, señala Emilio Trigueros, doctor en Ingeniería de Minas.
A la mina se accede en vehículo por un túnel con pendiente. En el momento de la explosión, los trabajadores se encontraban en el interior de la tercera planta realizando tareas de análisis e investigación.
Las primeras hipótesis apuntan a que el accidente fue provocado por una bolsa de grisú. La Brigada de Salvamento Minero y la Policía Judicial investigan los hechos, según ha informado la delegada del Gobierno en Asturias, Adriana Lastra, que se ha desplazado hasta la mina.

Vista de la bocamina cerrada este lunes en la mina de Cerredo, en el concejo asturiano de Degaña.
Altamente inflamable y letal: así es el grisú
Es considerado el enemigo más peligroso de los mineros. El grisú ha sido responsable de numerosos accidentes mortales a lo largo de la historia, ya que es altamente inflamable y puede formar mezclas explosivas con el aire, además de provocar una muerte por asfixia prácticamente instantánea.
¿Cómo se forma el grisú?
El grisú es gas metano en más de un 90% y se forma a la vez que el carbón. Puede contener otros gases como dióxido o monóxido de carbono y suele ser inodoro, por lo que únicamente es detectable con instrumental específico. Su acumulación en los túneles mineros puede ocurrir debido a la descomposición de materiales orgánicos o a la liberación natural desde las capas de carbón.
¿Por qué es tan peligroso?
Este gas es altamente inflamable y puede formar mezclas explosivas con el aire, incluso sin necesidad de que haya una llama. Si no se controla adecuadamente, una chispa o una simple fuente de calor puede provocar explosiones devastadoras, causando graves daños a los trabajadores y la infraestructura minera. A lo largo de la historia, el grisú ha sido responsable de numerosos accidentes mortales.
Las responsabilidades
La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, que se desplazó hasta la zona del siniestro y ha advertido que habrá consecuencias legales si se confirma que hubo negligencias. “En el siglo XXI no puede morir nadie así, nadie en una mina puede sufrir lo que ha pasado”, declaró. “Todo el peso de la ley va a recaer sobre las posibles responsabilidades que haya. No vamos a dejar impune esta tragedia”.
Un oficio altamente peligroso
La minería ha sido, desde sus orígenes, una de las profesiones más peligrosas. Durante generaciones, miles de trabajadores han descendido a las entrañas de la tierra para extraer los recursos que sostienen el mundo moderno. Y aunque las condiciones han mejorado, tragedias como la de Cerredo demuestran que el peligro sigue latente.

La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz (c), visita la zona de la explosión en una mina de Cerredo, este lunes en el concejo asturiano de Degaña.
Es paradójico que, en plena era de la inteligencia artificial, sigan existiendo trabajos donde el riesgo de morir es parte del oficio. Mientras los algoritmos sustituyen tareas mecánicas y creativas, en las profundidades de las minas siguen siendo las manos humanas las que perforan la roca y enfrentan gases letales. Quizá el verdadero avance no sea sólo extraer recursos de forma más eficiente, sino garantizar que hacerlo no cueste más vidas. Porque, al final, ningún mineral es más valioso que la vida de quienes lo extraen.