El Tinder de la jet set

Lo clásico siempre vuelve: el renacer de las agencias matrimoniales

Las empresas para formar pareja resisten a las 'app': son la mitad que hace diez años, pero facturan más

Si pensabas que encontrar pareja en la era digital se reducía a deslizar a la derecha y esperar el match, te equivocabas. Se acabaron los perfiles con fotos poco realistas y los misteriosos ghostings que convierten la búsqueda del amor en una película de terror. El amor ya no es cuestión de suerte, sino de inversión.

Aquí entra en escena Harmony, una agencia matrimonial de lujo que ha entendido que el amor no se encuentra, se ficha. “Utilizamos técnicas del headhunting aplicadas al terreno sentimental”, nos explica Carmen del Valle, directora de Harmony.

Para formar parte de este exclusivo club hay que pasar un filtro -y no precisamente de Instagram- y pagar entre 2.000 y 6.000 euros. “Realizamos una entrevista personal en la que analizamos minuciosamente el perfil del cliente, sus valores, su estilo de vida y el tipo de pareja que busca”, detalla Del Valle. En esta agencia matrimonial no se trata de obtener likes ni de compartir selfies frente al espejo del gimnasio; se trata de encajar en un perfil selecto.

Las citas, además, vienen con un todo incluido: “Proponemos el sitio e incluso hacemos la reserva a nuestro nombre”, añade la directora. ¿El resultado? Encuentros en hoteles de cinco estrellas, sin fotos previas, sin filtros, sin retoques y sin la angustia de que tu cita use una imagen de cuando tenía pelo. El final feliz ya es cosa de los protagonistas.

Carmen del Valle.

De la pesadilla digital al amor VIP

Pero, ¿por qué pagar miles de euros por algo que, se supone, ocurre gratis? “Por comodidad, exclusividad y, sobre todo, privacidad. Muchas personas tienen vidas exitosas y plenas, pero carecen de tiempo para encontrar pareja en sus círculos habituales”, explica Del Valle.

Carmen del Valle.

Además, para muchas mujeres, la seguridad es un factor clave. “Verificamos y conocemos personalmente a todos nuestros clientes antes de presentarlos”, subraya la directora. Aquí no hay perfiles falsos y se minimizan los plantones. La única incertidumbre es si la persona sentada frente a ti cumplirá con tus expectativas… y si su éxito es real o sólo un buen branding personal.

¿Qué buscamos? ¿Qué buscan?

Las tendencias en el mercado del amor son claras. “Los hombres buscan mujeres atractivas y femeninas, sin demasiado carácter, mientras que las mujeres prefieren hombres exitosos, altos, con cabello y sin sobrepeso”, señala Carmen del Valle. La genética manda. Eso sí, según Del Valle, ellas son más flexibles con el físico si el resto encaja.

El flechazo puede esperar (al segundo café)

La gran diferencia de Harmony respecto a Tinder es que las citas son a ciegas. Nada de ver la foto antes, nada de prejuicios visuales. “Priorizamos la compatibilidad y el estilo de vida sobre la apariencia. Esto promueve conexiones más profundas y auténticas”, asegura Del Valle.

Carmen del Valle.

Una de sus clientas explica por qué eligió una agencia matrimonial tradicional en lugar de las aplicaciones de citas. “Me convenció porque es más serio y profesional que las aplicaciones, donde los usuarios no buscan seriedad ni compromiso”. En su caso, rentabilizó la inversión de aproximadamente 2.500 euros “Llevo cuatro años con mi marido”, cuenta. Además, destaca que el proceso de selección y asesoramiento personalizado le permitió conocer a alguien con quien comparte valores y objetivos de vida, algo que no encontró en las plataformas digitales. “Las aplicaciones pueden ser superficiales y desalentadoras; aquí sentí que realmente entendían lo que buscaba en una pareja”, concluye.

Una opción es rápida y emocionante; la otra, lenta y meticulosa. Sin embargo, en ambas existe el riesgo de decepción y la posibilidad de acabar contándole tu vida a un desconocido en una cita incómoda. No tengan prisa; el amor llega, aunque, según algunas investigaciones, cada vez dura menos: un año y medio.

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