Desde hace años se conoce la solución a tres problemas clásicos de las matemáticas: la cuadratura del círculo (o cómo construir un cuadrado con la misma área que un círculo dado), la trisección del ángulo (o cómo dividir un ángulo dado en tres ángulos iguales) y la duplicación del cubo (o cómo construir un cubo con el doble de volumen que un cubo dado). Durante siglos se desconoció que no bastaba con un compás y una regla para resolverlos, puesto que también era necesario el uso del álgebra. Hay otros problemas de las matemáticas que no se han resuelto y puede que la complejidad sea incluso superior: ¿por qué cae el número de alumnas interesadas en esta disciplina?
En 1990 había tantos chicos como chicas en las aulas universitarias de matemáticas. Ahora mismo son solo el 36%. ¿Qué está ocurriendo? Conversamos con la presidenta de la Sociedad Catalana de Matemáticas (SCM), Montse Alsina, que comienza citando un estudio que revela que las alumnas se sienten más inseguras y menos llamadas a este tipo de carreras y todavía menos atraídas por dobles grados como Matemáticas y Física; Matemáticas e Ingeniería Informática; y Matemáticas y Estadística. “Parece que asustan más a las chicas. Y no es porque no puedan superarlos, sino porque son menos atrevidas. Hay menos chicas que van de sobradas y acusan más la responsabilidad”, dice.
La presidenta de la SCM tiene clara al menos una parte de la solución y en eso está poniendo su empeño. “Hay que animar a las mujeres potentes a que desarrollen carreras STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas), pero después hay que cogerlas. Lo que es demoledor es que luego veamos comités directivos de empresas o instituciones y la mayoría sean hombres”, argumenta. Con la idea precisamente de espolear a las alumnas para que adquieran perfiles STEM, la Sociedad Catalana de Matemáticas ha organizado por primera vez este 2024 una olimpiada solo para chicas.
— ¿Por qué una prueba segregada?
— “Hay que rebobinar antes un poco para responder. Vamos por la 60ª olimpiada matemática y la realidad es que se presentan muchos más chicos que chicas (un 11% del total aproximadamente). El porcentaje de ganadoras no corresponde a este 11%, es superior, pero la participación femenina es baja. La SCM organiza también las pruebas canguro para el alumnado desde 5º de primaria hasta 2º de bachillerato, y ¿qué observamos aquí? Que a medida que suben de edad hay cada vez menos chicas que participen y esto nos preocupa“.
— ¿Y cómo se ataca esta preocupación?
— “Lo que quiero decir es que la preocupación no viene sólo de la olimpiada matemática, sino que viene de detectar experiencias personales. Yo tengo un hijo y una hija gemelos. Los hemos criado igual. Los padres somos ambos matemáticos. Tanto mi hijo como mi hija iban a las pruebas canguro, pero en cierto momento a la chica no le interesa competir y al chico sí. Y no se trata de un caso aislado o de un caso personal, es un caso frecuente”.
Romper estigmas
Y aquí entramos en un terreno pantanoso acerca de si competir es bueno o es malo, de si competir es más masculino que femenino. “Es posible que haya un porcentaje de chicas que lo considere algo no deseado, que no les interesa o que incluso lo consideran negativo. Y, en cambio, quizás para los chicos está asumida esta competitividad. Y nosotros en realidad no queremos que las chicas tengan ser más competitivas si no quieren, no es obligatorio. Aquí el problema es determinar si las chicas no compiten porque creen que no no son suficientemente buenas. Entonces sí que debemos romper ese estigma”.
Finalmente, la Sociedad Catalana de Matemáticas optó por tomar la iniciativa. “Concluimos que nos preocupaba el tema de género y que, por tanto, debíamos emprender acciones para potenciar que las chicas se atrevan, para que que las chicas descubran su talento“, explica Montse Alsina respecto a la decisión de impulsar una olimpiada femenina.
“Sabemos de sobras que no hay acuerdo la comunidad matemática respecto a una competición separada de chicas. No existe un acuerdo de si es bueno o es malo. Pero lo que sí teníamos claro es que queríamos atraer a chicas para probarse dentro de una zona, digamos, de seguridad. Si compiten contra chicos parece que deban demostrar cosas y nosotros no buscamos eso, lo que buscamos es que atrevan a comprobar su talento”, razona esta matemática.
No están solas
La primera olimpiada femenina matemática en Cataluña se celebró el pasado mes de enero. Acudieron aproximadamente cien alumnas y tuvieron tiempo no solo de hacer las pruebas —que organiza el mismo equipo de la olimpiada mixta—, sino también de charlar luego con otras chicas y de hablar con matemáticas que son referentes en el mundo profesional. “Yo creo que la jornada ayudó a algo que me parece que es muy importante: ver que no están solas. Porque a veces una chica le gustan las mates y se encuentra en un bachillerato científico-tecnológico con sólo dos chicas más. Y en la jornada pudieron ver que son muchas más”, celebra Alsina.
La presidenta es consciente de que para lograr la equidad en las disciplinas STEM hay que trabajar en todas las etapas, no solo en la secundaria. Y propone dos ideas muy concretas: “Hay que cuidar y poner moda en valor de tarea que hacen los maestros de infantil y de primaria, pero hay que darles formación.
A menudo son gente que para ir al grado de educación infantil, dejaron las matemáticas en 4º de ESO y esto es una carencia. Por tanto, de alguna manera se debe proporcionar más cultura matemática“.
Y una más. Hay mediciones que han observado que solo el 12% de los referentes que sale de los libros de texto son mujeres. “Yo cuidaría mucho los referentes que se ponen y esto vale tanto a nivel de material que se lleva a la clase como de libros”, propone.
Y para acabar, un resultado, el de última olimpiada general celebrada, la que incluye a chicos y chicas. Ganó Ekaterina Leksina, una brillante alumna que también se impuso en la prueba femenina. “Me emocioné porque pensé: ahora nadie podrá decir que esto es una olimpiada de segunda categoría”, confiesa Montse Alsina.