“El malo tenía claro lo que buscaba: mujeres de 50 años para arriba, con cierta tendencia a confiar y fabular, algo fantasiosas, que llegaban a creer que quien las escribía era el propio Brad Pitt. El cebo para engañarlas tampoco estaba elegido al azar: un hombre maduro, famoso, que irrumpe en tus redes sociales y te atiende pese a ser quién es, haciéndote sentir querida, cuidada y atendida”. Quién así perfila a víctimas y victimario es uno de los cinco investigadores que más información tiene sobre quién estaba detrás de esta estafa del amor.
El agente Antonio Valenzuela comanda el grupo de Delitos Tecnológicos de la Guardia Civil de Granada, volcado en destripar toda la logística criminal detrás de esta macroestafa, porque lo que arrancó con la denuncia de una mujer en agosto de 2023 ha derivado en una investigación de más de un año, con decenas de afectados e implicados. Confían en darla por cerrada en unos meses. La primera toma de contacto con estos delincuentes fue a través de una granadina de 63 años que aseguraba haber sido engañada por Brad Pitt, o alguien que se hacía pasar por el actor de Hollywood. Sea como fuere, le había estafado 175.000 euros.
“La fisura por la que nos engañan siempre la creamos nosotros, sin saberlo”, recalca el investigador. En el caso de la granadina, entró en el radar del estafador tras unirse a un club de fans online. Que después creyera que la escribía el auténtico Pitt la encumbró a la categoría de elegida. “Cariño, de verdad te amo y prometo pagarte todo. Bien cariño, todavía te amo y sigo aquí para ti”. Este fue uno de los mensajes -en mayúsculas, sin puntos ni comas- que recibió la estafada sin detectar que se trataba de un fotomontaje en el que un sonriente Brad Pitt sujetaba una nota con esas palabras.
Ella lo creyó. Como la promesa de que un día se conocerían en persona e incluso grabarían una película juntos. Para tal eventualidad no le pareció descabellado que el actor le pidiese correr con los gastos por adelantado. En partidas que iban desde los 5.000 hasta los 30.000 euros destinadas a pagar al manager, al abogado o al asesor de imagen. “Lo triste es que a día de hoy ella cree que en realidad sí estaba en contacto directo con el actor y que lo ocurrido nada tiene que ver con lo que policialmente conocemos como romance scam o estafa amorosa”, apunta Valenzuela.
El enganche emocional de las víctimas llega hasta ese punto. De entrada porque la mayoría son vulnerables antes de caer en el engaño, ya que precisamente caen por un contexto de desarraigo familiar o emocional que les lleva a buscar compañía en el universo de las redes sociales: cuando despiertan de la estafa siguen sin asideros. Y si a esto se suma que suelen quedar arruinadas se complica aún más la asimilación del golpe.
La Guardia Civil habla de una cifra negra, la de todas las víctimas que por vergüenza no se atreven a dar el paso denunciar. Durante la investigación tras la denuncia de Granada los agentes descubrieron que había otra estafada en Bilbao -mujer de 60 años y un engaño por valor de 150.000 euros– que todavía no lo había denunciado. “El problema es que la sociedad las trata de tontas y ese comentario gratuito levanta un muro insalvable para las víctimas. La de Granada ni siquiera se acercó al cuartel. Lo tramitó todo a través de su abogado en el juzgado porque ella no quería dar la cara”, lamenta Valenzuela.
En la ‘Operación Bralina’ han cuidado con guante de seda a las víctimas mientras usaban el de cirujano para destripar las entrañas de todo un entramado en el que suman una veintena de investigados, registros en varias provincias, incalculables volcados de datos y una cantidad total de lo estafado aún por precisar, pero que podría supera el millón de euros. No sólo hay dos mujeres engañadas, sino también empresarios. “Antes de probar suerte con el romance, falsificaron documentos, abrieron cuentas bancarias y blanquearon dinero comprando partidas de productos -desde aceite a mármol o tornillos- que mandaban para Nigeria. Allí está el origen de la banda. Aquí aterrizaron en 2019”.
Como toda organización criminal, pese a la sofisticada ingeniería delictiva su lado más prosaico siempre se destapa en los registros. En una de las viviendas, los agentes del grupo de Delitos Tecnológicos de Granada hallaron una libreta con un mensaje manuscrito que arrancaba así: “Mi amor de ti es verdadero”. Traducido en internet del nigeriano al castellano, coló como si lo hubiera escrito un Brad Pitt con pocas dotes del idioma. El auténtico se puso en contacto con los investigadores hace unos meses a través de su manager. “Quería agradecernos que en cierta medida hubiéramos limpiado su imagen. Nos insistía en que el actor nunca se habría dedicado a engañar a mujeres para quedarse con su dinero”, reseña Valenzuela. Si algún hombre picó, tampoco lo denunció.