Facturas del suministro de chocolate, proveedores, gas, nóminas por valor de 11.000 euros Seguridad Social aparte, etc… así hasta superar los 20.000 euros es lo que piden las ya excomulgadas monjas Clarisas de Belorado en un correo electrónico remitido por la ex abadesa sor Isabel de la Trinidad al arzobispado de Burgos.
Entre los pagos pendientes figuran facturas actuales y también antiguas, incluso del pasado ejercicio, previas a que la administración de las diez cuentas corrientes que poseían las monjas, las haya asumido el propio arzobispado. Literalmente tuvieron que recorrer las entidades bancarias de la localidad burgalesa, con los números CIF en mano, reclamando la administración legítima de las cuentas para poder conocer su cuantía. El saldo que se han encontrado es de 7.000 euros, muy por debajo de los 20.000 que necesitan para sufragar los pagos pendientes. Lo más urgente, pagar a los trabajadores su correspondiente sueldo, algo que el arzobispo Mario Iceta ha ordenado realizar. El resto de gastos se está analizando al mismo tiempo que se les ha vuelto a reclamar esta semana que faciliten el acceso al resto de la información económica para valorar la necesidad de una inyección de liquidez. Una demanda no atendida y que se lleva realizando vía notario desde el 6 de junio, reiterada el día 22 hasta la última el 25 de junio.
La pregunta es que si sólo había 7.000 mil euros en las cuentas ¿dónde está el dinero que ingresan por la venta de dulces? No hay constancia por parte del arzobispado del dinero que reciben por su actividad, solo les han remitido los gastos. Sospechan que puedan existir cuentas bancarias nominales, a las que evidentemente no puede acceder nadie más que el titular, donde podrían estar acumulando las ganancias. De hecho, señalan que en la cuenta de Instagram de la abadesa hay un número bancario para poder hacer donativos.
Con la excomunión consumada y la renuncia a la Iglesia conciliar en el monasterio han seguido ocurriendo hechos llamativos como el abandono del lugar del autodenominado obispo de Rojas y su socio, el padre Ceacedo, que estarían de nuevo en Bilbao. Las monjas cismáticas toman así las riendas de su destino sin por el momento manifestar hacia dónde dirigen sus pasos tanto religiosos como habitacionales.
El director de comunicación del arzobispado de Burgos, Natxo de Gamón, ha expresado la alegría que les ha producido el hecho de que estas dos personas ya no estén junto a las monjas. Confían en que esto pueda abrir un escenario de diálogo con todas las hermanas excomulgadas. Le consta que algunos familiares han intentando sacar de la congregación a las religiosas más mayores y no lo han conseguido. Hay preocupación por su bienestar ya que ahora mismo carecen de una persona que les asista en los oficios religiosos, y si se diera el caso de un fallecimiento, no podrían recibir los Santos Sacramentos, Extrema Unción, Comunión o penitencia, algo sumamente importante para personas que han dedicado toda su vida a la clausura y la fe católica.
La excomunión de la Iglesia católica, no obstante, es un proceso reversible. Exigiría un retractación pública porque público ha sido el anuncio de su ruptura con la Iglesia de Roma en un proceso que tendría que dirigir el arzobispo Iceta.