La de Mansilla de las Mulas es una Semana Santa pequeñita. Normal. Este municipio leonés tiene, según el Instituto Nacional de Estadística, 1.663 habitantes censados. De ellos, 819 son mujeres. Sin embargo, esta modesta Semana Santa vio nacer, allá por 1990, a la primera cofradía únicamente femenina que hubo en España: la Hermandad de Jesús Nazareno. Un hito fruto de una necesidad. Entonces solo había tres cofradías en el pueblo. Las tres eran solo de hombres y, lo que es más increíble, las tres siguen siendo solo de hombres.
Por eso, Ana Martínez Ferreras, de 29 años, no tuvo muchas opciones cuando hace ya 15 decidió participar activamente en la Semana Santa del pueblo donde siempre ha vivido. Era o la de “las chicas”, o ser Manola .“Era la única en la que podía entrar de mi pueblo. Las otras eran solo de hombres. De hecho, mi padre pertenece a una de ellas y siempre quise entrar con él a la cofradía pero no se podía porque solo había chicos”. Le preguntamos si hoy podría entrar en alguna de las tres “históricas”, las masculinas.
“Por poder, según la ley, podría meterme en cualquiera de ellas, pero que estuviese bien visto o que no me pusiesen pegas, yo creo que solo en una . Y no tengo la seguridad de que estuviese bien visto por todos los cofrades”. Nadie lo ha intentado, nos confiesa. “Aún nadie se ha atrevido. Como tienen la opción de que se metan la mujeres en nuestra cofradía, yo creo que todavía la gente no se lo plantea el decir ¿voy a ser yo la primera que se vaya a meter ahí, en una cofradía de hombres habiendo una de mujeres? “. Siente que la de su pueblo, “tristemente”, nos dice, “aún no es una Semana Santa igualitaria. Todavía hay mucho que hacer”.
Y eso que han pasado 35 años desde que, en 1990, al ver que no tenían hueco en las cofradías, las mansillanas hicieron la suya. Y como tampoco tenían paso, lo crearon. “Llevamos la imagen de La Piedad”, nos dice Ana. “Es la única que llevamos porque es la única que tenemos. Por supuesto, cuando se hizo la cofradía no nos dejaron llevar ninguno de los pasos que tenía la iglesia. Y como no había una imagen para nosotras, la creamos. Y es la que nosotras llevamos. Sale el martes y el jueves y el viernes por la tarde.”
Ana empezó a pujar con 18 años, antes no le estaba permitido. Desde entonces, no ha parado de hacerlo. Nos cuenta que La Piedad no solo sale, sino que además, lo hace bien y a ella, le encanta: “Poder llevarla es un orgullo precisamente por eso, porque solo la llevamos las mujeres. No es por nada pero siempre se ha dicho que el paso que más luce es el nuestro, el que llevan las mujeres de Mansilla, porque somos muchas dentro del paso y luce bastante más. Y dicen que somos las que mejor lo llevamos y las que mejor lo bailamos”, nos cuenta sin poder ocultar ni el orgullo ni la sonrisa en su voz.
“Siempre tuvimos la inquietud de salir y no nos dejaban”
Ana Martínez Ferreras forma parte de una segunda generación de hermanas. Antes de ella, mujeres como María Teresa García García, de 65 años y mansilla de toda la vida, estuvo al frente de la formación de la primera cofradía femenina de España. ”Junto a mí estuvieron al pie del cañón Maite y Yoli. Entre las tres nos volvimos locas para poder crear la cofradía de nuestro pueblo”, cuenta.

Lo hicieron por una sencilla razón: “Porque siempre tuvimos la inquietud de salir y no nos dejaban “. Era el año 1990 y no se lo pusieron fácil. “Fue complicado porque los estatutos eran complicados. Hubo que ir al obispado muchas veces. Nos rechazaban ciertos puntos de los estatutos, hasta que conseguimos tenerlos bien y nos los permitieron. El primer año que salimos aún no estaban los estatutos firmados pero el obispo nos dijo que todo estaba en orden para dejar que saliéramos”.
Un pequeño paso que implicó un gran volumen de trabajo. “Hubo que hacer recopilación de telas para las túnicas y pensar cómo queríamos hacerlas. Tuvimos que dar a conocer que íbamos a hacer la cofradía para que se unieran a nosotras y ya el primer año conseguimos ser 25 hermanas”.
Tras esas 25 vinieron muchas más. Y no solo en Mansilla de las Mulas. “Nuestra fundación también hizo que cambiara la Semana Santa de León. A raíz de aparecer nosotras, se hicieron cofradías de mujeres en León. Sin ir más lejos, dejamos los estatutos a las Marías (Cofradía de María del Dulce Nombre) para que ellas también pudieran fundar la suya de mujeres en León y después se hicieron muchas mixtas a raíz de eso. De hecho, cuando nos dimos a conocer, todas las cofradías de León capital nos acogieron muy bien y ese mismo año nos invitaron a salir en la procesión del pregón”.