La ruta canaria de la emigración sigue batiendo récords. El año pasado la ruta que adoptan miles de jóvenes desde distintos países del África occidental con rumbo al archipiélago canario creció un 17,4% respecto al año anterior, lo que supuso un total de casi 47.000 personas, según recientes datos del Ministerio del Interior. Aunque minoría, las mujeres son la parte más dramática de una realidad que se consolida año tras año en la ruta más peligrosa del mundo.
Las mujeres suponen un 7% de quienes llegan en cayuco o patera a suelo español desde las costas de Mauritania -punto principal de partida desde mitad del año pasado, Senegal o el Sáhara Occidental, los tres principales puntos de partida de la ruta. El machismo imperante en sus sociedades de origen hace doblemente arriesgadas las tentativas de emigración de estas mujeres, pues la realidad local las arrincona a las tareas domésticas.
Mujeres jóvenes, a menudo embarazadas o con niños
Son mujeres muy jóvenes, que llegan a menudo embarazadas en cayuco o patera. En algunos casos se embarcan también niñas. A la pobreza, el machismo y la falta de futuro comunes a los países de la región, se unen otras razones como la violencia generada por los distintos grupos armados que operan por la región. Algunas de ellas huyen de sus hogares acompañadas de sus pequeños de corta edad.
No en vano, según datos de Cruz Roja revelados esta semana, uno de cada siete inmigrantes rescatados durante 2024 en la ruta canaria era menor de edad, en concreto, 6.971 niños y adolescentes sobre un total de 46.748 supervivientes.
Una vez emprendida la odisea de partir de sus hogares rumbo a las costas africanas las mujeres son víctimas de redes de tráfico de personas, que son las que se encargan de embarcarlas rumbo a territorio español. Matrimonios forzosos, violencia sexual, mutilación genital o violencia de género son algunas de las situaciones que viven estas mujeres en sus países.
Por nacionalidades, malienses, senegalesas y guineanas constituyen la mayoría de las mujeres que se lanzan a aguas atlánticas. También proceden de Sudán, Costa de Marfil, Camerún, Gambia, Guinea Conakry, Comores, Gambia, Mali, República Democrática del Congo, Senegal, Palestina, Túnez, Marruecos, Argelia, Bangladés, Yemen y hasta Afganistán (en octubre, una familia afgana de diez miembros y tres niñas llegó hasta la isla de El Hierro).
La ruta canaria es la más mortífera del mundo. Según datos de finales del mes de diciembre de la ONG Caminando Fronteras 9.757 personas perdiendo la vida tratando de alcanzar suelo español en la ruta atlántica hacia Canarias.