Cinco años

La pandemia hizo retroceder la igualdad de género una generación

El cálculo para cerrar la brecha de género a nivel mundial pasó de 99 a 135 años después de la COVID, que castigó más a las mujeres tanto a nivel profesional como doméstico al asumir de forma desproporcionada los cuidados

Los efectos de la pandemia de Covid-19 fueron devastadores a nivel de vidas humanas (unos 15 millones de personas murieron en todo el mundo a causa del coronavirus entre 2020 y 2021, según cálculos de la ONU), pero las funestas consecuencias fueron mucho más allá. La pandemia castigó severamente las expectativas para cerrar la brecha de género, que aumentó —nada más y nada menos— que en una generación (de 99,5 a 135,6 años), según la estimación realizada por el Foro Económico Mundial en 2021. Desde entonces, este indicador apenas se ha recuperado.

El Foro Económico Mundial comenzó a medir la brecha de género en el año 2006 y observó con toda claridad “el retroceso” que supuso la pandemia en términos de igualdad: las mujeres se llevaron la la peor parte de las crisis sanitaria y económica desencadenada por la covid, entre otras cosas porque sufrieron tasas más altas de pérdida de empleo y porque sobre ellas recayeron más responsabilidades en el hogar.

Ellas ocupaban puestos de trabajo en los sectores más afectados por los cierres (el del consumo fue una sangría) y asumieron en mayor medida las presiones adicionales derivadas de los cuidados familiares (la atención a niños y ancianos recayó de manera desproporcionada sobre las mujeres). Este último factor forzó a muchas mujeres a salir del mercado laboral.

Conforme la economía mundial comenzó a reactivarse, los datos mostraron otra tendencia perjudicial: las mujeres fueron contratadas a un ritmo más lento en distintas industrias y, en particular, a la hora de optar a puestos de liderazgo. “Las mujeres no están bien representadas en la mayoría de los puestos de rápido crecimiento. Estamos acumulando problemas de representación de género aún mayores a medida que salimos de la pandemia. Estos puestos desempeñan un papel significativo en la configuración de todos los aspectos de la tecnología y su despliegue mundial”, explicó Sue Duke, directora de Política Pública Global de LinkedIn.

El problema del liderazgo

Los cinco años que han transcurrido desde la pandemia no invitan a un gran optimismo, particularmente en lo relativo a las carreras profesionales aparejadas a la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (los llamados perfiles STEM). Algunos ejemplos: en servicios en la nube, las mujeres conforman solo el 14 % de las plantillas; en ingeniería, el 20 %, y el 32 % en big data e inteligencia artificial. En todos estos sectores la situación está empeorando y la representación de las mujeres disminuye a medida que se asciende en la cadena de mando. En este punto se puede afirmar con toda claridad que el techo de cristal sigue intacto.

De hecho, el Foro Económico Mundial ha observado con toda claridad que los puestos de liderazgo por parte de mujeres solo se aproximan a los de los hombres en los ámbitos de ONG’s, educación, bienestar y salud. En cambio, la brecha es enorme en infraestructura, industria, energía y tecnología. Esta doble circunstancia, acentuada tras la pandemia, solo hace que perpetuar la brecha de género a nivel salarial, ya que las ocupaciones asistenciales y educativas (que cuentan con una mayor representación de mujeres) suelen ser puestos peor remunerados que otros trabajos del futuro.

La fotografía de hoy en día

¿Dónde estamos, por tanto, cinco años después de la pandemia? A nivel mundial, las mujeres han logrado un 60,5 % de igualdad con los hombres en términos de acceso al empleo, salario y liderazgo. El último Índice Global de Brecha de Género, correspondiente al año 2024, muestra que se necesitarán 134 años para alcanzar la paridad plena (aproximadamente cinco generaciones). Es decir, que la aguja apenas se ha movido desde que la pandemia la trastocó. El porqué hay que buscarlo en “la falta de cambios significativos y generalizados a nivel mundial”.

El consuelo es que los países europeos ocupan siete puestos del top 10 mundial en este índice y que España es el décimo (79,7%), por detrás de países como Islandia (91%), Finlandia (2.º, 87,5%), Noruega (3.º, 87,5%), Suecia (5.º, 81,6%), Alemania (7.º, 81%) e Irlanda (9.º, 80,2%).

Un resumen de la situación de España a nivel de brecha de género

Pero lo cierto es que las huellas de la pandemia persisten y que no hay informe que no muestre desigualdades de las mujeres respecto a la posición laboral y salarial previa a la pandemia. El impacto en sus carreras fue mayor y la brecha de género en el mercado laboral se amplió. A pesar de ello, las políticas de compensación o de corresponsabilidad para corregir estos males se han revelado insuficientes.

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