La nueva menopausia; un viaje de transformación, no de declive

“El mito de que la menopausia marca el fin de la vida sexual proviene de una visión simplista de las mujeres mayores como seres asexuados”, afirma Laura Martínez, terapeuta

Se habla más y, por fin, en voz alta, pero la menopausia sigue siendo una revolución hormonal que aún no conocemos del todo: tengo sofocos, menopausia. Estoy cansada, menopausia. No tengo deseo, menopausia. Me duelen las relaciones sexuales, menopausia. Es como un temido monstruo que acecha a las mujeres a partir de los 45 con la misión secreta de robarles la libido, el sueño y la paciencia. “El mito de que la menopausia marca el fin de la vida sexual proviene de una visión simplista de las mujeres mayores como seres asexuados”, afirma Laura Martínez, terapeuta sexual.

Hablar de sexo en medio de la revolución hormonal es fundamental para desafiar la narrativa que sostiene la extinción de la vida sexual. “Mi deseo no se ha extinguido; ha cambiado en la forma en que lo vivo. Me he dado cuenta de que lo que funcionaba a los 30 ya no sirve a los 50, pero eso no lo hace peor; al contrario, puede resultar incluso más emocionante cuando dejas de seguir el guion de siempre”, confiesa María, de 52 años. “En muchos casos, la menopausia se convierte en una oportunidad para que las parejas redescubran su intimidad. Es cierto que las relaciones cambian, pero también lo hacen las expectativas. El placer adquiere nuevos matices”, explica Martínez.

Cumplir 50 años ha dejado de ser un estigma. En España, hay más de 8 millones de mujeres mayores de 45 años. Mujeres que sufren la falta de referentes en la vida, y también en el cine, donde se construyen los sueños. “El deseo y la sexualidad se atribuyen exclusivamente a los hombres maduros. La gente piensa que nosotras ya no deseamos y que tenemos relaciones sexuales con poca frecuencia, pero nadie se ha preocupado por averiguar cómo somos realmente. El cine debería mostrarnos más y hablar más sobre las mujeres de nuestra edad, porque todas llegarán a esta etapa”, reflexiona Rosa Ochoa, de 51 años. “Se ha perpetuado la idea de que el deseo sexual está reservado para los jóvenes. Esta percepción, sumada a la invisibilidad social de las mujeres mayores, hace que muchas se sientan inseguras si no experimentan el deseo de la misma manera que antes”, añade Martínez.

Durante la menopausia los niveles de estrógeno y testosterona, dos hormonas clave en la respuesta sexual, disminuyen. “No hay dos personas que vivan esta etapa de la misma manera. La sintomatología puede variar significativamente de una paciente a otra, dependiendo de factores sociales, culturales y psicológicos. La sexualidad en esta fase es diferente entre las mujeres, y la satisfacción emocional con la pareja influye en esta experiencia”, explica Ángel Herranz, especialista en obstetricia y ginecología del Hospital Universitario Infanta Sofía. “Algunas mujeres se sienten culpables por no experimentar el mismo deseo sexual hacia su pareja habitual. Muchas no nos consultan, creyendo que esto es lo normal. A pesar de la falta de deseo y de los problemas de sequedad vaginal que pueden surgir, es importante que las mujeres sepan que las relaciones sexuales con penetración vaginal o el uso de juguetes sexuales son beneficiosos para su salud. Estas prácticas mejoran la oxigenación de los tejidos y su elasticidad, contribuyendo a una mejor salud vaginal”, añade.

Conocer la menopausia y sus síntomas puede ser fundamental para llegar a ella con los deberes hechos. “Hay un gran desconocimiento sobre los tratamientos vaginales. El uso de estrógenos tópicos, que están financiados por el sistema público, es uno de los métodos más eficaces y debe realizarse de forma regular y constante. Además, los cosméticos vaginales, como los hidratantes y lubricantes, ayudan a que las relaciones no sean dolorosas mientras los estrógenos comienzan a hacer efecto”, recomienda el Dr. Herranz.

“La menopausia no me ha robado mi sexualidad; simplemente me ha enseñado a cuidar mejor de mí misma. Ahora disfruto del sexo de una manera más consciente. No tengo que seguir las reglas de nadie, solo las mías, y eso es muy liberador”, concluye María.

La menopausia de hoy ha dejado atrás la vergüenza.

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