Los profesores británicos Michelle K. Ryan y Alexander Haslam de la Universidad de Exeter se pusieron a analizar en 2004 los resultados económicos de las empresas del FTSE 100 antes y después del nombramiento de nuevos directivos. Se toparon con una evidencia llamativa, una tendencia: las empresas que eligieron mujeres directivas llevaban obteniendo malos resultados en los cinco meses anteriores a su nombramiento. Con esos datos y jugando con el conocido como “techo de cristal” acuñaron el término “acantilado de cristal”. Buscaban ilustrar la idea de un acantilado con un borde invisible y que, por tanto, no permite percibir el peligro de precipitarse hacia el fracaso al ser los objetivos iniciales, inalcanzables.
En democracia solo mujeres han liderado la cartera de Vivienda. Ni un solo hombre ha sido ministro. María Antonio Trujillo (2004-2007), Carme Chacón (2007-2008), Beatriz Corredor (2008-2010) y ahora, Isabel Rodríguez que llegó al Ministerio en esta última legislatura, en la anterior, fue ministra de Política Territorial y portavoz del Gobierno. Tiene fama de mujer trabajadora y válida, según quienes la conocen, pero ha sido su labor en su actual cartera la que ha provocado peticiones continuas de dimisión. ¿Es posible que a la ministra le ofrecieran un puesto complicado y cuya gestión estaba condenada al fracaso? ¿Se pasea Rodríguez por un acantilado de cristal?
Cierto es que ha hecho declaraciones muy desafortunadas como cuando para mostrarse partidaria de que se regulasen los pisos turísticos se preguntaba en Málaga: “Si los malagueños no tienen un lugar donde vivir, ¿quién va a atender a esos turistas? ¿Dónde se van a alojar los camareros que sirven un vino y un espeto? ¿Dónde estarán los hijos de quienes barren estas calles?”. Toda una declaración de intenciones y que soliviantó a medio país. También ha tenido su propia agenda y ha decidido con quién se reúne y con quién llega a acuerdos. Sin embargo, y a pesar de que las movilizaciones contra la vivienda han colocado a este problema en primera plana, fue en la legislatura anterior cuando salió adelante una ley descafeinada que pretendía poner un parche a un problema nacional. Parece que es su gestión en este Ministerio por el que Rodríguez será recordada y donde se juega su credibilidad y habilidades políticas de cara al público.
Los hombres no quieren tomar las riendas en momentos delicados
Beatriz Bonete, socióloga experta en Género e investigadora Social cree que puede leerse de muchas formas esa idea de que hay más probabilidad de que las mujeres lleguen a puestos de liderazgo o dirección en épocas de crisis. Las negativas: que los hombres no quieren tomar las riendas en momentos delicados o de incertidumbre (en las que todo apunta a que la empresa o la política no va a ir en su favor), y las mujeres “aprovechan” para “tocar” ese techo de cristal, aunque se vayan a hundir con el barco. “Para mí, hay una visión constructiva de por qué las mujeres acceden a hacerse cargo de situaciones complicadas. Creo que tiene que ver con que somos más conscientes de que la vida es compleja y que por tanto, no todo es éxito o fracaso. Que en situaciones de crisis, también se pueden llevar a cabo buenas prácticas de negociación, establecer comunicación con otras personas implicadas…En resumen, intentar “navegar” la situación, aunque al final salga mal”.
Figura de consenso y manchega
A Paola Aragón, periodista experta en Feminismos, no le cuadra esta idea del acantilado de cristal en el caso de Rodríguez y cree que se puede pecar de cierto paternalismo al plantearlo, al pensar que nos instrumentalizan a las mujeres. “Me parece más bien al contrario. El Partido Socialista ha sido pionero en poner mujeres al frente de ministerios importantes. No me choca que sea una mujer, lo hemos visto en otras legislaturas del PSOE. En este caso concreto creo más bien que buscaban una figura de consenso, tenía muchos años de trayectoria política, no había tenido especiales confrontaciones con nadie, había ocupado la portavocía de Gobierno, venía de Castilla-La Mancha, que en uno momento de tensiones con Emiliano García Page no estaba mal poner a alguien de la región para tender lazos con la ciudadanía de allí”, explica.
Quedar bien con el empresariado y los inversores inmobiliarios
Aragón piensa que el PSOE “no tenía intención de abordar de forma profunda la legislación en materia de vivienda. Lo demostró la legislatura pasada con la ley que salió adelante gracias a las presiones de Unidas Podemos y fue una legislación muy precaria e inicial que ofreció muchas resistencias. Creo que pretendían continuar por esa senda y poner una figura con reputación, que quedase bien con el empresariado y los inversores inmobiliarios. Ella encarna ese enfoque, ella es también pequeña propietaria y lo mismo se buscaba así la empatía con cierto sector poblacional”, explica.
Bonete considera que a la ministra Rodríguez “le va a tocar lidiar con un tema muy difícil de resolver. Y claro que piden su dimisión. Porque en política también se tiene esta concepción binaria del éxito o el fracaso. Pero la política (afortunadamente) es mucho más. Y será importante abrir nuevas vías de comunicación con movimientos ciudadanos y vecinales, pero también entender las nuevas tendencias del turismo y cómo afectan a la vivienda, diseñar programas de intervención que garanticen la accesibilidad de todas las personas (no solo de las que puedan hacer frente a una hipoteca). Hay muchas cosas que hacer. Muchos frentes abiertos. Creo que las mujeres somos más valientes a la hora de afrontar este tipo de situaciones y entender que cualquier situación puede ser un espacio de aprendizaje. El barco se puede hundir pero a nosotras, que nos quiten lo bailao“, finaliza.