Han pasado siete meses desde que una narcolancha arrolló mortalmente a dos guardias civiles en el puerto de Barbate (Cádiz). Y todos los elementos están claros. El piloto de narcolancha, el marroquí Karim El Baqqali —huido de la justicia desde la tragedia— se entregó este jueves, fue puesto a disposición judicial, admitió que era él quien estaba a los mandos de la embarcación y quien se llevó por delante a los dos agentes. Dijo al juez que fue “un accidente”, que no quiso matar a nadie. El juez decretó su ingreso en prisión por dos presuntos delitos de asesinato y la madre de uno de los fallecidos compareció ante los medios para expresar su dolor y su rencor.
Paqui Gómez, madre de Miguel Ángel González, uno de los guardias civiles que perdió la vida, acudió al juzgado de Barbate con sentimientos “encontrados”. Por una parte, con “la alegría de que se va a hacer justicia” y el detenido va a ir a prisión y, por otra parte, con la pena de una madre que, dice, sólo puede estar “en pie” para comprobar que se hace. “Ni perdono ni olvido, me han quitado a mi hijo. Ha dado su vida por España y no me voy a callar”, soltó tras insistir en que no creía la versión del detenido, porque en los vídeos se ve como la narcolancha arremete varias veces contra la patrullera.
“Accidente” vs “pasaron tres veces”
“Está claro que no es así. Hay muchas pruebas”, afirmó con toda contundencia tras relatar que sobre su hijo “pasaron tres veces” y que, además de a él y a su compañero David Pérez —que también falleció por el impacto— pudieron haber matado a los otros cuatro guardias civiles que iban en la patrullera.
El detenido, por su parte, insistió en que contó “toda la verdad”, y que fue “un accidente”, además de pedir perdón a las víctimas y sus familias, según explicó su abogado, quien, en la madrugada del jueves, le acompañó cuando se entregó a la Guardia Civil en la playa de la Hierbabuena de Barbate.
Según las fuentes, su versión es que que cuando ocurrieron los hechos llevaba un mes en el mar y varios días sin dormir, a bordo de una narcolancha en la que su función no era ser piloto. Aquel día la narcolancha fue al río Guadalquivir a repostar combustible. Y allí, según su versión, el piloto de la “goma” se marchó. Después —aseguró— la organización le presionó y amenazó para que cogiera los mandos de la narcolancha y la llevara a Barbate.
Según esta misma versión, tuvo miedo e intentó marcharse cuando aquella noche vio la embarcación de la Guardia Civil, que acudió a la bocana del puerto para identificar a las tripulaciones de las cinco narcolanchas que se habían refugiado allí del temporal. Y fue al intentar huir fue cuando se cruzó en su camino la lancha de la Guardia Civil.
“Un cuento chino”
Para el abogado de la acusación popular Jorge Piedrafita, esa versión es “un cuento chino” y aseguró a EFE que “contradice” lo que se ve en los videos grabados de la escena y los informes de la Guardia Civil, en los que se constata que la embarcación embistió hasta seis veces la lancha de los agentes.
El Baqqali dice que pensaba que la colisión no tuvo consecuencias con la patrullera y que sólo al llegar a Marruecos se enteró de que habían muerto dos agentes. “Yo no soy un asesino”, dijo varias veces en su declaración, en la que explicó que no se había entregado antes porque ha recibido amenazas del mundo del narco y tenía miedo por su mujer, que estaba embarazada. Durante este tiempo, añadió, no podía dormir por lo ocurrido y ha sufrido ansiedad.