A las puertas del Vaticano, uniformados con trajes de vivos colores renacentistas, los miembros de la Guardia Suiza Pontificia simbolizan la historia, la lealtad y la protección del Santo Padre.
La Guardia Suiza tiene una gran relevancia en lo que respecta a la vida en el Vaticano. Sin ir más lejos, la estamos viendo todos los días custodiando el cuerpo del Papa Francisco recientemente fallecido. Sin embargo, tras casi 500 años de historia, esta institución se encuentra en el centro de un creciente debate: ¿Por qué las mujeres siguen sin poder formar parte de este cuerpo militar?
A pesar de los avances en equidad de género en otros cuerpos armados de Europa, la Guardia Suiza mantiene una normativa exclusivamente masculina, una decisión que genera críticas tanto dentro como fuera del ámbito eclesiástico. El veto no solo choca con los valores de inclusión que la Iglesia abandera, sino que también plantea dudas sobre el futuro de un cuerpo que cada vez tiene más dificultades para reclutar efectivos.
Una tradición de siglos, bajo presión
Fundada en 1506 por el Papa Julio II, la Guardia Suiza ha sido responsable de la seguridad del Pontífice durante más de cinco siglos. Está compuesta únicamente por hombres suizos, católicos, solteros, sin antecedentes penales y con una edad comprendida entre los 19 y los 30 años. Además, deben haber completado previamente un entrenamiento militar en Suiza, haber servido en el ejército y estar en buenas condiciones físicas y psíquicas.

Este grupo, que hoy en día cuenta con unos 135 soldados, combina funciones de protocolo y seguridad, y es uno de los cuerpos más antiguos en activo del mundo. Pero su estricta normativa excluye a las mujeres, argumentando razones históricas, religiosas y logísticas. El uniforme, la convivencia en el cuartel y la tradición son algunos de los argumentos más utilizados para justificar esa exclusión.
Sin embargo, en pleno 2025, muchas voces dentro del ámbito eclesiástico y laico se preguntan si este criterio sigue siendo válido.
¿Un cambio en el horizonte?
En los últimos años, varios parlamentarios suizos, así como organizaciones feministas y defensores de la igualdad, han instado al Vaticano y a las autoridades del cuerpo a reconsiderar su postura. Incluso en Suiza, donde el ejército nacional acepta mujeres desde hace tiempo, la permanencia de una normativa tan restrictiva en el seno de la Iglesia católica resulta cada vez más difícil de defender.
Además, la propia Guardia Suiza ha comenzado a experimentar ciertas transformaciones. Uno de los ejemplos más notables es el proyecto para renovar su cuartel general, adaptándolo a un modelo que permitiría la presencia femenina en el futuro. Si bien este paso no implica una apertura oficial, ha sido interpretado por muchos como un gesto que podría allanar el camino para el ingreso de mujeres en los próximos años.
No obstante, desde el Vaticano la postura sigue siendo ambigua. Algunas autoridades han expresado que “la tradición debe respetarse”, mientras que otras reconocen que el debate está sobre la mesa, pero que no hay una decisión definitiva.
El dilema de la identidad
Uno de los argumentos más repetidos por quienes se oponen a la inclusión de mujeres es que la Guardia Suiza no es simplemente un cuerpo militar, sino también un símbolo profundamente arraigado en la identidad y ceremonial del Vaticano. Modificar su composición implicaría, según los más tradicionalistas, alterar el legado histórico y espiritual que representa.
Frente a esta visión, quienes apoyan el cambio señalan que la identidad no puede ser excusa para la discriminación, y que la Iglesia debería dar ejemplo abriendo espacios igualitarios, sobre todo en instituciones de tanta visibilidad internacional como esta.
El Papa Francisco, recientemente fallecido, fue uno de los grandes defensores de la inclusión de la mujer en la Iglesia. Ahora todo dependerá del próximo sucesor, que podría ir en una línea más progresista y relacionada con el Papa Francisco, o por el contrario en una línea más conservadora.
No obstante, cabe destacar que ya en 2022 desde el Vaticano se informó que se haría una reconstrucción de los cuarteles para que pudieran admitir a mujeres dentro de la Guardia Suiza a partir de 2027. Sin embargo, aún no se ha actualizado la información sobre la situación de esta reestructuración de cuarteles.
Entre la fidelidad al pasado y la mirada al futuro
Mientras el mundo avanza hacia la igualdad de oportunidades, la Guardia Suiza sigue siendo una de las últimas fortalezas exclusivamente masculinas dentro del Vaticano. La presión internacional y los cambios sociales están obligando a la Iglesia a revisar su postura, pero aún queda camino por recorrer.
El dilema de la Guardia Suiza y el acceso de las mujeres no es solo una cuestión de logística o tradición, sino también un espejo de los desafíos que enfrenta la Iglesia católica en su adaptación al siglo XXI. ¿Será 2027 verdaderamente el año en que comiencen los cambios? Por ahora, la historia sigue escribiéndose desde dentro de los muros del Vaticano y con un gran trabajo primordial por delante: celebrar el cónclave y elegir un nuevo papa que sustituya al ya fallecido Papa Francisco.