MUJERES AL FRENTE (VII)

La encomiable tarea de velar por la salud pública y educar a los vecinos en ella

Impulsora y coordinadora del Projecte Riu, Dory Aviñó desarrolla una intervención comunitaria a través de la que promociona la salud, la accesibilidad y utilización de servicios sanitarios en entornos vulnerables

Dory Aviñó, del Projecte Riu
Dory Aviñó, del Projecte Riu Dámaris Fernández

El Raval y Carrascalet, en Algemesí, son dos de los barrios más pobres de España. Ahora, además, la DANA se ha cebado con ellos. El municipio de la Ribera se encuentra en el vértice entre el río Magro y el Júcar, y las casas de las personas más vulnerables se sitúan pegadas al barranco que se desbordó el pasado 29 de octubre. Completamente destruidas, precintadas y vacías, incluida la escuela pública del Raval, sus habitantes vagan por el poblado en busca de víveres. Como decía su alcalde, José Javier Sanchís, la localidad es «muy llana», por lo que es fácil que se acumule agua en sus calles, ya que el alcantarillado «no está preparado para absorber lluvias torrenciales».

Y así fue. Con una población de 27.000 habitantes, Algemesí sufrió la fuerza de las lluvias torrenciales que recogía el río Magro, que trataba de “desembocar” en el Júcar inundando el municipio a su paso. La ferocidad con la que bajaba el Magro incluso ‘doblegó’ al Júcar, provocando retrocesos de agua en esa confluencia entre ríos que tiene lugar al sureste de Algemesí. La Conferencia Hidrográfica del Júcar decretó la alerta hidrológica por la crecida de caudal a las 17:35 horas del martes.

El ayuntamiento trató, con sus escasos medios, de evacuar el barrio del Raval, una de las zonas más vulnerables, ya entonces, pero resultó imposible. El propio alcalde reconocía, en un vídeo que publicó de madrugada en sus redes sociales, que era humanamente imposible ofrecer toda la ayuda que necesitaba la ciudad. Se vieron sobrepasados por el caos. El agua y el barro abandonaron el cauce del río, que se quedó pequeño para el caudal que transportaba, y se adentraron súbitamente en el casco urbano, ensañándose con las casas, ya de por sí en pésimas condiciones, más humildes del Raval.

Las casas del Raval, en Algemesí, pegadas al río Magro han tenido que ser evacuadas

Las casas del Raval, en Algemesí, pegadas al río Magro han tenido que ser evacuadas

Explicar, enseñar y educar en salud pública

En mitad del caos de barro y deshechos, una mujer pega carteles (folios plastificados) en las calles. Están en castellano, en valenciano y también en árabe. En ellos aparecen desde puntos de distribución de productos hasta horarios de entrega de comidas, pero sobre todo lo que hay son “recomendaciones de salud pública”. Quien los coloca y distribuye es Dory Aviñó, investigadora en el Centro Superior de Investigación en Salud Pública.

“Trabajo en el Centro de Salud Pública de Alzira en colaboración con el Ayuntamiento de Algemesí y he desarrollado el “Projecte RIU: un riu de cultures, un riu de salut” para promover la accesibilidad y utilización de los servicios sanitarios en entornos en situación de vulnerabilidad social siguiendo un modelo experimentado en otros contextos vulnerables: medio penitenciario, comunidad gitana y población inmigrante“, explica a Artículo14. Aviñó utiliza ciclos continuados de “captación y formación-acción de personas con perfil de liderazgo como estrategia para desarrollar un proceso grupal y comunitario”; es decir: ella no sólo informa sobre las recomendaciones de salud pública, sino que forma a “agentes locales” que se encargan de velar por ella y de enseñar al resto de vecinos.

La formación de agentes de salud tiene como resultado que a Dory Aviñó la acompañen cuatro personas, habitantes de Algemesí, que sensibilizan a la población sobre la importancia de las medidas básicas de higiene, especialmente en momentos como este. “Hay un mensaje primordial y claro: el agua estancada y el barro son foco de bacterias y pueden producir infecciones”, asevera la investigadora, que reparte mascarillas FPP2 y guantes a cualquier persona con la que se cruza.

Dory Aviñó junto a algunos de sus "agentes locales" en el barrio del Raval, en Algemesí

Dory Aviñó junto a algunos de sus “agentes locales” en el barrio del Raval, en Algemesí

“El fango lleva muchos días (dos semanas), y está ocasionando un problema de bacterias: entre el agua estancada, los restos tóxicos de los coches, las gasolinas, los animales muertos, las personas fallecidas… El río ha arrastrado todo tipo de deshechos y aquí no han entrado las máquinas, y mucho menos en el Raval. Se ha avanzando mucho gracias a la maquinaria pesada y a los voluntarios, pero todavía hay grandes problemas y la gente no lo entiende”, afirma mientras señala a una niña de apenas 10 años en chanclas, pijama y sin mascarilla.

Las recomendaciones son básicas: no se puede beber agua del grifo, tampoco para cocinar o para lavarse los dientes; sólo agua embotellada. Hay que lavarse las manos siempre antes de comer o manipular alimentos, y no se puede beber ni comer nada que haya estado en contacto con el barro. Las latas y conservas hay que hervirlas durante dos minutos y después dejar que se sequen. “Pueden parecer consejos básicos, pero la gente es muy humilde y tiene hambre, y desconocen ciertas nociones básicas de higiene”.

El problema de las alcantarillas

“Nosotros hemos traído todo lo necesario, gracias a las donaciones de la Fundació Fisabio [perteneciente a la Generalitat Valenciana]. Los agentes, que han recibido cursos y talleres, nos acompañan en estas acciones comunitarias, y gracias a la disponibilidad de la gente podemos llegar a un gran número de personas”. Mientras hablamos, un vecino empieza a golpear con un palo el interior de una alcantarilla: en vez de barro, pareciera que alguien ha echado cemento. Está absolutamente atascada, dura, y lo único que sale al golpearla es polvo.

Las recomendaciones de higiene y alimentación distribuidas por Dory Aviñó

Las recomendaciones de higiene y alimentación distribuidas por Dory Aviñó

El alcantarillado bloqueado va a suponer un problema no sólo presupuestario, sino un factor nuevo de miedo: si vuelve a llover, será imposible que se recoja el agua de lluvia. Pero a este se suman otros problemas como el de las basuras: también se les explica a los vecinos que deben separar su basura y depositarla en los contenedores que encuentren, toda junta, para favorecer su gestión y retirada. “No se puede tirar barro a las alcantarillas y no se puede tirar basura a lo que el río ha arrastrado: los residuos deben gestionarse de forma diferente. De igual forma, nadie debe tocar ningún animal muerto, porque es uno de los focos más graves de infección”.

Dory Aviñó insiste en que con ciertas medidas es fácil evitar tanto enfermedades gastrointestinales como respiratorias, que suelen abundar en zonas de inundaciones. “Ni las personas mayores ni los niños ni las personas embarazadas o enfermas deberían salir a la calle, ni mucho menos limpiar. Llevamos dos semanas con esta situación y empezamos a ver problemas graves. “La ropa tiene que cubrir todo el cuerpo, especialmente para protegernos del barro y los mosquitos, y las botas deben ser de goma, para que no entre agua ni nos hagamos daño. Este pueblo ya ha sufrido bastante: es importante que no lo hagan más”.

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