La campaña la protagoniza una veintena de mujeres reales con cánceres reales. Son sus voces las que nos cuentan un proceso difícil cuyas consecuencias permanecen incluso después de la operación, cuando el cáncer ya no está.
Hoy ve la luz. A dos días de que el mundo se tiña de rosa para apoyar el cáncer de mama, ellas reivindican el marrón: el marrón del diagnóstico, el marrón del tratamiento, el marrón del “y después, ¿qué?”…
Es una acción que, sin duda, no tendrá la relevancia de otros mensajes, pero pretende crear una brecha en el discurso que tenemos aprendido sobre el cáncer de mama.
De las pacientes para las pacientes
Lo primero que hay que entender es que tras ellas no hay ninguna gran organización. La idea parte de la cuenta @tetayteta, al frente de la cual está María Rufilanchas, que ha tirado de su oficio de publicista para poder llevar a cabo esta reivindicación. El proyecto cuenta con Irene Baqué a cargo de la campaña audiovisual, Hey Studio diseñando la web y Molaría en la dirección creativa. Pero claro, un paso importante ha sido financiar la campaña, tener el dinero para poder lanzar el mensaje. Y eso se ha logrado haciendo una hucha virtual. En los comentarios de la web goteo.org, la elegida para las donaciones, vemos que muchas de las aportaciones llegaron de quienes fueron en su día pacientes con cáncer de mama que no se veían representadas en el discurso mayoritario.
Antes de hacer la aportación, un mensaje les daba la bienvenida: “¿Alguien ve (o lee) dolor, vértigo, miedo, cansancio, sufrimiento, incertidumbre, quimioterapia, duelo, precariedad, infierno, pérdida(s) insomnio, desigualdad o muerte? ¿Alguien ve enfermedad? No. Porque el Día contra el Cáncer de Mama lo han construido las marcas cada octubre a través de campañas y el dolor no vende. Desde 1992 (año en que nació el pinkwashing), la enfermedad ha sido edulcorada, romantizada e infantilizada con un único objetivo: capitalizarla.”
En veinte días de crowdfunding, del 20 de agosto al 9 de septiembre, lograron recaudar 31.396 euros. Hubo quien dio cinco . Hubo quien dio mil. Eso es lo de menos. Porque 1098 personas consideraron que la causa era lo bastante importante como para dar dinero. Por eso, una cosa que merece la pena hacer es pararse a leer los mensajes de ánimo que acompañaban a muchas de las donaciones. Quizá este, de Nuria Gómez, resuma el sentir general: “Que nos vean con realismo…nada de visión rosa de la enfermedad. GRACIAS”.
Gracias a ese dinero se ha creado una campaña audiovisual, con una pieza larga y varias cortas y se ha trabajado en una web 100% científica en la que aquellas que lo necesiten puedan encontrar información veraz y no solo lazos rosas.
Porque el positivismo está bien. Pero si el color marrón viene en la caja de pinturas… es porque en ocasiones es el único que refleja la realidad.