En un mundo cada vez más digitalizado, donde el teletrabajo ha cobrado una relevancia sin precedentes debido a la pandemia de COVID-19, José Elías Navarro, influyente figura del ámbito empresarial español, ha compartido una perspectiva que desafía la visión comúnmente aceptada sobre esta modalidad laboral. Navarro, ingeniero técnico industrial y fundador de varias empresas, ha expresado con contundencia que el teletrabajo en España, lejos de ser la panacea que muchos creen, podría volverse en contra de los trabajadores españoles.
José Elías Navarro inicia su argumentación afirmando que “el teletrabajo en España no es tan idílico como todos piensan”. Aunque reconoce que el teletrabajo se ha presentado como una medida de conciliación laboral y familiar, su análisis va más allá de las ventajas superficiales que se le atribuyen. Según él, cuando el teletrabajo se extiende a toda la semana, puede convertirse en una trampa para los trabajadores. La competencia global se intensifica y los costes laborales se convierten en un factor decisivo que no favorece a los empleados locales.
La competencia global: una desventaja oculta
Uno de los puntos centrales de la argumentación de José Elías Navarro es la competencia laboral a nivel global. En sus palabras, “cuando buscas una empresa que ofrezca teletrabajo al 100%, lo que haces es ponerte en competencia con un tío que vive en Venezuela, India, Argentina…”. Este planteamiento revela una problemática significativa: los trabajadores en países con costos de vida más bajos pueden ofrecer sus servicios por una fracción del costo de un trabajador en España.
El teletrabajo no es tan idílico como todos piensan.
Es una medida en contra de los trabajadores:
Siempre hablamos de lo bueno y necesario que es el teletrabajo.
Parece una medida de conciliación y hasta cierto punto lo es.Pero si es el teletrabajo ocupa toda la semana, estás… pic.twitter.com/aD29SrS9VW
— Jose Elías Navarro (@jose_elias_nvr) May 10, 2024
Para ilustrar esta situación, José Elías Navarro utiliza un ejemplo contundente. Un trabajador en España puede costar alrededor de 4.000 euros al mes a su empleador, mientras que un profesional con habilidades similares en países como Venezuela o India podría ofrecer sus servicios por tan solo 150 euros al mes. Esta disparidad crea una presión inmensa sobre los empresarios españoles, quienes, para mantenerse competitivos, se ven tentados a recurrir a la mano de obra más económica disponible en el mercado global.
El dilema de los empresarios y el impacto en los teletrabajadores
José Elías Navarro continúa su exposición señalando que esta situación no depende exclusivamente de la voluntad de los empresarios. “Llegará un momento en que si yo no hago caso a estas ofertas, mi competencia lo hará. Y cuando lo haga, baje las ventas y se lleve al cliente, yo estaré obligado a hacerlo también”, afirma. En este sentido, la globalización del teletrabajo impone una dinámica en la que la reducción de costos se vuelve una necesidad para la supervivencia empresarial.
Esta competencia por costes laborales más bajos puede llevar a una degradación de las condiciones laborales y salariales en España. Un fenómeno que José Elías Navarro considera inevitable en un contexto donde la contratación remota se convierte en la norma. “Ya no es un tema que dependa de mí o no. Depende de más de lo que buscan los trabajadores”, añade, subrayando que las preferencias de los empleados por el teletrabajo en España pueden, paradójicamente, resultar en su propio perjuicio.
El impacto de esta dinámica sobre los trabajadores es claro y preocupante. José Elías Navarro concluye que, cuando se compara a dos personas con las mismas habilidades pero con costos notablemente diferentes, “el que vale más está jodido”. Este escenario plantea un dilema para los empleados en países con salarios relativamente altos, como España, que ven cómo su valor en el mercado laboral se erosiona frente a la competencia de países con menores costos de vida.